Tablas en Boleyn Ground. No son capaces de remontar el vuelo los de Sam Allardyce que ya encadenan tres partidos consecutivos sin conocer la victoria aunque siguen en la zona noble de la tabla. Por su parte, el nuevo equipo de Tony Pulis, que vio el choque desde el palco, suma un empate a domicilio que les deja un punto por encima de la zona roja.

 

Mucho respeto mutuo entre ambas escuadras en el inicio del choque. La primera intentona vino de la mano de Aaron Cresswell gracias a una fantástica internada por el centro. Su chut forzado tomó puerta con debilidad y fue atajado sin problemas por Ben Foster. Poco después se adelantaría el equipo local, cuando en el minuto diez Morgan Amalfitano recepcionaba y abría a banda un balón que Cresswell templaba y Diafra Sakho cabeceaba cruzado para adelantar a los suyos en el marcador.

 

El gol espoleó a los de Allardyce unos pocos minutos y, tres después del tanto, probaba suerte Stewart Downing partiendo desde la izquierda, pero su remate lo desbarataba Foster.

 

Las tornas cambiaron en el ecuador de la primera mitad y el West Brom tomó las riendas del partido y empezó a generar ocasiones como el chut de Chris Baird tras centro de Youssouf Mulumbu que despejaba Adrián San Miguel con maestría o la combinación en área rival que no atinaba a rematar con puntería Stephane Sessegnon.

 

Seguía con el control del partido el West Brom que pudo adelantarse en dos ocasiones casi consecutivas pero ni Brunt de falta ni James Morrison desde la frontal atinaban con la portería Hammer. Pero tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, y en el cuarenta y dos Saido Berahino finalizaba a placer una gran contra comandada por Sessegnon. Era el epílogo de la primera mitad.

 

Con más ganas salió el West Ham pero cual gaseosa fue perdiendo fuerza con los minutos y bien pronto pudo desequilibrar el marcador Mulumbu conectando un potente chut a la contra al lateral de la red, aunque solo cinco minutos después los Hammers dispondrían de la mejor ocasión del partido cuando Cresswell estrellaba contra el poste una falta desde la frontal.

 

Tras eso, el tedio más absoluto. La pelota estaba adueñada por un West Brom más pendiente de narcotizar el partido que de ir a por los tres puntos. Por su parte, el West Ham intentaba recuperar la posesión y enlazar alguna jugada pero sin ningún éxito. Pasaban los minutos y ninguna de las dos metas era puesta en compromiso hasta que en el noventa y cuatro en la última acción del partido Brown Ideye golpeaba desde el pico del área con rosca pero se le iba rozando la madera. Con esas señaló el final de un encuentro que quedará enterrado en lo más hondo de los partidos aburridos un Jonathan Moss que apenas tuvo trabajo.