No aprovechó el pinchazo de sus vecinos y rivales el Manchester United, y ve cómo el Leicester se dispara en la primera posición. Los de Louis van Gaal, con su estilo pesado y sin florituras no pudieron perforar las redes Hammers. Por su parte, el West Ham de Slaven Bilic sigue sin ganar y ya son cinco jornadas consecutivas sin hacerlo. Pero al menos podrán consolarse pensando que amarrar un empate en Old Trafford siempre es meritorio aunque los Hammers dispusieran de ocasiones claras para ganar.

 

En una poco movida primera mitad, empezó avisando el Manchester United con un cabezazo en el segundo palo de Marouane Fellaini que se marchó alto. Tres minutos después, Victor Moses ponía la réplica a pase de Mark Noble, pero no era capaz de embocar en el mano a mano ante David De Gea, uno de los mejores guardametas del mundo en estas lides.

 

Era el Manchester United el que marcaba el tempo del partido ante un West Ham que no tenía la pelota y Winston Reid salvó a los suyos tapando un chut a bocajarro de Anthony Martial en el minuto dieciséis. Pero el West Ham era el que ponía las ocasiones claras, como el remate involuntario con la cara de Mauro Zárate después de un fallo de De Gea que acabó estrellándose en el poste. Y a la salida del posterior saque de esquina, Reid envió a la madera su remate de cabeza.

 

Las ocasiones Hammers aplacaron el ánimo del United, que mandaron a la UVI el ritmo del partido. Ese conservadurismo cercenó la llegada de las ocasiones de ambos equipos, dejando como digno de reseñar solo las lesiones de Victor Moses y Morgan Schneiderlin, que fueron reemplazados por Michail Antonio y Michael Carrick respectivamente.

 

En la segunda parte volvimos a ver a los Red Devils más dominadores, aunque las primeras ocasiones llevaran la firma de Zárate, que primero no acertó a marcar desde el balcón del área, y luego incomprensiblemente disparó fuera tras la prolongación de Andy Carroll. En el sesenta se cristalizó en ocasión el poderío local pero Adrián volvió a hacer un paradón de mucho mérito. El español demostró una vez más sus reflejos felinos y repelió el remate cercano de Fellaini tras la internada de Martial. También probaron suerte Juan Mata y Bastian Schweinsteiger, sin acierto.

 

El recién ingresado Memphis Depay creó peligro por banda, y en una galopada encontró a Martial en el punto de penalti. Pero el francés cruzó el balón en demasía. El West Ham pasó los peores minutos del partido en ese tramo final pero el Manchester United, aún embotellando a los capitalinos, no terminó de encontrar la vía del gol. Y con eso se cerró el partido, con unos Diablos Rojos volcados sobre el área visitante pero impotentes para perforar las mallas rivales. Los Hammers acusaron en demasía las bajas de Manuel Lanzini, Dimitri Payet en la creación y Diafra Sakho en el gol. Los de Van Gaal no pudieron contar con Wayne Rooney pero, a día de hoy, uno ya no sabe si eso es una ventaja o un inconveniente.