Antonio Gomariz

Fuga de estrellas en Goodison Park

La delicada situación financiera del Everton durante los últimos años ha provocado una fuga constante de estrellas, tanto de jugadores contrastados como Mikel Arteta o Marouane Fellaini como de jóvenes estrellas como Wayne Rooney o Jack Rodwell. Analizamos ese flujo constante de salida.

 
El Everton, pese a ser uno de los equipos históricos de Inglaterra (fue uno de los 12 equipos fundadores de la liga en 1888) y el equipo que más temporadas ha jugado en primera división, ha quedado relegado a un segundo escalón tanto en la clasificación como en capacidad económica en nuestros días. El aspecto económico, aunque siempre ha sido muy importante, en el fútbol moderno se ha erigido en un factor determinante. La pérdida de ese poder económico del que hablamos ha tenido repercusiones directas en el aspecto deportivo. El hecho que más evidencia esta situación es sin duda la dificultad que ha tenido el equipo en la última época para mantener en la plantilla a sus principales estrellas. Una tendencia que se viene repitiendo temporada tras temporada sin apenas excepción y que ha mermado las plantillas del equipo de Liverpool.
 
Sobre este hecho vamos a realizar un análisis, teniendo en cuenta cómo ha ido repercutiendo en las plantillas de los Toffees. Destacaremos las ventas más cuantiosas y cómo afectaron directamente al equipo, así como las medidas que se tomaron, con mayor o menor fortuna, para subsanar dichas pérdidas.
 
Nuestro análisis comienza en la temporada 2000/01. El Everton, por aquel entonces dirigido por Walter Smith, contaba en su plantilla con varios jugadores que comenzaban a despuntar. Los resultados del equipo no acompañaban y el proyecto no era propicio para mantener en sus filas jugadores que despertaban el interés de clubes de primera fila. Entre los años 1999 y 2002, las clasificaciones del equipo en liga oscilaron entre el 13º y el 16º puesto. Campañas muy irregulares y necesidades económicas provocaron, para descontento de la afición, la salida de jugadores muy queridos.
 
Entre las ventas más significativas que se produjeron está la de Nick Barmby. Tras cuatro temporadas en el Everton siendo uno de los centrocampistas más importantes del equipo, en julio de 2000 Barmby dejó el club para fichar por el eterno rival, el Liverpool, por una suma de 6 millones de libras. Meses después, el que dejó el club fue Richard Dunne. Aunque formado en su Irlanda natal, llegó muy joven a las categorías inferiores del Everton. No tardó en despuntar y debutó con 17 años, convirtiéndose en una de las piezas clave de la defensa de los Toffees. El buen hacer de Dunne no tardó en llamar la atención de otros clubes, y poco después de Barmby fue contratado por el Manchester City por 3 millones de libras.
 
Un año después se evidenciaron los problemas económicos del club cuando se vio obligado a traspasar a sus dos principales valores. La cantera del Everton acostumbra a generar un gran número de jugadores para el primer equipo. En aquella época despuntaban dos jugadores por encima del resto, Michael Ball y Francis Jeffers. El caso de Jeffers fue posiblemente el más destacado en años. Tras su debut en 1997 se fue asentando en el primer equipo hasta lograr alcanzar los 20 goles. El club hizo todos los esfuerzos por retenerle, pero tras recibir una oferta de 8 millones de libras del Arsenal, la marcha del jugador fue inevitable. También fue imposible retener a Michael Ball que se marchó al Glasgow Rangers por unos 6,5 millones de libras.
 
Pero sin duda el hecho más destacable de esa temporada 2001/02 fue la destitución de Walter Smith y la llegada de David Moyes. Comenzaba una nueva etapa que cambiaría el rumbo del equipo.
 
En las siguientes temporadas, el equipo mejoró su trayectoria y logró mejores clasificaciones, alcanzando incluso en la temporada 2004/05 un 4º puesto que le dio acceso a la Champions League. Pero de nuevo, la marcha de jugadores importantes frenó la progresión del equipo. La venta más destacada fue sin duda la de Wayne Rooney. El joven delantero irrumpió con mucha fuerza en la primera plantilla en el año 2002, batiendo todos los récords anotadores para un jugador tan joven. Esto originó el interés de uno de los grandes de Inglaterra, el Manchester United. El equipo de Sir Alex Ferguson iba a hacer todo lo posible para hacerse con los servicios del joven ariete y su enorme interés se materializó en el fichaje más caro realizado por un jugador joven hasta la fecha, por una suma de 25,6 millones de libras. El Everton nada pudo hacer para mantener a su prometedor delantero.
 
La siguiente gran operación fue la de Thomas Gravesen. El medio centro danés era un jugador fundamental en el esquema de Moyes y formaba una pareja sin parangón junto a Lee Carsley. Su buen hacer tanto con el Everton como con su selección nacional lo convirtieron en el nuevo capricho del Real Madrid, que en el mercado de invierno del año 2005 consiguió contratarlo por 2,5 millones de libras.
 
Esta fue la última gran venta con trascendencia en el equipo en un par de años. David Moyes iba dando forma a su proyecto, que gracias al apoyo de los directivos, no tardaría en dar frutos. El Everton comenzó a tener una plantilla con continuidad y fiel a la idea de juego impuesta por el entrenador. De esta manera, los resultados positivos no tardaron el llegar.
 
Pero Everton seguía teniendo importantes carencias en una posición clave como es la de delantero dentro. Tras Duncan Ferguson y Kevin Campbell, el puesto de delantero quedó huérfano y ningún atacante lograba continuidad.
 
Importantes apuestas para la delantera fueron los fichajes de James Beattie, James McFadden, Andrew Johnson. Aunque en diferentes etapas, los tres llegaron al club con elevadas expectativas puestas sobre ellos, pero ninguno llegó a dar un rendimiento realmente satisfactorio durante su estancia en el club. Tras llegar a ser máximo goleador del equipo en la temporada 2005/06, Beattie fue el primero en salir rumbo a la Championship tras fichar por el Sheffield United por unos 4 millones de libras. Después de cinco temporadas muy irregulares marcadas por las lesiones en las que no superó la cifra de 7 goles, McFadden fue vendido al Birmingham por 5 millones de libras en enero de 2008. El que mejor rendimiento mostró en su breve paso por Goodison Park (dos temporadas) fue sin duda Andrew Johnson. Más de 20 goles y la sensación de que era el delantero ideal para el equipo, pero una vez más las necesidades económicas y una gran oferta volvieron a cruzarse en el camino. En esta ocasión fue el Fulham y la suma de unos 10,5 millones de libras los que hicieron que Johnson volviera a dejar vacante la posición de delantero.
 
Pero la delantera no es la única posición en la que el Everton tuvo que desprenderse de importantes jugadores en los años siguientes. Durante varias temporadas, se había logrado gran estabilidad en la defensa con la pareja de centrales formada por Joseph Yobo y Joleon Lescott. Durante los cuatro años que jugaron juntos llamaron la atención de los grandes equipos ingleses. El Arsenal estuvo cerca de fichar a Yobo, pero en esta ocasión el Everton consiguió retener a su futbolista. Al que fue imposible retener fue a Lescott cuando el nuevo y multimillonario proyecto del Manchester City se fijó en él. 22 millones de libras fueron la causa de su marcha. Tras su salida, su compañero de fatigas Yobo vio cómo paulatinamente se reducía su participación en el equipo y poco después se produjo su salida al Fenerbahçe turco por cerca de un millón de libras.
 
Pero sin ninguna discusión, en los últimos años los principales valores del equipo han estado en el centro del campo. Por esa zona del campo han pasado algunos de los jugadores más destacados de la Premier League en los últimos años. Durante cuatro temporadas (2008/09 – 2011/12) coincidieron en el centro del campo Toffee jugadores como Tim Cahill, Mikel Arteta, Marouane Fellaini o Jack Rodwell entre otros. La pareja formada por Cahill y Arteta (en Everton desde 2004) se convirtió en el máximo exponente de la idea de juego de David Moyes con el australiano como pieza clave, uno de los centrocampistas con más llegada de los últimos años. En 2008, la llegada de Fellaini y la posterior irrupción de Rodwell desde las categorías inferiores no hicieron más que llevar esta idea hasta un nivel superior. Pero como está quedando claro en este artículo, los jugadores que brillan en Goodison Park parecen estar destinados a salir del club.
 
El primero en salir fue Arteta. En un nefasto Deadline Day para el Everton, el Arsenal se hizo con los servicios del excelente medio español tras presentar una oferta de 10 millones de libras. Al verano siguiente, fue Cahill el que dejó el club para recalar en la MLS. El New York Red Bulls abonó la ridícula cantidad de un millón aproximadamente para hacerse con los servicios del emblema Toffee que tras tantos años entregados al club partía hacia un retiro dorado en una competición con menos exigencia. Por su parte, Rodwell es el último caso de un canterano que recala en un grande. Su irrupción en el equipo fue totalmente arrolladora, convirtiéndose en un imprescindible y en uno de los medios defensivos con mayor proyección. Rápidamente se colocó en la órbita del ambicioso proyecto del City y pese al contrato de larga duración firmado recientemente con el Everton, una importante oferta de unos 12 millones de libras provocó su marcha.
 
El comienzo de la temporada 2013/14 ha deparado muchos cambios. Ha supuesto el fin de la era Moyes tras 11 años al frente del club tras ser elegido por el Manchester United para sustituir a Sir Alex Ferguson. Pero este no fue el único trayecto Liverpool-Manchester efectuado este verano. La necesidad imperiosa de un refuerzo para el centro del campo de los Red Devils y la mala gestión durante todo el mercado de fichajes convirtieron el Deadline Day en una frenética jornada para ambos clubes. Everton no estaba dispuesto a regalar ni a dejar marchar fácilmente a su gran estrella, pero las necesidades del Manchester United y su poderío económico acabaron imponiéndose. En un caso similar al de Mikel Arteta, sobre la bocina se concretó la marcha del belga Fellaini por la suma de 27,5 millones de libras.
 
El caso de Fellaini es el último, pero durante los trece últimos años la fuga de estrellas se ha convertido en una tendencia constante, provocando que una y otra vez tanto la plantilla del Everton como sus incondicionales seguidores tengan que reponerse de la pérdida de sus mejores jugadores y superar ese obstáculo para seguir compitiendo en la zona noble temporada tras temporada.
 

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Antonio Gomariz