Pocas veces un derbi de Manchester dejó tan satisfecho tanto al vencedor como al perdedor. El Manchester United, muy criticado tras su pésima racha de resultados, que incluye las derrotas ante Blackburn y Newcastle, logra una victoria en el campo de su acérrimo rival y venga en cierta forma la afrenta que supuso el 1-6 en Old Trafford en liga. El City sale reforzado tras una excelente segunda parte en la que, a pesar de jugar con 10 hombres, acabó apretando al United y acumulando ocasiones para lograr el 3-3 y llevar la eliminatoria al «replay».

 

La noticia antes del partido fue el fichaje hasta final de temporada de Paul Scholes por parte del United. El inglés, que se retiró en verano, le propuso a Ferguson volver al equipo para ayudarle ante las numerosas bajas y el técnico escocés no lo dudó un segundo. Lo más sorprendente es que Scholes ya estuvo en el banquillo en el día de hoy y acabó jugando media hora.

 

La acción decisiva del partido llegó a los 12 minutos. El árbitro, Chris Foy, expulsó al capitán Vincent Kompany por una entrada con los pies por delante sobre Nani, al que no llegó a tocar. Un minuto antes, Rooney había puesto por delante al United con un excelente gol marca de la casa. El inglés recibió entre líneas, abrió a la derecha para Valencia y esprintó hacia el área para rematar el centro del ecuatoriano. Su cabezazo se coló por la escuadra del rumano Pantilimon, titular en la meta del City esta tarde.

 

La expulsión de Kompany tuvo un efecto demoleador sobre el City. Fue como un directo a la mandíbula que dejó al equipo tendido en la lona hasta el descanso. Ese tiempo lo aprovechó el United para sentenciar el partido. A la media hora de juego, un centro de Patrice Evra desde la izquierda fue desviado por la defensa, pero Danny Welbeck realizó un esfuerzo acrobático para enviar su volea lejos del alcance de Pantilimon.

 

Por si no fuera poco, a cinco minutos de la pausa, Aleksandar Kolarov cometió un claro penalti sobre el propio Welbeck. Costel Pantilimon detuvo el lanzamiento de Rooney, pero el inglés aprovechó el rechazo para poner el 0-3 con el que se llegó al descanso.

 

Sin embargo, en la segunda parte renació el City y a punto estuvo de igualar el partido. En el descanso, Mancini hizo dos cambios extraños pero que resultaron providenciales. Dos hombres de ataque, Adam Johnson y David Silva, fueron sustituidos por dos defensas, el central Stefan Savic y el lateral Pablo Zabaleta. Eso permitió al City ganar solidez defensiva y gozar de mayor posesión en la segunda parte.

 

Cuando solo habían transcurrido tres minutos del segundo acto, el lateral Kolarov enmendó su error anterior transformando una falta desde el carril derecho, su lugar favorito. Cuando todavía faltaba media hora de juego, Sergio Agüero recortó distancias todavía más. Lindegaard detuvo su primer disparo pero el argentino aprovechó el rechazo para poner el 2-3. La jugada comenzó tras un error grave de Paul Scholes, que había salido al campo minutos antes en sustitución de Nani.

 

A pesar de esta con un hombre menos, el City puso cerco a la portería del United en los compases finales y a punto estuvo de empatar. La jugada polémica llegó a falta de cinco minutos, cuando un pase atrás de Kolarov desde dentro del área fue rechazado por Phil Jones. El balón tocó en el pecho del defensor del United y luego rebotó en su mano. La mejor muestra del nerviosismo imperante en la zaga del United fue la agria discusión que mantuvieron los dos centrales el día de hoy, Ferdinand y Jones, tras un desajuste defensivo.

 

Ambos equipos se marcharon del terreno de juego satisfechos pero lo cierto es que el futuro de unos y otros no pinta especialmente bien. En 48 horas y con mucho cansancio acumulado, el City deberá afrontar el partido de ida de la semifinal de la Carling Cup ante el Liverpool. Lo hará sin los hermanos Touré, en la Copa de África, y sin Kolarov, que estará cuatro partidos de sanción, por lo que se perderá también el partido de vuelta.

 

Tampoco las perspectivas para el United son muy halagüeñas a pesar de la victoria. El regreso de Scholes es un síntoma de la escasez de jugadores del United tras una pésima gestión de fichajes en verano. A pesar de que Scholes supondrá una inyección anímica para el equipo y una opción más para el centro del campo, resulta difícil imaginar que un jugador retirado pueda representar la respuesta a todos los males que acucian al United desde el famoso 1-6 de Old Trafford.