Sabemos que la Premier League es una liga muy competitiva, con distintos equipos asomándose a la candidatura por el título a medida que pasan los años, en parte debido a la llegada de grandes inversores internacionales. En ésta última década, cinco equipos se han ido alternando en la lucha por el título: Manchester United, Chelsea, Arsenal, Liverpool y Manchester City. Y luego siempre está el Tottenham. Año tras año, tratando de entrar en ese selecto grupo, fichando entrenadores de renombre e invirtiendo grandísimas cantidades en el mercado de fichajes.
Por alguna extraña razón, le tengo cierta simpatía a los Spurs desde hace años. Es por ello que he querido echar la vista atrás y ver qué se ha hecho y cómo, en el mercado de fichajes. Tratar de entender por qué, a pesar de haber tenido la capacidad y la oportunidad para meter los codos y entrar en ese reducido grupo de equipos aspirantes o, al menos, haber subido un escalón a nivel competitivo, los Spurs siguen aspirando hoy a lo mismo que aspiraban en la temporada 2005-2006: tratar de ser el mejor de los peores, de dar la sorpresa y clasificarse para la Champions League o, como mucho, ganar alguna copa inglesa.

En estos últimos diez años, el Tottenham ha hecho una inversión total en fichajes de 724 millones de euros, lo que hace una inversión media en fichajes de 72 por temporada. Son cantidades propias de uno de los grandes europeos. Pero, como sabemos, no es el caso de los Spurs. Durante esta última década, el club ha ingresado 569 millones de euros en traspasos, lo cual arroja un balance negativo total de 156 millones de euros.
Si analizamos esos ingresos por traspasos, observamos algo realmente significativo: de los 569 millones de euros ingresados en la última década, prácticamente la mitad, 213, se han obtenido con la venta de cinco futbolistas: Gareth Bale (94), Dimitar Berbatov (38), Luka Modric (30), Michael Carrick (27) y Robbie Keane (24).
Observemos ahora los doce fichajes más caros del Tottenham en este mismo periodo:

Sin necesidad de entrar a valorar cada uno de los nombres, podemos concluir que las cantidades pagadas estos futbolistas no se corresponden con su nivel futbolístico. Todos los equipos cometen errores de éste tipo en alguna ocasión, pero los Spurs son ya expertos en equivocarse, tanto en el jugador como en el precio.
De estos doce ejemplos, tan sólo dos jugadores, Moussa Dembele y Erik Lamela, siguen en el club, aunque ninguno de ellos han logrado aún cumplir con las expectativas, y no son ni siquiera titulares fijos en el equipo de Mauricio Pochettino.
Lo más preocupante es el balance económico del resto de los diez jugadores de la tabla, es decir, el precio pagado total (182 millones de euros) en comparación con el precio por el que posteriormente fueron vendidos (70). El balance es de 112 millones de euros de pérdida.
Por otro lado, si echamos un vistazo al número de jugadores contratados, nos sale una media de unos 9-10 jugadores contratados por temporada. Por tanto, año tras año, prácticamente la mitad de la plantilla es nueva. Otro factor determinante que hace de esta política un fracaso prácticamente seguro. En lugar de apostar por la calidad, y contratar cuatro o cinco jugadores de nivel que aumenten realmente la competitividad del equipo, el club parece apostar por la cantidad. Se fichan numerosos jugadores con la idea, probablemente, de que alguno funcionará.
El mismo mal que aquejó al Liverpool tras la venta millonaria de Luis Suárez o al Hull City de la temporada pasada que acabó descendiendo. En las antípodas se sitúan equipos como el Swansea, que integró la temporada pasada a tres o cuatro jugadores que llevaron al equipo a lograr su mejor posición en liga.
Por último, veamos qué resultados se han conseguido en las distintas competiciones, que confirman de manera contundente la nula progresión de los Spurs en estos últimos diez años. Además de la mediocre planificación deportiva, como refleja la escasa continuidad de un proyecto y entrenador, con un total de seis entrenadores en diez años.
Es evidente que, si echamos un vistazo a todos los datos revisados, algo no se está haciendo bien. Daniel Levy, el máximo responsable del club, debería realmente replantearse una redefinición del modelo deportivo, si es que los Spurs quieren, a corto-medio plazo, empezar a codearse con los candidatos al título o, al menos, a ser candidatos a optar por una de las cuatro primeras plazas de la Premier League.
A día de hoy, la sensación que da, ya no el equipo, a nivel futbolístico, sino el club, es de remar a contracorriente, sin rumbo fijo, a golpe de viento. Y así lleva el club una década. El cambio y el foco debe ponerse en la dirección deportiva, desde donde debe reenfocarse la política de fichajes y el modelo de juego del equipo, y construir a partir de ahí. De lo contrario, seguirá mandando el viento. Y no el barco.