Alvaro Oleart

La realidad supera siempre a la ficción

 
Más allá de «La naranja mecánica» del siempre sorprendente Stanley Kubrick, «El gatopardo» y «El paciente inglés», pocas películas basadas en una novela han sido capaces de igualar o superar a la obra literaria en la cual están basadas, lo que demuestra lo difícil que es hacerlo. Clara muestra de ello es la calamitosa saga «Crepúsculo», o, sin ir más lejos, la de «Harry Potter».
 
 
Sin embargo, pese a la dificultad de revivir satisfactoriamente una novela, el pasado domingo disfruté de un evento que lo logró, aunque no fue en el cine. Al igual que en «Los viajes de Gulliver» (novela escrita hace casi 300 años), los gigantes del Stoke City tuvieron problemas con hombres más bajos y menos poderosos físicamente, los del Swansea. Sin embargo, a diferencia de la obra escrita por el sátiro Jonathan Swift, Gulliver no pudo escapar vivo del reino de los lilliputienses (el Swansea ganó 2-0).
 
Quizá el Swansea-Stoke no tuvo la calidad literaria de «Los viajes de Gulliver», pero el encuentro tuvo un elemento que superó a la obra de Swift: la realidad. Gran parte de las diferentes variedades artísticas tiene por objetivo hacer real algo ficticio, ya sea una escultura, una pintura, una novela o una película.
 
Todo ello me lleva a apreciar, todavía más, a la vida. Quién sabe donde iremos una vez dejemos este mundo, pero, aunque suene a tópico, hay que disfrutarla todo lo que podamos. Y, a poder ser, con sucesos reales. No digo que las novelas y películas irreales estén mal, pero donde esté la realidad que se quite lo demás.

Sobre el autor

Alvaro Oleart