«Lo que no sé, tampoco creo saberlo». Platón
Conocer las limitaciones. Ésta es la base para triunfar en cualquier ámbito de la vida. Conocerse a sí mismo significa saber de lo que cada uno es capaz. Lo mismo ocurre en el mundo del fútbol. El Blackburn Rovers no puede ponerse como objetivo ganar la Premier League, puesto que no están capacitados para ello y sus altas e injustificadas expectativas les llevarán a una caída peor. Asimismo, el Everton tampoco puede tratar de jugar como el Barcelona, porque no tiene los jugadores idóneos para ello.
Este discurso hay dos equipos que han demostrado conocerlo a la perfección, especialmente este último fin de semana: Stoke City y Norwich City.
El Stoke se enfrentó en el Britannia al Tottenham, e hizo lo que lleva haciendo regularmente en las últimas temporadas como local, ganar. Y no solo ganó (2-1), sino que lo hizo «a lo Stoke». Sus dos goles fueron marca de la casa, ambos provenientes de dos centros al área. Quizá su fútbol no sea de salón y se parezca más al rugby que al fútbol, pues, tal como dijo el redactor jefe de LMI en su crónica, «los balones largos y los saques de banda cayeron en el área del Tottenham como bombas». Sin embargo, es de elogiar cómo el Stoke confía partido tras partido en un estilo de juego muy concreto.
Por su parte, el Norwich City hizo algo parecido. A pesar de no tener un estilo definido para todos los encuentros, los de Paul Lambert se adaptan rápidamente a los cambios de sistema. No hay más que ver el partido del sábado ante el Newcastle, al que ganaron por 4-2. Con la ausencia por lesión en la zaga rival de los dos centrales titulares, Steven Taylor (1´88) y Fabricio Coloccini (1´85), reemplazados por los menos corpulentos James Perch (1´80) y Danny Simpson (1´70); Paul Lambert puso a dos hombres poderosos físicamente. Éstos fueron Grant Holt (1´80 de alto y con una espalda prácticamente igual de ancha) y Steve Morison (1´88), una dupla que esta temporada solo había sido puesta en escena dos veces. La apuesta funcionó a la perfección, pues, además de la victoria, los cuatro goles de los «canaries» llegaron tras balones aéreos, así como Holt anotó dos goles y Morison uno.
Trasladando esta filosofía a los jugadores, Oriol Romeu lo personifica perfectamente. El centrocamista español, al igual que su compatriota Sergio Busquets, no hace nada que no sepa que sabe hacer. Juega en corto, en una zona del campo muy concreta, y no suele hacer nada mal. Conoce sus limitaciones. Por eso, difícilmente veremos a Romeu regatear a un rival o intentar pases de 40 metros, porque, simplemente, es consciente de que ésa no es su especialidad. Con esta filosofía, lleva ya seis partidos consecutivos como titular y, lo mejor para él, de seguir así, será titular muchos años en Stamford Bridge.
Todo ello demuestra que lo importante no es saber mucho sobre muchas cosas, sino ser consciente de lo que uno sabe. El Stoke sabe que no puede jugar como el Manchester City, así que no trata de imitarlo, simplemente juega como sabe que sí puede hacerlo.