Hasta en un partido anodino es capaz de sumar tres puntos el equipo de Sam Allardyce que día tras día muestra más hechuras de equipo europeo. Y no es para menos, ya que suman treinta y un puntos y abren una brecha importante con el sexto puesto. La otra cara de la moneda la protagonizan los de Nigel Pearson, que suman seis noches sin sumar y se destacan en el farolillo rojo de la tabla.

 

En una primera parte sin mucha acción, salió a por todas durante los primeros compases el West Ham que pudo adelantarse bien pronto de mediar una mejor definición de Diafra Sakho, que no supo concretar una buena asistencia de Kevin Nolan en la frontal. Tras el sobresalto se rehízo el Leicester, que tomó más posesión de pelota y frenó por completo el ritmo del partido.

 

Las ocasiones brillaban por su ausencia hasta que en el ecuador del periodo Andy Carroll marró libre de marca un servicio por bajo de Stewart Downing en el corazón del área. Solo dos minutos después se redimía el delantero del norte de Inglaterra cuando una pésima cesión al portero de Paul Konchesky la robaba Carroll para plantarse ante Ben Hamer y batirle con una sutil vaselina.

 

El gol no varió un milímetro el guión del partido que ahora beneficiaba a los de casa, y la subida de agresividad de los Foxes solo les granjeó una ocasión remarcable después de un fallo en el despeje de James Tomkins que aprovechaba Riyad Mahrez para probar suerte desde el costado izquierdo para que Adrián San Miguel se empleará a fondo y desviara a saque de esquina la intentona. Fue la última ocasión de un aburrido primer tiempo.

 

Con la misma tónica se inició la segunda parte, ausencia total de ocasiones pero mucha intensidad en ambas escuadras. Y en el primer lanzamiento a portería del periodo Stewart Downing multiplicaba por dos la diferencia de los Hammers con un bonito disparo desde fuera del área al palo largo tras una buena recepción de espaldas de Sakho.

 

Un triple cambio pocos minutos después del segundo tanto local le cambió algo la cara al Leicester, que amasaba la pelota y aculaba al West Ham en su área, pero las oportunidades no llegaban y los de Allardyce no rehusaban lanzar contragolpes. Poco duró el espejismo además, y en cuanto se recompusieron los de Upton Park cesó el dominio visitante. Una de las pocas oportunidades que disfrutaron los zorros vino de la mano de David Nugent tras jugada personal que no supo finalizar con acierto tras un gran slalom.

 

El final del partido fue una balsa de aceite para el West Ham, que solo vio su portería comprometida en un par de ocasiones, cuando Nugent probaba una volea a bocajarro que mandaba al limbo Adrián a falta de cinco minutos para el final o con el remate de Leo Ulloa en el primer palo que también salvaba el meta sevillano ya en el descuento. Con esas llegó el final del partido y la explosión de júbilo en un abarrotado Boleyn Ground. El sueño de Europa sigue vivo y es cada vez más tangible para la parroquia del este de Londres.