Habría que darle el premio de futboleros de la década a los asistentes a Boleyn Ground y televidentes varios por aguantar hasta el final de este choque, en el que si la primera parte fue aburrida, la segunda rayó en lo cruel. Los de Paul Lambert se llevan un punto a Birmingham, quedando dos por encima del descenso mientras que los de Sam Allardyce vuelven a escalar a posiciones Champions a expensas de lo que haga el Arsenal.

 

Brillaron por su ausencia las ocasiones de gol en la primera mitad, abusando del balón colgado el West Ham, que dispuso de sus primeras oportunidades gracias a los testarazos de Mark Noble, James Collins o Diafra Sakho tras una mala salida de Brad Guzan. Ninguno de ellos tomó portería por bastante. Entre medias, una de las pocas llegadas del Aston Villa se produjo por un robo en la medular de Ashley Westwood que habilitaba a Gabriel Agbonlahor. Su defectuoso remate no inquietó a Adrián San Miguel.

 

En el ecuador de los primeros cuarenta y cinco minutos se activó el equipo local. En esos instantes dispusieron los de Allardyce un par de buenas ocasiones, como el zapatazo inmisericorde de Stewart Downing que rechazó como pudo Guzan o la intentona de Enner Valencia desde el pico del área que se fue alta.

 

El peligro Hammer se fue diluyendo como un azucarillo, y pese a mantener la posesión, dejó de llegar con fluidez a la portería de los de Lambert. Y además los Villans pudieron adelantarse por medio de Andreas Weimann, pero su potente disparo lo desvió Adrián. El epílogo de una anodina primera parte lo escribió el West Ham con una transición ofensiva rapidísima que habría acabado en gol de mediar una buena finalización de Downing desde el interior del área. No fue así y nos fuimos al descanso con 0-0.

 

La reanudación empeoró aún más si era posible el partido, y en los primeros veinte minutos, salvo una arrancada de Carlos Sánchez que acabó con un flojo chut del colombiano, la nada mas absoluta fue el denominador común durante esos minutos. Minutos en los que el control del esférico era visitante, con el firme propósito de narcotizar el partido y sacar un punto en un estadio difícil.

 

Hasta los últimos cinco minutos no volvió a haber acción, salvo una buena internada de Carlton Cole que remató Sakho alto en el setenta y ocho, y fue debido a un arranque de los locales buscando la victoria. Pero el despertar llegó demasiado tarde, topándose con un inspirado Guzan para más inri. El portero norteamericano se hacía gigante en las tres postreras oportunidades del West Ham, como el centro mansito de Downing que remataba Carl Jenkinson o las dos que dispuso a bocajarro un Andy Carroll que volvía a vestirse de jugador meses después de caer lesionado. Las repelió el pelado portero del Villa y se le dio carpetazo a un partido que no pasará a la historia.