Juan Antonio Parejo

Hazard rompe el muro y el tedio (0-2)

Victoria del Chelsea en el KC Stadium que le otorga el liderato provisional. Ante el cerrojo local, Eden Hazard abrió y Fernando Torres cerró el marcador. El Hull queda en mitad de tabla, no lejos del descenso.

 

Premier League

Hull City 0
Chelsea 2
Ficha técnica
0 – Hull City: McGregor; Figueroa, Bruce, Davies, Chester (Fryatt, 77), Elmohamady; Livermore, Huddlestone, Meyler (Koren, 67), Boyd (Quinn, 83); Sagbo.
2 – Chelsea: Cech; Ashley Cole, Terry, Cahill, Azpilicueta; David Luiz, Ramires (Essien, 89), Hazard, Oscar (Mikel, 79), Willian (Schürrle, 88); Fernando Torres.
Goles: 0-1, m.56: Hazard. 0-2, m.87: Fernando Torres.
Avanza el Chelsea por la Premier al son de la marcha militar de Mourinho, sin romanticismos ni plasticidad pero con paso firme y resuelto, consiguiendo el liderato provisional. La plaza de ayer no era fácil, donde el Hull City tan solo había concedido seis goles, tres de los cuales anotados por el Manchester United.
 
No es Kingston upon Hull precisamente Florencia como Steve Bruce no es ni fue Brunelleschi, pero ambos son un canto al trabajo y la eficacia. Con cinco defensas comparecieron los tigres, un muro de hormigón frente al que se tuvo que enfrentar casi en soledad Fernando Torres, casi sin acompañantes, en un arranque igualado que ya dibujó el retrato del duelo: industrial y gris como el propio cielo de la ciudad del río Humber, que tampoco viene a dibujar atardeceres toscanos.
 
El Chelsea tuvo que esperar diez minutos para localizar a McGregor en un disparo de Torres en medio de una guerra de trinchera y barro, con unas líneas locales macizas y bien compactas, donde Elmohamady abría líneas con sus internadas por el costado diestro. Timoneados por Huddlestone, los de Bruce tuvieron sus opciones en un disparo lejano de Livermore y especialmente en los pies de Yannick Sagbo, tras una pifia de John Terry saliendo desde atrás, un oasis entre tanto balón largo.
 
Carentes de un mediocentro que de tino a su juego, los blues tienen en David Luiz si no un cerebro, sí un buen corazón que hace bombear sus arterias. El brasileño se impuso en la medular sobre Huddlestone y Livermore y también sobre la incomparecencia de Ramires, conectando de paso con Eden Hazard, el mejor jugador de los londinenses y el más peligroso para los norteños. Una jugada del belga que remató a bocajarro Oscar obligó a McGregor a sacar una mano prodigiosa para evitar el gol del Chelsea. Salvo una falta lanzada por David Luiz, no hubo más ocasiones. Sin voluntad ni insinuación, no hay sexo.
 
El encefalograma seguía plano tras la reanudación, pero el cansancio empezó a hace mella en el Hull, comenzando a haber más metros entre líneas, llegando décimas más tarde a las intercepciones. Los equipos de Mourinho nunca gustaron del ataque en parado, pero para partidos como el disputado en el KC Stadium siempre hay genios capaces de esculpir un Miguel Ángel en el granito.
 
Tras una gran asociación entre David Luiz, Ashley Cole y Oscar, el esférico cayó a los pies de Hazard en la frontal, quien regateó a dos defensores y la puso en el palo izquierdo del meta del Hull, derribando el muro local, que ya presentaba grietas. Uno a cero y el escenario ideal para Mourinho: bloque de presión medio/bajo, repliegue y metros para contragolpear.
 
Le tocaba al Hull buscar a Cech, por lo que Steve Bruce recurrió a Koren y Fryatt en busca de imaginación. Mucho pedir, parece ser. De paso renunció a los cinco defensas, mutando en un claro 4-4-2 con Elmohamady pisando área. Los tigres buscaron rasear, pero sin imaginación, cualquier cadena de más de tres pases tenía un mismo fin: un centro lateral. Coser y cantar para Cahill y Terry, misión imposible para el Hull City.
 
Si le quedaba algo de emoción al duelo, en su agonía Fernando Torres terminó con ella. Habilitado por Oscar y con espacios, el español quebró a Alex Bruce y liquidó de zurdazo raso a McGregor. Directo, rápido, efectivo, sin contemplación, definiendo casi a la perfección como es este Chelsea.
 
Con el final del partido, los blues se aúpan a la cabeza de la Premier de manera provisional, a la espera de lo que hagan Arsenal y Manchester City en sus visitas. El juego del Chelsea hace que para el espectador los minutos sean largos y pasen casi tan lentos como las transiciones del Hull en ofensivas estáticas, pero sus futbolistas conocen los axiomas de Mourinho, cuyas líneas rectas y sin ornamentos siempre tienen el mismo objetivo: la victoria. Y es que fue otro florentino quien escribió que en razones de estado, el fin justifica el medio.
 

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Juan Antonio Parejo