Alvaro Oleart

Enric Vallés: «Nunca había visto tanta policía como en un Birmingham-Villa»

La Media Inglesa entrevista en exclusiva a Enric Vallés, jugador español del Birmingham City. Con él hemos repasado sus inicios en el F.C.Barcelona, su paso por el NAC Breda holandés y su primer año en el club inglés, así como su experiencia con Alex McLeish y Chris Hughton.

 
El auge del fútbol español durante el último lustro ha provocado la emergencia de una nueva generación de jóvenes muy preparados que no tiene miedo de abandonar su país para labrarse un futuro en otras ligas del continente. Es el caso de Enric Vallés (Puig-Reig, Barcelona, 1/3/1990) que, pese a sus 21 años, ya ha pasado por Holanda e Inglaterra, donde juega actualmente para el Birmingham City.
 
Vallés comenzó a jugar al fútbol a los 5 años en el equipo del Puig-Reig, un pequeño pueblo de menos de 5.000 habitantes situado a 90 km de Barcelona. Cuando tenía nueve años, el Espanyol se interesó por él pero acabó recalando en el FC Barcelona.
 
Actualmente está de baja por una recaída de la lesión que le mantuvo casi toda la temporada pasada alejado de los terrenos de juego. Mientras espera el día de la operación, que se realizará en Londres, ha aprovechado para pasar por Barcelona, donde La Media Inglesa ha tenido ocasión de entrevistarle.
 
Pasar de jugar en el equipo del pueblo a hacerlo en el Barça debió ser todo un cambio.
 
Tuve medio año de aprendizaje, de ver cómo funcionan las cosas, porque me incorporé al equipo alevín de primer año a pesar de ser benjamín todavía. Al final de mi primera temporada, nos ofrecieron a Fran (Mérida) y a mí irnos a jugar torneos por toda España con el equipo benjamín, pues, además de que serían nuestros compañeros el año siguiente, al club le convenía que Fran y yo bajáramos de categoría. Otro de los que también disputó esos torneos con nosotros fue Bojan. Todo lo que conozco de España es gracias a torneos con el Barça. Además, ganamos torneos importantes, como el de Brunete de 2002, en el que participé junto a Bojan y Iago Falqué.
 
¿Cuál ha sido el entrenador que más te han marcado durante tu carrera?
 
Carles Romagosa, al que tuve durante mi estancia como alevín de primer año. No puedo asimilar todo lo que aprendí con él, que fue una barbaridad. También Rodo (Rodolfo Borrell), al que tuve durante mis dos años en el Juvenil B.
 
Tu generación en el Barcelona estaba formada por jugadores a los que se les auguraba un gran futuro desde muy pequeños y sin embargo ninguno ha acabado de explotar. Es el caso de Gai Assulin, Bojan, Iago Falqué, Fran Mérida…
 
Quizá la ansiedad que yo he sentido también les ha hecho rendir por debajo de sus posibilidades. Al menos eso es lo que me ha pasado a mí.
 
Fuiste ascendiendo peldaños en el Barça y llegaste a ser capitán del equipo juvenil.
 
Tras jugar una buena temporada en el cadete, siendo titular y capitán, se abrió la posibilidad de saltar el Juvenil B e ir directamente al Juvenil A, pero finalmente no se dio. La primera temporada fue muy bien, fui importante para el equipo y rendí a buen nivel. Pese a esto, no logré alcanzar el Juvenil A, aunque entrené e incluso fui convocado con ellos durante la primera parte de la siguiente temporada. Entrenaba e iba convocado con el Juvenil A, pero jugaba con el B. Esta situación me hizo no rendir al nivel que podía, porque no era capaz de centrarme. Por eso, me reuní con Rodo, técnico del Juvenil B, y Álex García, técnico del Juvenil A, para decirles que yo quería jugar cada semana, y que si no iba a tener minutos con el A prefería no ir convocado. A partir de ahí, mi rendimiento mejoró. En esa segunda mitad de temporada, metí más goles de los que he anotado en cualquier temporada. De hecho, mi buen hacer hizo que Álex García me llevara en semana santa al Torneo Internacional Real Sociedad. Inicié aquel torneo como titular, y, al hacerlo bien, el técnico me mantuvo como titular durante todo el torneo. Acabamos ganando, y fue el único título que logró el Juvenil A en aquella temporada.
 
¿Qué sucedió entonces?
 
Tras el torneo, Álex García me dijo que merecía ser titular aquel mismo fin de semana, aunque me advirtió que, por demanda de Rodo, también debía jugar con el Juvenil B. Llegó el domingo, y jugué diez minutos. La semana siguiente, la historia se repitió, lo que me molestó mucho porque sentía que me merecía un puesto en el equipo titular.
 
Así que decides abandonar el club.
 
Como cada año, cortaron a varios jugadores. A mí no, pero me tocaba saltar al Juvenil A con Álex García, un entrenador que no me había dado las oportunidades que yo creía haber merecido después de efectuar un buen torneo en Semana Santa. Así que, si no me había dado oportunidades antes, ¿por qué lo iba a hacer ahora? Por si eso fuera poco, era mi último año como juvenil y tenía que hacerlo bien porque estaba a un paso de hacerme profesional. Así que le dije a mi agente que buscara otras opciones.
 
Y ahí es cuando aparece el NAC Breda holandés.
 
Sí; sé que mucha gente piensa que es una locura abandonar el Barça para irse a un equipo de media tabla holandés como el NAC Breda, pero ni mucho menos, fueron dos años muy positivos. A nivel futbolístico, la progresión que hice fue increíble. El problema es que el entrenador, John Karelse, no me dio la oportunidad de mostrar mi talento, pero en los encuentros con el equipo de reservas jugué con un desparpajo, con una tranquilidad y una confianza que no había tenido hasta entonces. Y todo ello a pesar de no tener minutos con el primer equipo.
 
Tras dos años en Holanda, decides cambiar de aires. ¿Cómo aparece la oportunidad del Birmingham City?
 
Tras mi segundo año en Holanda, yo quería volver a España, porque veía que no estaba bien fuera de casa. Hablé con Iván (Iván Modia, su agente actual), y me dijo que tenía la posibilidad de entrenar una semana con el Birmingham City, en mayo del año pasado. Pedí permiso al NAC Breda para viajar a Birmingham y entrené con ellos cuatro días, jugué un partido y me pusieron un contrato por un año encima de la mesa que no pude rechazar.
 
No pudiste comenzar mejor en el Birmingham. Los periódicos locales destacaron tu actuación en los partidos de pretemporada jugados en China.
 
Sí, todo empezó bien. De hecho, en China fui, si no el jugador que más minutos disputé, uno de los que más. El problema fue que la última semana de mercado llegaron tres jugadores nuevos, dos de un perfil parecido al mío, Hleb y Beausejour, y un central, Jiranek. Si antes de su llegada había un lesionado, salía yo, pero a partir de entonces, tenían que lesionarse cinco para que yo jugara.
 
¿Cómo fue el inicio de la temporada?
 
Entrenaba con el primer equipo y jugaba con los reservas. McLeish me convocó para varios partidos de Premier League al principio de la temporada y fui titular en un partido de segunda ronda de la Carling Cup (contra el Rochdale), pero McLeish comenzó a desconvocarme. Después de la excelente pretemporada que había hecho, incluso los fisioterapeutas me preguntaban si estaba enfadado por no ir convocado. Yo sabía que era normal, que era muy joven y no tenía experiencia suficiente como para que el entrenador confiara en mí. Por eso, le dije a Iván que buscara un equipo del Championship para irme cedido. También hablé con McLeish de mi situación y no puso problemas a una cesión.
 
Estuviste a un paso del Brighton de Gustavo Poyet.
 
Sí. Equipos como el Hull y el Leeds se interesaron por mí, pero no llegamos a concretar nada. Fue frustrante ver que no iba a jugar en Birmingham y que tampoco iba a salir cedido, por lo menos hasta Navidad. Me hizo pasar malos ratos al inicio de la temporada. A principios octubre, estuve entrenando con el Notts County, pero en un partido de entrenamiento no pude jugar más de media parte a causa de un dolor en el pie y se esfumó la posibilidad de fichar por ellos. Estuve tres semanas descansando para recuperarme de la lesión, y cuando parecía que me había recuperado completamente, justo antes de Navidad, surgió la posibilidad de jugar en el Brighton. Yo estaba encantado, pero una semana antes de viajar allí para entrenar con ellos, volví a sentir molestias en el pie y, tras efectuarme unas pruebas, decidieron que tenía que operarme y me perdí casi toda la temporada.
 
Mientras, el equipo estaba asentado en media tabla y se proclamó campeón de la Carling Cup ante el Arsenal.
 
Lo de la Carling Cup fue increíble, nadie se lo imaginaba. Éramos realistas, conscientes de que llegar a Wembley y vencer al Arsenal era muy complicado, pero lo conseguimos. Nuestro portero, Ben Foster (actualmente en el West Brom), estuvo fantástico.
 
¿Crees que la victoria en la Carling Cup tuvo relación con vuestro pésimo final de temporada?
 
Si a finales de febrero, cuando ganamos la Carling, nos hubieran dicho lo que iba a suceder, nadie lo habría creído. Vivíamos en una nube. Además de ganar la Carling, parecía que ya estábamos salvados en la Premier. Pero entonces perdimos 5-0 contra el Manchester, lo mismo con el Liverpool, y seguimos sin preocuparnos. Entonces comenzaron a llegar las lesiones y nos encontramos a falta de cinco partidos teniendo que ganar uno y empatar otro para asegurarnos la permanencia.
 
Y empezaron los nervios.
 
La verdad es que no, pensábamos ¿cómo no vamos a ganar un partido y empatar otro de los últimos cinco? Además, recibíamos en casa a los Wolves y al Fulham, dos partidos que «a priori» debíamos ganar. Comenzamos esos últimos cinco partidos perdiendo 5-0 con el Liverpool, empatamos con los Wolves en casa, perdimos con el Newcastle en St. James’ Park, y llegamos a los últimos dos partidos con la obligación de ganar uno de los dos. Perdimos en casa contra el Fulham, un equipo que no se jugaba nada, y necesitábamos ganar al Tottenham en White Hart Lane.
 
Además, el Tottenham se jugaba la Europa League.
 
Sí, pero al perder el Liverpool, ya no se jugaban nada. Perdimos ese partido por lanzarnos a por él; habríamos aguantado el 1-1 sin problemas. A falta de siete minutos, estábamos salvados por Wigan y Wolves, pero Rodallega dio la victoria a los suyos y el Wolves marcó el 2-3. A pesar de perder, nos ganaban por «goal average».
 
A pesar de haber estado lesionado casi toda la temporada, fuiste convocado para el último partido ante el Tottenham.
 
La verdad es que no había nadie más. En la última jornada, algunos de los jugadores, que acababan contrato y sabían que no seguirían, se borraron, así que en el banquillo estábamos tres juveniles y yo.
 
¿Cómo te afectó el descenso?
 
Si el Birmingham hubiera mantenido la categoría, me habría ido cedido a un club de Championship, pero ahora ya no hacía falta. Hablé con McLeish el último día y me dijo que iba a hablar con los directivos del club para que me renovaran porque confiaba en mí. Tres días después firmé por un año más.
 
McLeish es un entrenador defensivo, como demuestra que la temporada pasada fuerais el equipo menos goleador, a pesar de tener jugadores como Gardner, Zigic, Larsson, Jerome, Ferguson, Beausejour. ¿Qué opinión tienes de él como entrenador?
 
Seguramente, el estilo que aplica McLeish no es el que a mí más me favorece. Es duro decirlo, pero merecimos descender. No jugamos bien durante el año. Si no hubiéramos tenido a Ben Foster, hubiéramos descendido en Navidad. Lo que paró Foster el año pasado fue brutal. Pero esto es fútbol, y al fútbol se juega de muchas maneras. Si no hubiésemos descendido, nadie criticaría el estilo de McLeish.
 
¿Qué opinas de que McLeish dimitiera a través de un e-mail?
 
No conozco los detalles de cómo sucedió todo, pero a la gente de Birmingham eso les ha tocado. Hoy en día, en el mundo del fútbol, eres tú y nadie más. No comparto las formas, en caso de que ocurriera como ha salido publicado, pero entiendo la decisión.
 
Ahora tienes como entrenador a Chris Hughton, un hombre que llega a Birmingham con muy buena reputación. ¿Qué opinión tienes de él?
 
Prácticamente no he tenido relación con él, puesto que apenas comencé a entrenar, me lesioné. Por lo que he visto, comparado con McLeish, es otro mundo. McLeish, por ejemplo, llegaba a mitad de los entrenamientos, mientras que Chris llega puntual y nos da la mano a todos los jugadores uno a uno. Es tan correcto que quizá se pasa.
 
¿Qué perspectivas tienes personalmente para este año en el Championship?
 
Tengo un año por delante, de octubre a mayo, y no quiero desaprovecharlo. No estoy preparado para jugar ahora, llevo siete meses sin competir y mi fútbol está a un 50% del que yo creo que puedo ofrecer. Me opero la semana que viene del pie, para que me saquen uno de los clavos de la anterior operación, que se ha movido, y a partir de entonces intentaré encontrar mi sitio en el primer equipo del Birmingham. Y, si no lo consigo, no tengo problemas en salir cedido a un equipo de League One.
 
¿Qué esperas del Birmingham City este año, teniendo en cuenta los problemas con la justicia de vuestro presidente, Carson Yeung, que han obligado a vender a jugadores importantes como Sebastian Larsson, Scott Dann, Roger Johnson y Craig Gardner?
 
Es una incógnita total. Los equipos de arriba ya nos sacan 10 puntos y la plantilla se ha debilitado mucho, pero todavía tenemos equipo para luchar por estar en los puestos de play-off y el Championship es una competición muy igualada.
 
¿Cómo afrontáis la participación en la Europa League, donde estáis en el mismo grupo que Braga, Maribor y Brujas?
 
Probablemente, siendo realistas, lo mejor que nos podría haber pasado es no entrar en la Europa League. Sin embargo, ¿cómo vamos a salir a perder? Eso no puede entrar en la cabeza de un futbolista.
 
¿Cuál es tu posición ideal en el campo?
 
He jugado en todas las posiciones de la banda izquierda. De lateral, de interior y de extremo, pero la que más me gusta es la de interior. Como extremo me falta desborde, mientras que como lateral me falta disciplina táctica y agresividad. Por ejemplo, Modric es un jugador que no recupera diez balones por partido, pero tampoco te crea problemas gracias a su disciplina táctica. En cuanto a la agresividad, mido 1’90 y no tengo valor para rematar un córner.
 
¿Cómo te definirías?
 
Como jugador me considero disciplinado y técnicamente bueno, con buen toque de balón. No tengo los valores de Xavi e Iniesta, pero veo a un lateral que pega un balonazo para arriba sin estar presionado y me pongo furioso.
 
¿Cuál es tu objetivo a largo plazo, es decir, pudiendo elegir, dónde te gustaría jugar al fútbol?
 
Quiero volver a España y disfrutar del fútbol, aunque si pudiera disfrutar de un año en la Premier League, me gustaría mucho. Solo por cómo se vive el fútbol, por el ambiente.
 
Se está hablando mucho en España sobre la desigualdad de la Liga. ¿Qué te parece la liga española en comparación con la Premier League?
 
Pueden hacerse diversas lecturas. Por ejemplo, no veo capaz de competir al Villarreal con el Barcelona en el Camp Nou, pero sí veo capacitado al Aston Villa para ganar al Manchester United en Old Trafford. Vas a ver un Sunderland-Manchester United, y, lo normal es que acabe ganando el United, pero me jugaría mi dinero a que así va a ser. Por ejemplo, el año pasado ganamos al Chelsea 1-0 y empatamos con el Manchester United y el Manchester City.
 
¿Quién crees que ganará esta temporada la Premier League?
 
Como todos, creo que estará entre Manchester United, City, Chelsea y Liverpool. De estos cuatro, mi debilidad es el Chelsea. Me gusta Mourinho, y a Villas-Boas lo veo parecido a él. No comparto sus constantes salidas de tono, como la del dedo en el ojo de Tito Vilanova, pero me gusta como entrenador.
 
Habiendo vivido el fútbol tanto en España como Inglaterra, ¿qué opinión te merece la liga de reservas inglesa respecto al sistema de filiales español?
 
Creía que era lo ideal, pero, visto lo visto, pienso que no sirve para nada. Necesito competitividad, y en los partidos de esta liga, si ganas bien y si no, también.

¿Qué diferencias has encontrado entre el fútbol inglés y el español?

 
El fútbol inglés es muy rápido, a lo bestia. Recuerdo los típicos partidillos de cuatro contra cuatro, que, estando algo cansado, piensas: «bueno, juega a tocar y ya está». Pero no te dejan. O vas a muerte o te comen. Ves entrenar a un equipo inglés sub-16 y van como locos.
 
Hace poco David Silva dijo que jugar en la Premier League le había hecho aprender a pensar más rápido. ¿Ha tenido el mismo efecto en ti el fútbol inglés?
 
Sin duda. Al ritmo que van, tienes que adaptarte. Por ejemplo, Cesc se ha adaptado tan rápido al FC Barcelona porque, además de tener a su lado a los mejores jugadores del mundo, cada vez que recibe el balón tiene diez segundos más que en Inglaterra. En la Premier League no te dejan respirar con el balón, mientras que en España el ritmo de juego es mucho más bajo. Realmente es apasionante jugar a ese ritmo.
 
Es bien conocida la pésima relación entre las aficiones del Aston Villa y el Birmingham City, ¿qué tanto hay de leyenda?

Yo nunca había visto tanta policía en un partido como en el Birmingham-Aston Villa de los cuartos de final de la pasada Carling Cup (2-1, victoria del Birmingham).

 
¿Qué otras diferencias has percibido en Inglaterra?
 
Allí respetan más a los jugadores que en España. Carles Puyol no puede dar tres pasos en un centro comercial barcelonés, mientras que Carlos (Cuéllar) y yo hemos salido mil veces a cenar y nunca nos han dicho nada.

¿Qué te parece Birmingham como ciudad?

Es una ciudad que ofrece muy poco entretenimiento, y, el que tiene, ya lo tengo aburrido. El clima tampoco ayuda. Dicho esto, si uno se dedica a fondo al fútbol, al final no hay tanto tiempo libre. Salgo de casa sobre las ocho de la mañana, llego de los entrenamientos a las dos y, entre que como y hago una pequeña siesta, ya son las cuatro. Luego, si voy una o dos horas al gimnasio y voy a clase de inglés, son ya las siete, casi la hora de cenar teniendo en cuenta que me acuesto sobre las once. Aunque si viviera en Barcelona u otra ciudad más grande, estoy seguro de que saldría más a cenar y haría más planes de los que hago en Birmingham.

 
 

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Alvaro Oleart