El Chelsea FC de José Mourinho ha oficializado la cesión de Radamel Falcao (Colombia, 1986) que se incorporará a la plantilla de la temporada 2015-16 procedente del Mónaco. Tras una grave lesión sufrida durante su estancia en el club monegasco, Falcao fue cedido durante la campaña 14-15 al Manchester United de Louis van Gaal, que por entonces vivía en estado de excepción (sin los focos de jugar competición europea y parapetado en las trincheras de un proyecto en ciernes). No obstante, los números y las actuaciones incomprensibles con un atacante de su categoría le han alejado de unos Red Devils que buscaban suplir al frágil holandés Robin van Persie. El conjunto del estratega holandés nunca terminó de confiar plenamente en Falcao y los minutos que le proporcionó fueron en un esquema con dos o tres delanteros (Rooney y el propio van Persie) que terminaban pisándose entre sí como bailarines aprendices de vals al compartir la misma área de influencia: la parcela central del ataque. Incluso cuando el combinado mancuniano alineaba al colombiano como único nueve en un 4-1-4-1, los automatismos del juego del equipo se basaban en balones largos a Marouane Fellaini, que comenzaba la jugada en la posición de interior y la terminaba como delantero para bajar esos envíos, perjudicando al de Santa Marta.

A pesar de todo, antes de la grave lesión, Falcao anotó 13 dianas en 22 partidos con el Mónaco, unas cifras mucho más esperanzadoras que las contempladas por los aficionados Red Devils: cuatro goles y cuatro asistencias en 29 encuentros. El Estadio Luis II le vio jugar siempre escoltado por dos jugadores de banda desequilibrantes y habilidosos (Ocampos y Ferreira Carrasco) o incluso acompañado por un enganche (su compatriota James Rodríguez o el portugués Joao Moutinho). En el Chelsea podrá volver a repetir un entorno similar e incluso de mayor calidad: Hazard-Oscar-Willian apuntan a ser el trío de mediapuntas que velen su peregrinación descalza hasta el gol. Incluso la selección colombiana agravaba sus heridas en vez de aliviarlas. En esta Copa América, los de Pekerman saltaban al campo con un 4-4-2 que obligaba a Falcao a compartir su “presa” con otro delantero puro, en este caso Teófilo Gutiérrez.
Ahora, Mourinho tiene la posibilidad en el Chelsea de rescatar al tigre de la obsolescencia, de evitar que su cabeza sea la de un felino de tantos otros adornando la pared de un orgulloso y sanguinario cazador llamado Olvido. A priori, el esquema del técnico luso la pasada campaña (un 4-2-3-1 cuando su equipo tenía el balón) es ideal para el nueve colombiano. Sería la primera vez desde sus apariciones en Mónaco, Atlético y Oporto que goza del micrófono del área para él solo, y no se verá obligado a compartir las viandas con otros depredadores.
Falcao le aportará al Chelsea un juego de espaldas que facilite en los ataques posicionales la combinación de los tres mediapuntas y la llegada de Fàbregas desde atrás, además de la pausa necesaria en los contragolpes mientras se espera la llegada de más efectivos. De igual forma, Falcao posee una de las mejores definiciones del mundo en el área y desprecia la teoría del pie bueno y malo, siéndole indiferente la superficie del cuerpo con la que golpea el cuero. De notable y portentoso disparo a media distancia y remates acrobáticos, el colombiano posee cierta autonomía para ser el corredor y finalizador de los contragolpes, sabiendo además desplazarse por el área y aguantar la presión de los rivales durante el asedio posicional hasta que encuentra un hueco para su tiro. Su llegada también blindará el peligro del juego aéreo blue (antes de su fichaje ya era uno de los más letales con rematadores como Ivanović, Terry, Cahill y Matić y asistentes como Fàbregas o Hazard).
Falcao se postula como suplente de lujo (o incluso acompañante) del teórico ariete titular: Diego Costa. Precisamente el bajo rendimiento del hispanobrasileño y sus lesiones durante el último tramo le lastraron la pasada temporada, obligando a jugadores con un rol secundario (a pesar del malestar declarado por Mourinho con los pocos minutos que podía darle) como Loïc Rémy a asumir la responsabilidad de aventurar la mano en la chistera de los minutos finales y sacar tres preciados puntos en más de una ocasión. Con un Falcao en nómina presumiblemente “reformado” bajo la tutela del estratega luso y la llegada de algún refuerzo más, el combinado de Stamford Bridge puede aspirar a todo. Siempre y cuando el tigre vuelva a andar suelto y solo, mejor que acompañado.