El Arsenal no puede ganar como un equipo normal. Los Gunners son un equipo con tendencia a los finales dramáticos. En las últimas semanas, su política ha sido ceder la ventaja a sus rivales para acabar imponiéndose al final.

 

El partido de este lunes parecía abocarse indefectiblemente hacia el empate. Pero entonces se añadieron cinco minutos. Y en el último de esos cinco minutos finales, llegó el tanto de la victoria. Antes, el Arsenal había hecho merecimientos para remontar este partido y cinco más.

 

Thomas Vermaelen fue quién acabó desequilibrando el partido. El belga había visto antes cómo Danny Simpson rechazaba un cabezazo suyo sobre la línea y cómo Tim Krul desviaba milagrosamente otro por encima del larguero.

 

El Newcastle, que aguantó estoicamente el asedio del Arsenal en la segunda parte, acabó por suicidarse. Era el minuto 94. Las «urracas» tenían el balón en campo rival y acabaron derrotados en el contraataque. Simpson, lesionado, no pudo replegar, y Vermaelen se lanzó como una flecha desde su área hacia el campo rival. El extraordinario Theo Walcott envió un buen centro desde la derecha y el balón le llegó a Vermaelen en el segundo palo. El belga no falló y provocó el éxtasis en el Emirates.

 

El Arsenal ha ganado sus cuatro últimos partidos de liga remontando, un récord en la Premier League. Esta victoria no tendrá el valor para los aficionados que el 5-2 ante el Tottenham, pero puede resultar igual de decisiva a final de temporada.

 

El gol de Vermaelen desató las tensiones. El holandés Robin Van Persie se burló de su compatriota Krul tras el gol de la victoria. Van Persie llevaba molesto desde el final de la primera parte con Krul porque consideraba que perdía tiempo. Es fácil imaginar que Van Persie le dijo que podía tomarse todo el tiempo del mundo para recoger el balón del fondo de las mallas. Se armó un pequeño revuelo y ambos jugadores fueron amonestados.

 

El Arsenal de esta recta final es otro equipo a aquel que perdió 8-2 en Old Trafford y ya se encuentra a un punto del Tottenham, tercero. Antes del derbi, hace poco más de dos semanas, el equipo de Wenger estaba a 10 puntos del Tottenham.

 

Fue una derrota dolorosa para el Newcastle, que se adelantó por mediación de Hatem Ben Arfa antes del cuarto de hora. Luego, retrasó líneas y se atrincheró en busca de un punto. Alan Pardew catalogó el partido como crucial en las aspiraciones de Champions League de su club. Puede consolarse en que esta temporada es posible que el sexto también acceda a la Europa League.

 

La ventaja de los de Pardew duró menos de un minuto. Walcott dio su primera asistencia de la noche para conectar con Van Persie dentro del área. Su habilidad dejó en evidencia a Mike Williamson. El capitán del Arsenal logró su gol 33 de la temporada.

 

El equipo de Wenger fue a por el partido y aumentó paulatinamente la presión. El Newcastle se refugió en el trabajo y el espíritu de equipo, ejemplificados en el omnipresente Tioté. El centrocampista juega al límite (fue amonestado por falta sobre Tomas Rosicky), pero es una pieza fundamental de este equipo.

 

En la segunda parte, las ocasiones se sucedieron cada vez con más frecuencia. Rosicky obligó a Krul a intervenir, mientras Van Persie debería haber sacado más partido de un pase raso de Mikel Arteta. Rosicky desperdició otra ocasión clamorosa. El sustituto Gervinho le pegó fatal a un balón que acabó fuera cuando estaba dentro del área de meta. Vermaelen también tuvo sus opciones. Y Walcott. Finalmente, Vermaelen hizo justicia en el tiempo añadido y catapultó al Arsenal hacia una nueva victoria.