Ilie Oleart

El Wigan nos transporta al 73 (0-1)

Toda Inglaterra esperaba que el Manchester City, con todas sus estrellas disponibles y semanas para preparar la final, arrollara al Wigan, que el martes cosechó una dolorosa derrota que le aproxima peligrosamente al descenso. Pero los Latics emularon al Sunderland del 73 y desafiaron toda lógica.

 

FA Cup

Manchester City 0
Wigan 1
Ficha técnica
0 – Manchester City: AHart Kompany, Zabaleta, Clichy, Nastasic, Nasri (Milner, 54), Barry (Dzeko, 90), Silva, Y Toure, Aguero, Tevez (Rodwell, 69).
1 – Wigan: Robles, Alcaraz, Boyce, McCarthy, Maloney, Gomez (Watson, 81), McArthur, Espinoza, Scharner, Kone, McManaman.
Goles: 0-1, m.90: Watson.
En 1973, el Sunderland de Bob Stokoe, entonces en segunda división, se enfrentó en la final de FA Cup al potente Leeds United de Don Revie, un equipo temible que regía con mano de hierro el fútbol inglés y se paseaba con orgullo por Europa. Pero los Black Cats desafiaron a la lógica y se impusieron en aquella final por 1-0. Aquella historia se puede extrapolar a lo sucedido cuarenta años más tarde.
 
El Wigan solo había alcanzado los cuartos de final de esta competición en una ocasión, en 1987. Pero los Latics se burlaron de la historia y pusieron de rodillas a una colección de superestrellas. Controlaron el juego, crearon las mejores ocasiones y se proclamaron justos vencedores. Dijo Martínez tras el encuentro que había visto películas con peores guiones que la historia copera del Wigan. No le falta razón.
 
Como todo buen guión, el del Wigan también tiene un héroe: Ben Watson. El inglés se ha perdido media temporada tras romperse la pierna. Entró en el minuto 81 y fue decisivo. Shaun Maloney lanzó un saque de esquina desde la derecha y su determinación en el remate fue el mejor ejemplo de la que habían mostrado todos sus compañeros sobre el césped hasta ese momento.
 
Contribuyó al gol que Pablo Zabaleta no estaba en su ubicación habitual en el segundo palo. El argentino se convirtió en el tercer futbolista, tras Kevin Moran y José Antonio Reyes en ser expulsado en una final de la FA Cup. Tras ver la amarilla por una entrada sobre Maloney, el argentino se vio obligado a cometer una segunda sobre el eléctrico Callum McManaman que obligó a Andre Marriner a mostrarle la segunda.
 
La derrota deja el futuro de Mancini en el aire y la llegada de Manuel Pellegrini, el técnico del Málaga, parece inminente. Los aficionados del City apoyaron a Mancini, coreando su nombre y dejando patente que el chileno no será bienvenido. Tras el partido, Mancini criticó al club por no desmentir los rumores sobre su futuro. Fácil. Porque los rumores son ciertos. Y el gol de Watson no hará sino acelerar el proceso.
 
Pero eso no debe alejarnos del tema central. El Wigan dio una lección de fútbol en Wembley. Su presión impidió que el City tuviera el balón y que ninguno de sus jugadores brillara. Mancini también tuvo palabras para los suyos, diciendo que su equipo «no corrió mucho». Eso nos remite a la motivación, un asunto que sí le compete. En cuanto a los cambios, Samir Nasri y Carlos Tévez fueron sustituidos a pesar de ser tal vez los mejores de los Citizens. Mancini pasó del 4-2-3-1 al 3-5-2 pero David Silva no entró en juego de ningún modo. Sergio Agüero y Yaya Touré no hicieron acto de presencia.
 
Los mejores dos jugadores sobre el césped costaron menos de lo que pagó el City por Gareth Barry. Shaun Maloney mostró siempre su inteligencia, su capacidad para hallar espacios y adentrarse en terreno rival. Pero todos los proyectores apuntaron a Callum McManaman. Desde la banda derecha, desquició a Clichy y a todos los defensores que intentaron detenerle. A sus 22 años, se ha convertido en una de las grandes promesas del fútbol inglés. Tras lo visto en Wembley, debería acudir con la sub-21 al Campeonato de Europa de este verano. Si Hodgson no le convoca para los amistosos de verano.
 
Ver al Wigan jugar de este modo con media docena de jugadores lesionados, parece inverosímil que estén a un paso del descenso. Roger Espinoza, que protagonizó un partido mediocre ante el Swansea entre semana, se incorporó siempre al ataque para ayudar al centro del campo, mientras que el catalán Jordi Gómez exhibió su inteligencia natural con el balón en los pies.
 
El talón de Aquiles del Wigan esta temporada (y las anteriores) ha sido la defensa. Pero esta vez concedieron pocas oportunidades a los Citizens. Y, cuando llegaron, Joel Robles, que llegó cedido en enero, demostró por qué le ha arrebatado el lugar a Ali al-Habsi.
 
Robles fue providencial para desviar con la punta del pie un disparo de Tévez a bocajarro. Fue la ocasión que pudo haber cambiado el curso del encuentro que, por otro lado, siempre estuvo más cerca del Wigan que de su rival.
 
El innovador 3-4-1-2 de Martínez le permitió controlar el encuentro y disponer de las mejores ocasiones. McManaman tuvo dos claras en la primera parte, primero tras un magnífico pase de Arouna Koné y luego cuando trató de imitar a Ricky Villa, regateando dentro del área a cuanto jugador rival le salió al paso pero no logró imitar al argentino de los Spurs y su disparó topó con un rival.
 
Ahora el problema del Wigan es doble. Primero, ganar al Arsenal en el Emirates el martes para seguir vivo en la Premier League. Y segundo, encontrar un lugar donde guardar el primer trofeo importante de su historia: el DW Stadium no dispone de un lugar específico destinado a conservar trofeos.
 

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Ilie Oleart