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La Champions League está de vuelta

La mejor competición del mundo vuelve a escena. Exceptuando al Manchester City, ninguno de los equipos ingleses debería pasar dificultades para alcanzar los octavos de final. El Manchester United vuelve al lugar del que nunca debió irse.

 
Ya está aquí. Ya ha llegado. La mejor competición del mundo del fútbol empieza una nueva edición a partir de mañana. Se sucederán los partidos a lo largo del continente. Con un mismo horario (exceptuando los equipos rusos y el Astaná), un mismo balón y una misma esencia para todos los equipos. La esencia de la Champions League.
 
Se podría argumentar que el Mundial es la mejor competición de este deporte. Pero no es verdad. El encanto que le otorga disputarse únicamente cada cuatro años se destruye viendo la calidad conjunta de los equipos. No se puede argumentar que una selección, con cincuenta entrenamientos al año, es más competitiva que un equipo de fútbol de alto nivel que entrena más de doscientas veces en un año. Natural o de competición.
 
Tampoco es mejor su nivel colectivo o dentro de un estilo de juego. Las selecciones nacionales agrupan a los mejores jugadores de cada país. Pero cada uno, en su club, tiene un rol dentro de un sistema de juego muy definido. Y al llegar al combinado nacional puede variar, siendo más dificultosa su labor fuera de su rutina de trabajo habitual. Por ejemplo, en el Manchester United, Wayne Rooney juega como referencia ofensiva. Al llegar a la selección inglesa, suele jugar junto a Harry Kane en un sistema de dos puntas o por detrás del ariete del Tottenham. Así es difícil entrar en una dinámica colectiva. Con tan pocos entrenamientos y partidos de un equipo.
 
En definitiva, una vez razonado, el (principal) porqué la Liga de Campeones es la mejor competición, pasamos a la verdadera magia del torneo. Los sponsors, el himno, los anuncios habituales y otros aspectos diferenciales de esta competición.
 
Esta semana, comienza el diluvio de anuncios de Nissan, Heineken, MasterCard o Gazprom. Independientemente del interés que suscitan estas marcas, son portadoras del cartel que las relaciona con la Champions League. Simbolizan la dimensión de la competición con anuncios llamativos y vinculados con el mundo del fútbol a través de laboriosos y significativos señuelos.
 
Bisemanalmente, cada martes y miércoles, se escuchará en dieciséis estadios de Europa esa melodía de Tony Britten basada en una pieza clásica de Georg Friedrich Handel. En tres idiomas, inglés, francés y alemán, durante algo más de cincuenta segundos a la par que un cámara recorre a cada uno de los veintidós futbolistas titulares y los seis colegiados de cada encuentro. Dedicando algo más de dos segundos a cada jugador de forma regular y paciente. Desde Inglaterra a Kazajistán. Pasando por Suecia, Portugal, Bélgica, Bielorrusia, Croacia o Israel.
 
Es cierto que se ha acotado en demasía el número de candidatos al título. Pero también lo es, que cada año surge algún nuevo contendiente con opciones reales de dar la sorpresa. Más allá de los habituales Chelsea, Bayern de Múnich, Real Madrid y Barcelona, en 2010 estuvo el Inter de Milán, en 2011 el Schalke 04, en 2013 el Borussia Dortmund, en 2014 el Atlético de Madrid y en 2015 la Juventus de Turín. Siempre se puede competir si se hacen las cosas bien.
 
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Pero la verdadera grandeza de esta competición, no sólo reside en las rondas finales. De aquí a diciembre, se producirán los sueños de los pequeños. La visita de aficionados israelíes a Stamford Bridge, animando a su equipo en un partido oficial frente a uno de los mejores equipos del mundo no se puede pagar con dinero, parafraseando el lema de uno de los patrocinadores del evento. Es una experiencia titánica e inimaginable para equipos de ligas menores y desconocidas para el aficionado medio. La aventura, también, de los aficionados del Dinamo de Zagreb que cruzarán medio continente en avión para caer (con toda probabilidad) goleados en el Emirates. O la ilusionante visita que rendirán CSKA de Moscú, PSV Eindhoven y Wolfsburgo a Old Trafford. Jornadas de ese estilo son las que marcan la vida de un futbolista. Y las de un aficionado. Y las posibilita la Champions League vía las bolas de Gianni Infantino.
 
Allá por febrero, empezará lo serio para la mayoría (sin meter en este grupo al Manchester City con su habitual complicado grupo antes de llegar a octavos de final). Ahora es tiempo de ir sacando partidos adelante para los candidatos al título. Es el momento de que equipos como el Olympiacos, el Zenit de San Petersburgo o el Shakthar Donetsk salgan de las hegemonías nacionales para poner a prueba su nivel contra los más grandes del continente.
 
Este año seguirán faltando grandes equipos como el Liverpool, el Inter de Milán o su vecino el Milán. Y también otros menos afamados pero con una gran historia. Como el Celtic de Glasgow, el Borussia Dortmund o el Ajax de Ámsterdam.
 
Los habituales vigilantes de seguridad de los estadios, pasan a ser etiquetados en sus chalecos de colores fosforescentes como Stewards. Los anuncios en contra del racismo, se emitirán en diversos idiomas a través de grandes figuras del mundo del fútbol y con el conocido lema de Respect. Las megafonías de los estadios, emitirán las alineaciones, cambios y tiempos añadidos en dos idiomas. Las lonas blancas estampadas con estrellas negras, del tamaño del círculo central de cada estadio, están guardadas. Esperando su momento. Todo está preparado. La fiesta va a empezar. La Champions League está de vuelta.
 

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