Josué Rubio

La resaca europea del Manchester United

La eliminación continental pone en tela de juicio todos los estamentos del club. Desde la presidencia hasta el campo. Varios jugadores son tan señalados como el entrenador, Louis Van Gaal. La pronta eliminación de la competición europea puede afectar la economía del club para afrontar fichajes en los próximos mercados de traspasos.

 
Una visita a Alemania en pleno diciembre no es algo que ningún equipo de Europa desee, pero, caprichos del destino, el fútbol quiso que el Manchester United fuera a Wolfsburgo a demostrar por qué tiene tres Copas de Europa en sus vitrinas, a demostrar que iba a enderezar el camino que comenzó torcido en Eindhoven y que no encauzó en Moscú. Carente de ideas tras la remontada local tras el tanto inicial de Martial, tuvo que ser el propio Wolfsburgo quien marcara los dos goles que dieron oxígeno a Van Gaal para, apenas dos minutos más tarde, arrebatárselo. Un 3-2 final que ha hundido las aspiraciones de los Red Devils en la máxima competición europea y que abre una pregunta de cara al futuro: ¿Qué necesita realmente el United?
 
Necesita un entrenador que case con la afición y que se gane a un vestuario que raya la más absoluta apatía; que instaure un sistema de juego reconocible a la par que efectivo, pues largas han sido las tardes de “cerocerismo” durante esta temporada (hasta cuatro en Premier por una en Europa) en las que ni siquiera llegaban los tiros a puerta. Que, en definitiva, provoque algo parecido al más que patente efecto Klopp en Liverpool, rival histórico y ahora provisto de un líder espiritual. Una plantilla a la que no le falta nada pero le sobra casi todo, o dicho de otro modo, no anda corta de efectivos en ninguna de las líneas cuando las lesiones los respetan, pero no sale un once titular de garantías como para expandir su potencial en el controvertido sistema del técnico tulipán.
 
A decir verdad, es un once que cumple contra el West Bromwich o el Aston Villa de turno pero al que le cuesta horrores delegar en un futbolista lo suficientemente determinante como para cambiar el signo de un partido por sí mismo si el rival tiene cierta enjundia o un rigor táctico muy trabajado. Lo cual es un mal negocio cuando se aspira a pelear por la Premier y a hacer un buen papel en Champions. Apenas David De Gea, Juan Mata y Anthony Martial se salvan de la quema en detrimento de hombres como Marouane Fellaini (fiel reflejo de la desidia que vive el equipo), Memphis Depay (tanto talento como inexperiencia e indolencia), Wayne Rooney (la peor temporada que se le recuerda al capitán) o Bastian Schweinsteiger (difícil pensar en un buen partido desde su llegada).
 
Mucho tendrá que mover el mercado el próximo técnico, pues parece seguro que Louis Van Gaal tiene las horas contadas en Old Trafford tras semejante batacazo, para remodelar a una plantilla ávida de motivación en general y de talento en ciertos sectores. Tiene mucho material de futuro y grandes talentos por explotar, pero el tiempo apremia. La temporada con David Moyes fue un desastre y, posteriormente, Louis ha gozado del colchón de seguridad de una primera temporada en la que, al menos, logró devolver al United a la máxima competición continental mientras engrasaba la maquinaria del coloso inglés.
 
Ahora la realidad es bien diferente y, económicamente, el varapalo de abandonar el torneo tan pronto puede ser decisivo para la depuración y necesaria revolución de la plantilla. El Teatro de los Sueños no pierde la ilusión y ansían lograr la preciada Premier en toda una declaración de intenciones, como grito a Europa de que no se han ido, de que siguen ahí porque los grandes también pasan por baches pero saben reponerse de los golpes más duros. Quizá en junio el entrenador sea otro, y puede que en enero llegue alguna cara nueva a la plantilla en forma de cesión o traspaso, pero hasta entonces el show debe continuar. Quedan retos por conseguir, hay que luchar  porque, ¿dónde se puede soñar mejor que en Manchester?
 

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Josué Rubio