Amistoso
Inglaterra | 1 |
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Suecia | 0 |
Ficha técnica |
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1 – Inglaterra: Hart (Carson, 45); Walker, Cahill, Terry, Baines; Jones, Barry, Rodwell (Milner, 58), Walcott (Sturridge, 58), Downing; Zamora (Bent, 70). |
0 – Suecia: Isaksson; Lustig, Majstorovic, Mellberg (J. Olsson, 45), Olsson; Elm (Bajrami, 87), Kallstrom (Svensson, 70), Larsson, Wembloom; Elmander, Ibrahimovic (Toivonen, 45). |
Goles: 1-0, m. 22: Barry. |
Dicen que Alemania e Italia no entienden de amistosos. Pues Inglaterra, quizá por la llegada de un entrenador italiano como seleccionador, tampoco. La suplencia de Terry ante España ya demostró que aquel encuentro era mucho más que un amistoso. Capello dio la sensación de estar protegiendo al central del Chelsea de una más que posible derrota ante los campeones de Europa y del mundo, con todas las críticas que ello atraería.
Sin embargo, la inesperada, aunque rácana, victoria ante el combinado español dio a los ingleses algo de lo que han carecido en muchos años: optimismo. En cuestión de horas, la selección inglesa ha pasado de ser considerada por sus propios aficionados como una potencia de segunda fila de cara a la próxima Eurocopa, a ser prácticamente favorita.
Precisamente este sentimiento de mejoría, de superioridad, es el que ha llevado a Fabio Capello a llevar a cabo ocho cambios con respecto al partido ante España, solo Hart, Jones y Walcott repitieron titularidad. Los cambios más notables fueron la primera titularidad internacional de Kyle Walker y Jack Rodwell, sin duda el futuro de esta selección, además de la devolución de la titularidad y capitanía al cuestionadísimo John Terry, que formó, junto a Gary Cahill, la pareja de centrales.
Las múltiples novedades no fueron un problema para que los ingleses jugaran con paciencia y criterio. En la primera parte, los suecos regalaron a Inglaterra el balón y, a pesar de no contar con la clase de Scott Parker, hoy en el banquillo, lo aprovecharon a base de pases.
Precisamente fue gracias a una jugada trenzada como llegó el único gol del partido. Un excelente tuya-mía entre Downing y Leighton Baines acabó con un centro perfecto del primero al punto de penalti, desde donde Gareth Barry cabeceó a la perfección un balón picado para anotar el gol 2.000 de Inglaterra a nivel internacional.
A partir del gol, que ocurrió en el minuto 22, hasta el final del encuentro, no hubo partido. Inglaterra dominó con facilidad con la posesión del balón aunque, a pesar de crear algunas claras ocasiones de gol, en general les faltó profundidad. Ni siquiera la entrada de Sturridge, Milner y Bent en la segunda parte lograron poner en excesivos aprietos al portero sueco, Isaksson.
Asimismo, los suecos tampoco pusieron mucho empeño en empatar el partido. De hecho, el sustituto de Hart en la segunda parte, Scott Carson, jugador del Bursaspor turco, no tuvo apenas trabajo. Ambos equipos parecieron conformarse con el resultado, que daba a Inglaterra su noveno partido consecutivo internacional sin perder y la sexta victoria de entre los nueve partidos.
Más allá del resultado, muchas son las conclusiones positivas para la Inglaterra de Capello tras estos dos partidos. En primer lugar, la incorporación definitiva de los jóvenes Walker, Rodwell, Jones y Sturridge, que tienen muchas posibilidades de viajar a la Eurocopa e incluso de pelear por un puesto en el once titular. Capello también ha logrado la estabilización de John Terry, el capitán de Inglaterra, que tras la polémica racista con Anton Ferdinand podría quedarse fuera de la Eurocopa. Por último, cada vez son más heterogéneas y ricas las variantes tácticas de Inglaterra. Milner, Adam Johnson, Downing, Walcott y Sturridge pueden hacer daño por las bandas, pero también Barry, Rodwell, Phil Jones y Parker han demostrado mucha calidad en el juego interior del centro del campo.
El único problema de cara a la Eurocopa sigue siendo sustituir a Wayne Rooney en la fase de grupos. Bent y Zamora no lo han hecho mal en estos dos partidos, pero Inglaterra necesitará algo más que eso para dar la talla en Polonia y Ucrania.