Inglaterra necesitaba ganar para pasar a semifinales, lo cual provocó que Stuart Pearce introdujera tres cambios para el partido contra la República Checa con el objetivo de inyectar imaginación en un equipo que había mostrado su mediocridad en los dos empates anteriores.
Casi todo el centro del campo fue sustituido. Jordan Henderson fue el único superviviente, mientras que Michael Mancienne, Danny Rose y Jack Rodwell fueron sustituidos por Fabrice Muamba, Scott Sinclair y Tom Cleverley. La capitanía pasó de Mancienne, que nunca estuvo cómodo en su posición de medio centro, a Phil Jones. La solidez defensiva de Jones y Chris Smalling ha sido de las pocas cosas rescatables del torneo para Inglaterra.
El técnico checo, Jakub Dovalil, también hizo tres cambios respecto a su último partido, la derrota previsible ante España. El más importante, optar por Libor Kozak en lugar de Tomas Pekhart, el delantero que fue el máximo anotador en la fase de clasificación.
Inglaterra era la que debía atacar, puesto que a los checos les valía con el empate para pasar a semifinales. Los de Pearce comenzaron titubeantes, mientras que los checos parecían más a gusto con el balón, como en sus partidos anteriores. Sin embargo, en el primer cuarto de hora, Daniel Sturridge y Welbeck realizaron un par de combinaciones que trastorcaron a la defensa checa, en lo que parecía un buen signo para los ingleses.
Los checos no tardaron en reaccionar. A los 16 minutos, Frank Fielding, el portero inglés, tuvo que intervenir para desviar acrobáticamente un disparo desde el borde del área de Lukas Marecek. El córner resultante generó más peligro pero Smalling despejó bien y Sinclair lanzó un contraataque con una carrera desde su propio campo hasta el borde del área checa, que acabó con un disparo de Sturridge atajado sin problemas por Vaclik.
Los checos defendieron muy atrás, lo cual provocó que Inglaterra pudiera combinar con comodidad y se viera la mejor cara de los ingleses desde que comenzó el torneo, lo cual tampoco era muy complicado. En el minuto 26 realizaron la mejor jugada de la competición, combinando varias veces hasta que Jones se aventuró hacia delante para pasar en profundidad hacia Ryan Bertrand. El lateral izquierdo centró al segundo palo, donde Cleverley voleó directo a la red exterior. Muamba ofreció una seguridad que Mancienne nunca logró proyectar e Inglaterra pareció sentirse a resguardo. Otro ejemplo llegó en el minuto 41, cuando Bertrand culminó una jugada iniciada por Muamba con un potente disparo desde 30 metros, obligando a Vaclik a despejar.
El problema de Inglaterra es que, aunque sus intenciones y su juego de combinación son elogiables, su juego es muy predecible. Un disparo de Cleverley fue lo único rescatable de los primeros veinte minutos de la segunda parte. Lansbury sustituyó a Henderson en el minuto 63, con lo que Pearce ya había sustituido a todo el centro del campo que comenzó el torneo. El técnico buscaba creatividad desesperadamente.
A falta de catorce minutos, Sturridge puso la inspiración que necesitaba Inglaterra. Recibió el balón al lado derecho, centró magníficamente con su pierna izquierda y el jugador del Manchester United Danny Welbeck cabeceó a la red. Inglaterra estuvo cerca de ampliar la diferencia pero los checos, que necesitaban un gol, cambiaron de estrategia y se fueron hacia delante. Los ingleses no resistieron. A falta de un minuto, Marcel Gegov disparó a puerta y la trayectoria del balón fue desviada por un defensor inglés. Jan Chramosta, que había entrado hacía poco, envió a la red con una suave vaselina. Ya con los ingleses volcados, otro sustituto, Pekhart, puso el definitivo 2-1.
Inglaterra: Fielding, Walker, Jones, Smalling, Bertrand; Muamba, Henderson (Lansbury, 64); Cleverley (Albrighton, 76), Sturridge, Sinclair (Rose, 87); Welbeck
República Checa: Vaclik; Celustka, Suchy, Mazuch, Lecjaks; Gecov; Dockal, Marecek, Moravek (Chramosta, 83), Kovarik (Cerny, 68); Kozak (Pekhart, 83)
Goles: 1-0: Welbeck (76), 1-1: Chramosta (89), 1-2: Pekhart (90)
