Desde los tiempos de Mourinho, el primer técnico que contrató Roman Abramovich como propietario del Chelsea, la defensa ha sido siempre una de las fortalezas del equipo. Pero los cambios tácticos implementados por André Villas-Boas han dejado al descubierto todas las carencias defensivas del equipo.
En sus doce primeros partidos de liga al frente del Chelsea, André Villas-Boas acumula peores registros que todos sus predecesores. Solo Avram Grant, de infausto recuerdo para los seguidores del West Ham, cosechó unos números casi tan malos.
El Chelsea de Villas-Boas ha perdido cuatro de esos doce partidos y tiene una diferencia de goles de solo ocho a favor. Y los registros son igual de malos en casi todos los ámbitos. Aunque el más llamativo es el referente a la disciplina del equipo. La temporada pasada, el Chelsea fue el cuarto equipo más limpio de la Premier League en términos de tarjetas recibidas (59 amarillas y una roja), mientras que esta temporada son el equipo más sucio (31 amarillas y tres rojas, a las que hay que sumar otras dos en la Carling Cup).
Para dilucidar las causas de este bajón defensivo, compararemos el partido de este domingo con otro Chelsea-Liverpool, el último que dirigió Mourinho en su etapa en Londres, el 17 de septiembre de 2006, que concluyó con 1-0 a favor del Chelsea.
La primera pizarra muestra las intercepciones realizadas durante el encuentro. Mientras que el Chelsea de Villas-Boas interceptó el balón 25 veces este domingo, diez de ellas en campo rival. En cambio, el Chelsea de Mourinho solo cortó el balón seis veces durante los 90 minutos, tres en el campo propio y tres en el rival. Esto se debe a que el Chelsea actual juega con una línea defensiva muy adelantada, que trata de presionar lo más cerca posible de la línea medular.
El Chelsea de Mourinho apostaba por otra forma de recuperar el balón. En lugar de tratar de anticiparse a la jugada, apostaba por recuperar el balón una vez que el jugador atacante ya lo había recibido. Eso explica la siguiente pizarra, que muestra las entradas realizadas durante le encuentro, en azul las que permitieron recuperar el esférico y en rojo las que no. Mientras el Chelsea de Mourinho realizó 67 entradas, el de Villas-Boas solo hizo 49.
Esto nos permite comprender las diferencias principales entre los dos sistemas defensivos. El actual apuesta por la anticipación y la línea adelantada mientras el anterior se basaba en retrasar las líneas hasta el tercio defensivo y esperar a arrebatar el balón cuando el jugador tenía el control. Ambas opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes, como está comprobando Villas-Boas en sus carnes.
El problema de jugar con las líneas muy adelantadas es que el equipo deja muchos espacios a sus espaldas, así que se requieren defensas veloces que sean capaces de competir por velocidad con los atacantes. Por otro, deben ser capaces de anticiparse al movimiento del rival. Eso requiere una excelente lectura del juego y una elevada capacidad de reacción. La actual defensa del Chelsea carece de todo eso.
David Luiz personifica las carencias de la retaguardia actual. Esta pizarra muestra los pases realizados para David Luiz este domingo en comparación con el compañero que tenía Terry en 2006, Ricardo Carvalho. Ambos presentan unos números casi idénticos de éxito en el pase, pero con una importante salvedad. Mientras el portugués mantiene su posición, David Luiz ocupa a menudo una extraña posición de lateral derecho a partir del centro del campo. Se trata de un jugador con un físico portentoso solo comparable con su indisciplina táctica y su total descontrol.
De hecho, resulta preocupante el envejecimiento de la línea defensiva. Ashley Cole y John Terry jugaron ambos partidos, pero han transcurrido más de cinco años entre ellos. Carvalho tenía 28 años y Boulahrouz, el lateral derecho, tenía solo 24 años. Este domingo, junto a Cole y Terry estuvieron Ivanovic (27 años) y el ya mencionado David Luiz (24 años). Mientras la media de edad de la línea de cuatro este domingo era de 27,75 años, la de hace cinco años era de 25,5 años.
El dilema que se le plantea ahora a Villas-Boas es de envergadura. Si pretende mantener su sistema actual, deberá acudir al mercado en enero para incorporar al menos a un par de defensas. La otra opción es rectificar, retrasar las líneas, donde la falta de velocidad de Terry y la indisciplina táctica de David Luiz no queden tan expuestas. La respuesta, a partir de este miércoles en la Champions League.
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Ilie Oleart
@Ilie Oleart
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