Marcos Sánchez

George Best, del cielo al infierno

 
«En 1969 dejé las mujeres y la bebida, pero fueron los peores veinte minutos de mi vida”. Esta frase definiría muy bien a aquel chico de Belfast que marcó una época en el Manchester United, George Best.
 
Best nació en Belfast (Irlanda del Norte) el 22 de mayo de 1946. Aunque durante su infancia jugaba al rugby en su ciudad natal, pronto se decantaría por el fútbol, donde destacaría por su enorme velocidad y capacidad para marcar goles. Aquel joven era todo un portento.
 
Con 15 años, en su país ya hablaban maravillas de él, hasta que unos ojeadores del Manchester United decidieron llevárselo a Inglaterra. En las categorías inferiores del United destacó sobre todos los demás chicos, lo que provocó que pronto el mítico Sir Matt Busby le llevase a debutar con el primer equipo con tan solo 17 años. La velocidad endiablada, los regates y la definición de Best dejaron perplejo al público de Old Trafford, que cada fin de semana acudía al campo a ver al chico de Belfast hacer maravillas con el balón.
 
La afición aún se recuperaba del trágico accidente de 1958, donde murieron 23 personas, entre ellas ocho jugadores. Bobby Charlton, uno de los supervivientes del accidente, además del propio entrenador Busby, compartieron vestuario con el joven Best y juntos devolverían al United a la élite del fútbol años más tarde.
 
Best ganaría 2 ligas con el Manchester United, en 1965 y en 1967, además de la gran esperada Copa de Europa en 1968, esa que tanto ansiaba conseguir aquella generación del 58. Aquella final se decidió por 4-1 a favor del United frente al Benfica, por aquel entonces uno de los grandes de Europa, que tenía entre sus filas a la ‘pantera negra’ Eusebio. En aquella final, Best ofreció un recital de fútbol y marcó el 2-1 en la recta final del partido, que terminaría por hundir al equipo lisboeta. Aquel año, 1968, el Balón de Oro sería para George Best por unanimidad.
 
Los últimos años de Best en el United destacarían más por su vida privada que por su fútbol. El futbolista era conocido en todo Manchester por sus juergas nocturnas, con excesos de alcohol y de mujeres. Una de sus más famosas frases fue «He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y automóviles…el resto lo he desperdiciado«. De este modo, Best iría perdiendo progresivamente su forma física y era habitualmente protagonista de ausencias en los entrenamientos y discusiones en pubs de Manchester.
 
Best terminó abandonando el United en 1974, dando vueltas por diferentes clubes del Reino Unido y de Estados Unidos. Aquí cabe destacar su paso por el Fulham, donde demostró que aún le quedaba algo de la calidad que había demostrado en Manchester. También en Estados Unidos hizo un gran papel en Los Angeles Aztecs, donde sería nombrado el mejor centrocampista de la NALS en 1978.
 
Los últimos años de Best fueron años bastante duros ya que sus problemas con el alcoholismo se agravaron e hicieron que sufriera varías enfermedades de hígado durante 2000 y 2002. Finalmente, Best falleció en 2005 a los 59 años a causa de una neumonía, a la cual se le unieron sus problemas de hígado.
 
George Best es a la vez la cara y la cruz del fútbol. Aquel chico de Belfast pasó de ser una estrella del fútbol a acabar con su carrera por culpa de los excesos fuera del terreno de juego. Es una pena que hoy en día muchos aficionados al fútbol recuerden a Best más por sus problemas extradeportivos que por su aportación al mundo del fútbol. Pero antes de convertirse en un icono pop como Andy Warhol o Bob Marley, George Best fue ante todo uno de los mejores jugadores de fútbol que Reino Unido ha ofrecido al mundo.
 

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Marcos Sánchez