Ilie Oleart

La joya perdida de la generación del 92

Es posible que ni siquiera los aficionados más acérrimos del Manchester United hayan oído hablar jamás de Adrian Doherty. Y, sin embargo, durante un tiempo fue considerado como el nuevo George Best. Antes de que el destino terminara con su carrera y, en última instancia, con su vida.

 
Este próximo miércoles 19 de noviembre se cumplirán 27 años desde que Adrian Doherty firmó por el Manchester United. Con este motivo, Daniel Taylor ha dedicado un artículo en The Guardian a este jugador que difícilmente el lector conozca. Y sin embargo, un día, fue considerado por Sir Alex Ferguson como el jugador más prometedor del club.
 
Recientemente, se estrenó en las salas inglesas «The class of 92», un documental que narra la historia de una de las generaciones de futbolistas más exitosas de la historia del club, la formada por Paul Scholes, David Beckham, los hermanos Neville, Nicky Butt o Ryan Giggs. Casi nadie recuerda en ese grupo a Doherty, que ocupaba la banda contraria a Giggs. Según Tony Park, coautor de «Sons of United», una historia de los equipos juveniles del club, «era uno de los extremos más rápidos nunca vistos, los ojeadores del United solían decir que podría cazar palomas de lo rápido que era».
 
Park lleva desde los años 70 siguiendo los equipos juveniles del United y afirma que durante todas estas décadas solo vio a cuatro jugadores de los que estuviera convencido que llegarían a brillar a nivel profesional: Norman Whiteside, Paul Scholes, Giggs y Doherty. “Uno de los entrenadores del club comentaba que mientras Giggs aunaba rapidez y una prodigiosa pierna izquierda y Scholes podía utilizar ambas piernas indistintamente, Doherty lo tenía todo».
 
Alguien que conoció bien a Doherty fue Brendan Rodgers. Eddie Coulter, ojeador del United, descubrió a Rodgers (más recientemente, fue quién recomendó a Jonny Evans) cuando estaba en el St Patrick’s College de la ciudad norirlandesa de Ballymena. El Arsenal ya había intentado ficharle, igual que Brian Clough para el Nottingham Forest.Eran los primeros años de la era de Ferguson en el United y Rodgers solía viajar hasta Manchester para representar al United junto a otro compatriota, un habilidoso extremo izquierdo de quién se decía que estaba destinado a seguir los pasos de George Best. Era Doherty.
 
Rodgers le recuerda perfectamente: «Le llamaban «Doc» y Ryan Giggs, los Neville y demás te dirán que era el mejor jugador con el que jugaron en aquella época. En Reading coincidí con Jim Leighton, que estaba cedido por el United en aquella época. Le pregunté si había oído hablar de un juvenil y me dijo que no, le pregunté por otro y me respondió de nuevo que no. Entonces le comenté que era amigo de un chico de Strabane llamado Adrian. Leighton se detuvo en seco. “¿El Doc?”, me preguntó. «El Doc es una leyenda».
 
Ferguson convocó a Doherty por primera vez en marzo de 1990, con solo 16 años. David Meek escribió en aquella ocasión en el Manchester Evening News que «en el club están convencidos de que Doherty está llamado a emular el impacto que tuvo George Best y el cuerpo técnico del United está presionando a Ferguson para que apueste por él». Según Meek, «su velocidad y habilidad han sido una revelación en los entrenamientos. El chico es muy tímido pero juega con una valentía que nada tiene que envidiar a su habilidad. Es un extremo que puede regatear a máxima velocidad y disparar con ambas piernas». Billy Bingham convocó a Doherty a la selección sub-21 irlandesa cuando solo tenía 17 años pero Ferguson consideró que era demasiado joven y le impidió acudir a la convocatoria. La carrera de Doherty comenzaba a coger velocidad.
 
Pero entonces llegó el momento que transformaría su carrera y, en última instancia, su vida. Unos días antes de debutar, sufrió la peor lesión que un futbolista puede padecer: ligamentos cruzados de la rodilla. Conviene recordar que, en aquella época, una lesión de esta gravedad no interrumpía carreras. Más bien las terminaba.
 
Tardó siete meses en volver a jugar a fútbol. Y cuando lo hizo, su rodilla volvió a romperse. En esta ocasión, estuvo un año alejado de los terrenos de juego, Cuando finalmente regresó, era evidente que ya no era el jugador que había sido o que estaba destinado a ser.
 
Su forma de ser determinó los acontecimientos subsiguientes. Doherty era un tipo bohemio y excéntrico que solía presentarse en el centro de entrenamiento con una guitarra bajo el brazo. Robbie Savage, un año menor, le recuerda a menudo rasgando la guitarra en el vestuario de al lado. Era una persona que prefería escribir poemas antes que ir al pub a charlar sobre fútbol. «Era un jugador habilidoso, fuerte y valiente pero lo que más recuerdo es su personalidad y su inteligencia. Le encantaba hablar sobre música, libros y poesía», recuerda Brian McClair.
 
Tras el United, fichó por el Derry City donde solo llegó a jugar tres partidos antes de abandonar definitivamente el fútbol. Rodgers recuerda que intentó ganarse la vida con la música, su gran pasión, pero la cosa no funcionó.
 
En 2000, mientras su excompañeros de la clase del 92 celebraban la consecución de la Copa de Europa y de su sexta liga en ocho años, Doherty se mudó a Ámsterdam para trabajar en una compañía de muebles. En su primera semana, cuando iba a trabajar, cayó al canal. Tras un mes en coma, falleció un 9 de junio. Un día antes de cumplir los 27.
 
La prensa inglesa no se hizo eco de su fallecimiento, a excepción de una líneas en el Sunday Mirror. En el Derry Journal le dedicaron media página bajo el titular «Numerosos homenajes por la trágica joya del fútbol». El fútbol es una máquina que tritura y olvida a un ritmo vertigionoso. Lo que ocupaba las páginas de los periódicos y las mentes de los aficionados era el encuentro del día siguiente entre Alemania y la Inglaterra de Beckham, Scholes y los Neville de la Euro 2000.
 
Hoy solo podemos hacer conjeturas sobre lo que habría podido ser. Matt Bradley, que alertó al United cuando era entrenador de Doherty en los Moorfield Boys de Derry, le considera como «el mejor jugador joven que he visto en Irlanda en más de 30 años como entrenador y ojeador«. El Manchester United le dedicó un homenaje en su revista oficial Inside United en 2007. En aquella ocasión, Giggs, cinco meses menor que Doherty, le describió como un jugador «formidable». Park lo tiene claro: “Imagina un poco de Giggs, un poco de Andrei Kanchelskis y un poco de Cristiano Ronaldo, luego mézclalo todo. Ese era Doherty».
 
El fútbol puede ser cruel con los futbolistas. Una lesión, una mala temporada o una decisión de carrera incorrecta pueden transformar una vida, como nos recuerda la historia de Doherty. En lugar de recorrer las calles de Manchester en un autobús gozando de un baño de masas, acabó solo ahogándose en un canal de Ámsterdam. Son historias que no deberíamos olvidar. Por fortuna, la suya no caerá en el olvido. En los próximos meses se publicará un libro narrando su historia que a buen seguro contará con colaboraciones de lujo. Las de aquellos que, como Ryan Giggs, Gary Neville, Brendan Rodgers o Sir Alex Ferguson, siguen recordando a aquel chico tímido y excéntrico que estaba llamado a convertirse en el quinto Beatle y acabó hundido en el olvido durante décadas.
 

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Ilie Oleart