El partido se disputaba en el Jan Breydelstadion de Brujas, situado a unos 60 kilómetros de Waregem, debido a que la Uefa no le ha permitido al Zulte jugar en su propio estadio. El duelo se puede decir que comenzó con un ritmo bastante lento. Se podía esperar que el Wigan saliese con algo más de atrevimiento, pero aunque gozaban de bastante posesión se encontraban encerrados atrás con un planteamiento estaba consistiendo en dejar jugar al Zulte Waregem e intentar salir al contraataque. Y así lo había dejado claro el técnico Owen Coyle, poniendo al centrocampista cedido por el Manchester United, Nick Powell de teórico delantero centro y prácticamente utilizando a los extremos Callum McManaman y James McLean como principales referencias ofensivas.
Una de las acciones más reseñables de los primeros minutos fue la falta cometida en el 16 de juego por el centrocampista islandés, ex del Arsenal y del Brentford, Ólafur Ingi Skúlason sobre el irlandés McLean. El encuentro empezaba por momentos a ser soporífero sin ocasiones y sin tener de velocidad.
En el último tramo de la primera mitad el duelo al fin llegaba a tener algo de emoción, ya que el subcampeón de la Belgian Pro League, estaba llegando al área del conjunto inglés. Thorgan Hazard (hermano de Eden y cedido por el Chelsea) desde la media punta llevaba la batuta de la ofensiva, aunque también se apoyaba frecuentemente en los jugadores de banda. El delantero referencia del club belga, Habib Habibou (ex del Leeds United), tuvo un par de buenas oportunidades para adelantar a su equipo, pero no consiguió materializar ninguna y se marcharon al descanso con el resultado inicial y con el Wigan pidiendo la hora.
El segundo periodo arrancó, como era de esperar, con el Zulte llevando la iniciativa. Aunque el minuto 52, el Wigan ejecutaba probablemente la ocasión de gol más peligrosa del encuentro para los de Coyle, cuando por medio de un saque de esquina el defensa cedido por el Stoke City, Ryan Shotton, casi logra marcar en su debut con el equipo propiedad de Dave Whelan.
En el 58 de juego, llegó otra clara oportunidad del gol para el Zulte, por mediación de Habibou. La zaga de los Latics achicaba aguas como podía ante las acometidas belgas, por el momento con éxito. Por momentos el Wigan parecía reaccionar, aunque la superioridad seguía siendo para los locales. En el minuto 65, Owen Coyle se rindió a la evidencia de que tenía que sacar a un delantero en condiciones y optó por el único que tenía en el banquillo, que era Marc-Antonie Fortune, debido a la lesión de Grant Holt.
Se acercaba el final del encuentro, y ni el Zulte con el dominio del mismo, o el Wigan con alguna intentona al contraataque eran capaces de marcar el gol que les hubiese dado tres importantes puntos, en un grupo en el que el favorito es el equipo ruso Rubin Kazan. A pesar de que el partido había tenido un ritmo flojo, en los últimos 10 minutos del tiempo reglamentado más el descuento, el partido entró en una dinámica completamente diferente.
La emoción y la incertidumbre reinaban en el estadio medio vacío pero con un gran ambiente. El juego estaba siendo muy entretenido con ambos equipos yendo de área a área teniendo magnificas ocasiones de gol para cada conjunto. El Zulte continuaba intentándolo pero el portero Scott Carson lo impedía en repetidas ocasiones realizando intervenciones de gran nivel. El tiempo se agotaba, y nadie era capaz de anotar un gol. El Wigan dispuso en el descuento de un par de oportunidades a la contra, pero el los belgas lograron defender de manera sublime.
Finalmente el arbitro del encuentro, el polaco Marcin Borski, pitó el final de un partido partido con dos caras, una fue de de poca intensidad y ritmo bajo y la otra fue algo más vibrante y con cierta emoción. El Zulte jugó un buen encuentro en el que probablemente mereció alzarse con el triunfo, pero que al final ha empatado con un Wigan, que ha dejado claro que tiene que mejorar en ciertos aspectos, pero que sin duda ha disfrutado de su debut en una competición europea.
