Juan Antonio Parejo

Fabianski lleva al Arsenal a la final

El Arsenal se impone por penaltis al Wigan y accede a la final de FA Cup. Los Latics se adelantaron y pudieron llevarse el duelo. Mertesacker fue autor de un penalti y del posterior empate cerca del final.

 

FA Cup

Wigan 1
Arsenal 1
Ficha técnica
1 – Wigan: Carson; Beausejour, Crainey, Ramis (Caldwell, 86), Boyce, Perch; McArthur, McEachran (Collison, 64), Jordi Gómez; McManaman (Powell, 68), Fortuné.
1 – Arsenal: Fabianski; Monreal (Gibbs, 63), Vermaelen, Mertesacker, Sagna; Arteta, Ramsey (Källstrom, 112), Chamberlain, Cazorla; Podolski (Giroud, 68), Sanogo.
Goles: 1-0, m.62: Jordi Gómez (p.). 1-1, m.81: Mertesacker. El Arsenal se impuso 2-4 en la tanda de penaltis: Caldwell (fallo), Arteta (gol), Collison (fallo), Källström (gol), McArthur (gol), Giroud (gol), Beausejour (gol), Cazorla (gol).
Sangre, sudor y lágrimas le costó al Arsenal alcanzar la final de FA Cup nueve años después. El héroe no fue otro que el arquero suplente, Lukasz Fabianski, ya en la tanda de penaltis, ante un excelente Wigan que demostró tener nivel de sobra para volver a competir en la Premier League. Su técnico Uwe Rösler dispuso un entramado de tres centrales y dos carrileros que resultó totalmente indescifrable para Arsène Wenger. En los londinenses, la novedad era el regreso de Ramsey y la enésima y no menos extraña titularidad de Sanogo.
 
El partido comenzó vibrante con una primera ocasión para Sanogo a centro de Ramsey, pero el ariete Gunner remató al muñeco. La tentativa del Arsenal desbravó al Wigan, que optó por recular. El flanco a atacar de los Latics era claro: la espalda de Beausejour, con constantes caídas a banda de Chamberlain, pero Rösler leyó bien y por anticipado. Partiendo de un 3-5-2, las constantes permutas del chileno, a veces lateral y en otras interior, tapaban cualquier hueco del que los cañoneros pudieran sacar pingües beneficios.
 
Con Sanogo como boya y con Cazorla y Ramsey perdidos entre las dos líneas defensivas del Wigan, el choque se le enquistó al Arsenal, quien solamente podía recurrir a la iniciativa individual de Chamberlain. Se presentaron los Latics en Wembley con una estampa camaleónica, mutando de piel según predicase el guión de Rösler, presionando desde la salida a su rival o replegando en bloque medio. En estas circunstancias, Mikel Arteta naufragaba en la más absoluta superficialidad. Tan solo Sagna en un córner oteó el sendero del gol, pero remató alto.
 
El Arsenal acumulaba posesión pero de manera infructuosa. Pudo ser de nuevo Sanogo quien abriese el marcador en una contra tras el único error en toda la tarde de McArthur, pero erró ante Carson. Resultó curiosa cuanto menos la titularidad del delantero, aún demasiado verde para duelos de este calibre. Con un amenazante McManaman deambulando por el balcón de Fabianski se llegó al descanso. El que avisaba no era traidor.
 
Con el segundo acto, los Gunners subieron líneas y engranaron una marcha más, con Cazorla en la mediapunta, pero sin probar a Scott Carson. Peor aún, McManaman pululó y Mertesacker mordió el anzuelo, derribándole dentro del área. Michael Oliver señaló la pena máxima y Jordi Gómez no falló, pese a la gran estirada de Fabianski, que también avisó.
 
El gol del Wigan resultó ser un impacto en línea de flotación para los Gunners, que desecharon su manual de instrucciones y optaron por la vía directa, con el concurso de Giroud por Podolski. Los de Rösler, impecables ayer, comenzaban a acusar el cansancio y pasaron a defender casi en las narices de Carson. Con la presencia del tallo francés y la de Sanogo, era una invitación a un bombardeo aéreo.
 
Exhausto, el Wigan concedió ocasiones. A falta de diez minutos, Sanogo remató al palo y acto seguido Crainey salvó bajo palos el empate de Gibbs. A la tercera fue la vencida y Mertesacker se redimió del penalti cometido cabeceando a la red un envío de Chamberlain para la algarabía cañonera. El Arsenal buscó con ahínco el gol del triunfo, que pudo lograr en un chut de Giroud y en otro testarazo de Mertesacker, pero los noventa minutos llegaron a su fin. La primera semifinal de FA Cup vendría con ración extra de emoción e incertidumbre.
 
La prórroga se desarrolló en unos cánones muy distintos, con un Arsenal también fatigado y un Wigan muy cauto y que clamaba por los penaltis. En medio de los errores, los calambres y el cansancio, solo un trallazo al palo de Oxlade-Chamberlain rompió el frente atrincherado de los Latics, quienes apenas consiguieron acercarse a Fabianski en un par de tentativas de Powell. Pese a que el partido se les hizo eterno, la numantina resistencia de los de Rösler no flojeó en ningún momento. Unos y otros olían el inminente desenlace desde los once metros, por lo que sin ningún reparo Arsène Wenger dio entrada a Kim Källström.
 
Sin embargo, los Latics acabaron por morir en la orilla, después de que Fabianski detuviese los dos primeros lanzamientos a Caldwell y Collison. Santi Cazorla anotó el cuarto y definitivo para meter en la final a un anémico Arsenal, un espejismo del equipo que volaba en otoño y ya fuera de puestos de Champions League. Pese a ello, los Gunners tienen una cita histórica el próximo 17 de mayo para poner fin a su prolongado ayuno de trofeos. Eliminados por el camino Tottenham, Liverpool o Everton, el Wigan ha sido el equipo más duro en su camino a la final, magníficamente dirigidos por un Rösler al que solo le hizo falta oxígeno para que sus pupilos repitiesen hazaña. Con unos Latics que cayeron de pie y mucha angustia, el Arsenal dispone de una ocasión única para reverdecer laureles nueve años después.
 

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Juan Antonio Parejo