Los 476,776 abonos de adultos vendidos la temporada pasada supera el anterior récord de 476,267 alcanzado en 2007-08 y representa un aumento del 7% sobre la temporada 2004-05, cuando la Premier League comenzó a recopilar estos datos. Estas cifras positivas se unen al aumento desorbitado de los derechos de televisión para las próximas tres temporadas. Nada ni nadie parece capaz de frenar el crecimiento de la liga.
Una de las críticas recurrentes a este crecimiento es que el aumento de los precios de las entradas estaba provocando que la clase media y obrera no pudieran asistir a los partidos y el fútbol se estaba convirtiendo en un deporte para las élites. También se había achacado a la liga y a sus clubes que estos precios tan elevados provocaban que los jóvenes ya no pudieran acudir a los estadios.
Sin embargo, las cifras parecen indicar otra cosa. La temporada pasada, se vendieron 58,546 abonos para niños, superando el anterior récord de 58,313, fijado en 2008-09. Las ventas de este tipo de abono han aumentado un 26% desde 2004-05.
Gran parte del mérito radica en las políticas comerciales de los clubes. El Everton, por ejemplo, ofreció un abono para menores de 11 años por solo 95 libras y uno para jóvenes de 12 a 16 años por 149. Esto provocó un aumento de menores de 16 años a Goodison Park del 39%.

Para esta temporada, el Arsenal ha lanzado la zona «Young Guns», para jóvenes entre 12 y 16 años que tienen acceso a mil entradas de categoría B y C por un precio fijo de 10 libras.
Según la Premier League, el 29% de los aficionados acuden con niños. En 2009, el 76% de los padres consideraba que los clubes se amoldaban a sus necesidades pero ese número ha aumentado hasta el 87% la pasada temporada.
Con un producto televisivo muy atractivo y la asistencia a los estadios en aumento, la principal preocupación actualmente son los precios para los aficionados visitantes. La Federación de Aficionados al Fútbol del país está llevando a cabo una campaña para lograr que los precios para estos aficionados se reduzcan a 20 libras. Mientras eso sucede, algunos clubes (como el Stoke) han optado por ofrecer transporte gratis a sus aficionados para acompañar al equipo con el objetivo de reducir el coste total del desplazamiento.
Ahora la cuestión es: ¿podrá mantener la Premier League este ritmo de crecimiento o se trata de una burbuja que acabará por pincharse? Los números parecen indicar un crecimiento sostenible aunque la crisis económica podría acabar haciendo mella en la asistencia a los partidos y, por consiguiente en los clubes. Por otro lado, la inflación del mercado inglés puede acabar ahogando a aquellos clubes que no sean capaces de controlar sus gastos. Finalmente, las nuevas normas de juego limpio financiero pueden suponer un freno al gasto y a la llegada de estrellas mundiales, lo cual podría perjudicar el atractivo general de la liga y, por consiguiente, su valor televisivo.
El futuro inmediato de la Premier League se antoja brillante. Pero en el horizonte se atisban nubarrones. En manos de Richard Scudamore y su equipo directivo está que la liga pueda atravesar la tormenta sin riesgo.