Gareth Reynolds

Evolución, que no revolución, en Vicarage Road

Transcurrido casi un tercio de la Premier League, el recién ascendido Watford se ubica en una cómoda undécima posición. Tras demostrar una gran solidez defensiva en las primeras jornadas, Quique Sánchez Flores ha añadido un espíritu ofensivo más aventurado en las últimas. El futuro se antoja prometedor en Vicarage Road.

 
Como aficionado del Watford, durante las primeras semanas de la temporada resultó imposible escapar de dos hechos que se repitieron una y otra vez en cada previa, crónica o comentario. La cantidad de entrenadores que habían pasado por el banquillo del club durante los anteriores doce meses y el número de jugadores que habían llegado al club durante el verano eran hechos indiscutibles, por supuesto, y tenían por objetivo demostrar, para aquellos que no estaban familiarizados con el método de trabajo de la familia Pozzo, la naturaleza inestable del club, donde jugadores y entrenadores son fichados aparentemente siguiendo los caprichos de un propietario extranjero al que le preocupa poco el aficionado de la grada. Sin embargo, este hecho también puede utilizarse para subrayar algo que está proporcionando a los aficionados una sensación de tranquilidad y satisfacción: existe un plan. Un plan que está funcionando. Cada día somos más difíciles de batir.
 
Para muchos aficionados ha resultado difícil acostumbrarse. Muchos todavía lo están haciendo. Tras las primeras semanas de la temporada, cuando el equipo sumó tres empates consecutivos antes de caer ante el Manchester City, algunos comenzaron a temer que la alegría ofensiva de la temporada del ascenso se hubiera esfumado.
 

Entre la multitud de idas y venidas, algo ha quedado claro: existe un plan

En las últimas semanas, el equipo ha recuperado su espíritu aventurero

Tras doce partidos, las estadísticas defensivas son más que respetables para un equipo recién ascendido, De los doce goles encajados, siete llegaron ante Manchester City, Everton y Arsenal (y otros dos ante el sorprendente Leicester). Dejar la portería a cero en cinco de los doce encuentros de liga no deja de ser una sorpresa para un equipo que, desde que los Pozzo asumieron el control, ha marcado goles en abundancia pero también era capaz de encajar otros tantos. Hasta este verano, los refuerzos defensivos no habían logrado responder a las expectativas, en comparación con la calidad de los delanteros fichados.
 
Así que las decisiones tomadas este verano por los propietarios estuvieron claramente encaminadas a mejorar la solidez y la resistencia defensiva del equipo. Mientras que para los observadores externos pudo parecer otro verano de turbulencia y cambios disparatados, fue exactamente lo que se necesitaba si el Watford deseaba tener una oportunidad de permanecer en la liga.
 
Hasta ahora, el nombramiento de Quique Sánchez Flores ha resultado una excelente decisión. Su carrera como entrenador desde que dejó el Atlético de Madrid había generado preocupación entre algunos pero no hay duda de que, a pesar de no haber entrenado nunca en Inglaterra, de haber tenido que aprender un idioma nuevo y haberse acostumbrado a trabajar con él, y disponer de una plantilla con tantos jugadores, es un entrenador tácticamente audaz y un excelente motivador que ha sido capaz de moldear y guiar al equipo hasta convertirlo en una unidad cohesionada.
 
Quique también ha demostrado que puede tomar decisiones difíciles. Se abrió la puerta a ídolos de la afición como Fernando Forestieri y Matej Vydra, que parecían más adaptados a la Premier League que al Championship, debido a que no encajaban en el sistema o los roles que se exigían de ellos. Aunque fueron muchos los que protestaron, cuando ya casi ha transcurrido un tercio de la temporada, es el nombre del entrenador el que es coreado a voz en cuello por los aficionados.
 
Quique dispone de una plantilla muy mejorada con la que trabajar y no hay duda de que eso ha ayudado. En los albores de la temporada, fueron los jugadores más defensivos los que brillaron, demostrando la, en general, excelente política de fichajes, combinada con la alta calidad de entrenamiento de los nuevos sistemas y tácticas. Allan Nyom, Sebastian Prödl y, más recientemente, Miguel Britos han encajado a la perfección en la defensa, donde también ha aparecido como lateral izquierdo en los últimos partidos Nathan Aké, un internacional neerlandés sub-21 cedido por el Chelsea. En el eje de la zaga, Craig Cathcart ha hecho que subir el escalón hasta la élite pareciera fácil, mientras que Ikechi Anya también ha impresionado a propios y extraños cuando ha ocupado el puesto de lateral. El internacional griego Jose Holebas, fichado este verano procedente de la Roma, se ha quedado a menudo fuera de la lista de convocados ya que le ha costado adaptarse a las necesidades del entrenador. Una demostración más de que las necesidades del equipo pasan por delante de las individuales.
 

El nombramiento de Quique, que preocupó a algunos, ha resultado acertado

Ighalo se ha llevado los titulares pero Deeney se ha sacrificado por la causa

Delante de esta línea de cuatro, comandada de forma brillante por Heurelho Gomes, tres jugadores han ocupado roles cruciales en el sistema de Quique. En primer lugar, Etienne Capoue, que ha dado un salto de calidad y ha protagonizado actuaciones infatigables y cada vez más determinantes. En los primeros partidos le acompañó Valon Behrami, que estaba desarrollando con él una colaboración muy efectiva hasta que fue expulsado contra el Swansea. Lo que ha sucedido desde entonces ha resultado quizás algo sorprendente porque, desde que cumplió su sanción, Behrami no ha vuelto a ser titular y se ha tenido que conformar con salir desde el banquillo. Esto se debe a las últimas actuaciones de Ben Watson. Considerado por muchos como un jugador de recambio, Watson ha jugado de forma fantástica en esa posición de medio centro junto a Capoue. La resurrección de su carrera culminó ante el West Ham, cuando fue elegido mejor jugador del partido. Ben Watson, un hombre del renacimiento.
 
Pero hay algo que ha gustado tanto a los aficionados del Watford como esa solidez defensiva y es la recuperación durante las últimas semanas del espíritu atacante del equipo. El Watford es uno de los pocos equipos de la liga que juega con dos delanteros, Troy Deeney y Odion Ighalo. Aunque el segundo se ha llevado todos los titulares por su racha goleadora (7 goles en liga, solo superado por Jamie Vardy), la adaptación de Deeney a una posición algo más retrasada que le permite participar más en la construcción del juego muestra que, al igual que Watson, es un jugador inteligente, trabajador y talentoso que cumple al pie de la letra las instrucciones de su entrenador y se sacrifica por el equipo. La sociedad formada por Deeney e Ighalo, combinada con la astucia de Abdi y la velocidad y el entusiasmo de Anya conforman un equilibrio perfecto en el que todos trabajan igual de duro con que sin balón. Pocas veces un equipo del Watford ha encajado tan bien como colectivo.
 
Como reflexión final, para aquellos que piensan que este equipo fue desmantelado durante el verano y es imposible para los aficionados saber quién es quién, siete de los titulares ante el Leicester la pasada jornada jugaron con el club la pasada temporada en segunda división. En Vicarage Road no se ha vivido una revolución, sino una evolución.
 

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Gareth Reynolds