En Villa Park se vivió una nueva edición del clásico entre Aston Villa y West Bromwich. Dos conjuntos que estrenaron técnicos en verano, Paul Lambert por los locales y Steve Clarke por los visitantes, y que han comenzado su andadura de forma radicalmente opuesta. Mientras Lambert llegaba tras una sola victoria en seis encuentros, el West Brom tenía la ocasión de igualar con el Everton en el segundo lugar en caso de victoria.

 

A pesar de lo que estaba en juego, ambos técnicos dejaron a algunos de sus jugadores más decisivos en el banco: Darren Bent en el de los locales y Romelu Lukaku en el de los visitantes.

 

La visita comenzó más agresiva y en los primeros minutos Morrison envió suave un doble cabezazo por fuera del arco, en la que fue la primera alarma para los Villanos.

 

El Villa intentó explotar las bandas por medio de Albrighton y Holman, que tiraron centros que no encontraron receptor. Como ya es costumbre, en el minuto19 se rindió homenaje al capitán Stylian Petrov, que sigue luchando contra la leucemia.

 

El juego, prometedor al comienzo, cayó en un receso dado que el tridente atacante del West Brom fue anulado por la zaga villana. Tocó esperar 25 minutos para ver una emoción, un remate de zurda de media distancia de Holman que Foster apenas alcanzó a sacar al córner.

 

El Villa comenzó a tocar por el piso y fue así como el central Ron Vlaar se salió de su posición defensiva y tocó para Christian Benteke, que remató desviado. Fue la primera advertencia que el Villa quería hacer respetar su estadio.

 

Antes del descanso, Holman, el más incesivo en el ataque local, volvió a poner a prueba a Foster, que se convirtió en figura de los visitantes. Y en la más clara ocasión del primer tiempo, Benteke exhibió su egoísmo de delantero y desperdició su oportunidad.

 

El Albion se fue acomodando a su más conocido estilo: sólido en defensa y, a partir de ahí, propuso una salida consistente o un impecable contragolpe. Pero los problemas se le comenzaron a acumular a Clarke en la recta final del primer tiempo. Primero, Brunt hizo un rechazo e inmediatamente pidió el cambio, dándole paso a Dorrans. Y para rematarlo, cinco minutos después, ya sobre el 45, Tamar tuvo que ingresar por Billy Jones, que también cayó lesionado.

 

El West Brom arrancó con fuerza la segunda parte. A los 49 minutos, el colegiado anuló un certero cabezazo de Shane Long por fuera de lugar. Pero solo dos minutos después, Morrison recibió un pase filtrado, hizo el pase de la muerte y Long, esta vez en posición correcta, la empujó a portería.

 

Con el marcador en contra, Holman asumió las riendas de los Villanos, atacando por derecha, izquierda o por el centro, rematando y asistiendo. Pero Benteke siguió desperdiciando todo cuanto podía.

 

Paul Lambert movió el banquillo en busca del empate. N’Zogbia y Bent entraron por Benteke y Albrighton. Los Villanos tomaron el control de la pelota pero el Albion echó el cerrojo, juntó sus dos líneas de cuatro y se dedicó a taponar la salida del Aston Villa.

 

A diez minutos del final, un córner lanzado por Bannan fue mal rechazado por la defensa visitante y el balón quedó muerto en el área. Bent, el más listo del área, empató el encuentro con su gol número 150 en liga.

 

El encuentro finalizó en empate y el West Brom demostró que va a ser un hueso duro de roer durante esta temporada. Por su parte, Lambert afronta una difícil tarea, al frente de un grupo de jugadores con tanto talento como bisoñez. Y la semana que viene, los Villanos viajarán a White Hart Lane para enfrentarse a los motivados Spurs. Mal lugar para enderezar el rumbo.