Antonio Mateo

Intercambio de golpes entre Spurs y United (2-2)

Tottenham y Manchester United empataron a dos en un partido entretenido en White Hart Lane. Las tablas no sacan a ninguno de los dos del pozo de la media tabla.

 

Premier League

Tottenham 2
Manchester Utd. 2
Ficha técnica
2 – Tottenham Hotspur: Lloris, Walker, Vertonghen, Dembélé, Dawson, Chiriches, Lennon (Townsend, 65), Sandro, Soldado (Defoe, 72), Paulinho, Chadli (Sigurdsson, 85).
2 – Manchester United: De Gea, Smalling, Evra, Cleverley, Evans, Vidic, Antonio Valencia (Nani, 84), Jones, Rooney, Kagawa (Young, 84), Welbeck (Hernández, 73).
Goles: 1-0, m.18: Walker. 1-1, m.32: Rooney. 2-1, m.54: Sandro. 2-2, m.57: Rooney (p.).
Con los asientos de los técnicos calentándose de forma progresiva, Tottenham y Manchester United no supieron discernir en la mañana dominical quién está más necesitado de los dos. Dieron espectáculo: hubo goles y el juego fue vistoso, pero la falta de consistencia de ambos los deja un partido más en observación, sin saber todavía si hay que extirpar o sólo necesitan vitaminas para revivir sus respectivas esperanzas ligueras. Europa actuó como bálsamo durante la semana, pero David Moyes y André Vilas-Boas llegaron acaparando titulares, con la paciencia de ambas aficiones reduciéndose gota a gota con cada partido estéril.
 
Tomaron la iniciativa los Spurs como locales, y durante un rato se creyeron el papel de dominadores, generando más peligro que sus rivales. Fue, sin embargo, a balón parado donde llegó el gol. Un disparo raso de Kyle Walker, la barrera del United que salta y se revuelve en masa, y el balón entra sin que a De Gea le llegue para atajarlo. Romper el empate fue el extra de confianza que necesitaba el equipo, que se vino arriba y empezó a generar ocasiones para doblar la ventaja.
 
Sin embargo, el fútbol es terreno propicio para las suposiciones ¿Y si Soldado no hubiese enviado a las nubes un disparo franco? ¿Y si Walker no hubiera puesto un rechazo en el pie de Rooney para que éste pusiera las tablas? El partido podría haber sido distinto, los Spurs se podrían haber hecho grandes y ahondar en las miserias de Moyes y los suyos. Pero no. El caso es que el Tottenham perdonó y a Rooney le llegó la Navidad por adelantado de parte de su compañero de selección. Y cambió el guión.
 
El empate sirvió para que el United se estirara y se quedara el balón durante más tiempo, apoyado en lo incisivo que estuvo Antonio Valencia por la banda. Pero la realidad es que sin Van Persie, sin Carrick, sin Giggs y sin Ferdinand, la identidad de los diablos rojos se redujo casi exclusivamente a un renacido Wayne Rooney, reencarnado en una versión más joven de sí mismo. Y tiene suerte David Moyes de que lo esté haciendo con éxito, salvando partidos día sí día no.
 
Llegó en la segunda parte el gol de la semana, del mes, de 2013, si me apuran. Un torpedo de Sandro tras zafarse de los defensas que fue cogiendo altura y llegó a la red por toda la escuadra. Parecía ese el estímulo que los Spurs necesitaban para adueñarse del partido y cerrarlo después, pero llegó el penalti de Lloris a Welbeck tan sólo tres minutos después. Y Rooney al rescate, fuerte y al centro.
 
Del intercambio de golpes salió mejor parado el Manchester United pese a haber desplegado menos brillantez en el mismo. Quizás se acomplejó el Tottenham, pero el tramo final sólo fue un ir y volver continuo que podría haber dado los tres puntos cualquiera. Haciéndose justicia, nadie se marchó de White Hart Lane con semejante botín.
 

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Antonio Mateo