Luego del parón por las eliminatorias para la Copa del Mundo de Brasil, en el Stadium of Light se reiniciaba la Premier League. Debido a estos juegos internacionales, Ferguson le dio descanso a Rio Ferdinand, Wayne Rooney y Patrice Evra, y también pensando en el juego del lunes por el paso a semifinales de la FA Cup ante Chelsea.

 

Sunderland, con la baja de su figura Steven Fletcher hasta el final de temporada (además de la de Lee Cattermole), depositó sus esperanzas de gol en Danny Graham, quien llegó del Swansea en enero pero no ha figurado como se esperaba. Aunque no toda la responsabilidad es de él. Los Black Cats en la parte ofensiva tienen muy poco arsenal. Si Stephane Sessegnon no está encendido, prácticamente se da por descontado que las opciones de anotar bajan drásticamente.

 

En los primeros minutos, Manchester United abrió mucho la cancha por la banda izquierda, donde Ashley Young se pegaba a la línea lateral y el Sunderland no podía detenerlo. Anderson, Carrick y Kagawa manejaban el medio campo del United con comodidad buscando los espacios para el primero. Sin embargo, en los primeros 25 minutos ninguno de los arqueros se vio exigido.

 

No fue sino hasta que Robin Van Persie tiró un remate-centro potente al área que desvió Titus Bramble al fondo de las mallas que el United encontró el camino del gol. Van Persie, que solo suma un gol desde el 20 de enero, mantiene su sequía goleadora a pesar de aportar movilidad y generar ocasiones de gol.

 

A Sunderland colectivamente le cuesta mucho crear algo por la falta de jugadores con ese talento, cada subida era un tiro al aire y a esperar que surgiera. La temporada de James McClena y Adam Johnson está resultando especialmente decepcionante.

 

Así se fue el primer tiempo y la segunda parte fue una copia exacta de lo que se había visto. Manchester United dominó y los Black Cats se dedicaron a correr por el campo intentando justificar el sueldo. El United controló el partido, el ritmo y las oportunidades ante un Sunderland que comenzaba a mostrar chispazos aislados de la mano de Sessegnon, pero que nunca pasaron de eso.

 

Ferguson cerró el partido sacando a Anderson por Cleverley. A pesar de los cambios de Martin O’Neill, colocando a los ingleses Connor Wickham y Jack Colback en la parte de arriba, los dos jóvenes no lograron cambiar el curso del partido.

 

Con lo justo, el United ganó tres puntos que le permiten mantener los 15 puntos de ventaja sobre el City con 24 por jugar. Los de Ferguson tendrán ocasión de sentenciar la Premier en su próximo juego en casa, el derbi ante el acérrimo rival ciudadano. Una ocasión para seguir rompiendo récords. El United se ha convertido en el primer club de la historia en ganar 25 de sus 30 primeros partidos en la Premier League. Y sigue con opciones de superar por primera vez la barrera de los cien puntos.

 

Mientras, el Sunderland visitará Stamford Bridge en un durísimo partido que podría acabar de hundir a los Black Cats en el descenso. Las bajas de Fletcher y Cattermole, una pésima racha y un calendario muy complicado sitúa a los Black Cats entre los favoritos para el descenso.