Se está acabando la temporada. Tan sólo quedan los últimos vestigios de un año trepidante. Dirimir las plazas de descenso, cual será el cuarto clasificado y jugará la ronda previa de la Champions y observar si el Newcastle realiza una de los mayores desplomes de la historia coronado con un descenso.
Quedan los partidos de mayores emociones y tensión. Los estadios se llenarán, por un lado en la zona baja, con el fin de alentar a su equipo y permanecer un año más en la Premier League y seguir empapándose de la lluvia de millones de los lucrativos contratos de televisión. Para seguir visitando Stamford Bridge y Old Trafford. Por seguir codeándose con los más grandes. En la otra vertiente, los equipos con todo decidido, buscarán lucirse y dejar un buen sabor de boca en las gradas para un largo y tedioso verano plagado de rumores y amistosos irrelevantes.
Sin duda, la presente edición de la Premier League no ha tenido demasiada intriga en lo que al título se refiere. Sólo el Chelsea ha rendido como un equipo verdaderamente candidato a alzarse campeón. El Arsenal ha seguido siendo presa de la irregularidad, en especial durante la primera mitad de la temporada, el Manchester United sigue en su proceso de transición desde la marcha de Alex Ferguson y el Manchester City… bueno, el City tiene como entrenador a Manuel Pellegrini. Suficiente.
Pero, ¿cuáles han sido los factores que han llevado a los Blues ha ser el equipo de mejores y mayores prestaciones para ganar la Premier League? ¿Por qué Jose Mourinho y sus jugadores tienen tanto margen en la clasificación respecto a los demás contendientes? ¿En qué han fallado el resto de equipos en relación con el Chelsea?
1. El arranque fulgurante de Fàbregas y Costa
Para empezar, echemos la vista atrás. A la primera vuelta. Aquel Chelsea abrumador con un fabuloso Cesc Fàbregas y un determinante Diego Costa. Las asistencias del jugador español fueron decisivas para los encuentros de los Blues. Tuvo una entrada fulgurante en los esquemas de Mourinho. Recuperó la importancia que nunca tuvo en el Barcelona y, sobre todo, confianza. Por su parte, Costa empezó como el ariete más decisivo del continente. A día de hoy, entre lesiones y sequía goleadora en 2015 la calidad de su fichaje ha quedado en entredicho. Su determinación e influencia en el potencial ofensivo del hispano-brasileño situaba al Chelsea como favorito incluso para ganar la Champions. Competición en la que, por cierto, Costa no se estrenó como goleador. El ventajismo de este mundo no tiene límites.
2. La competición europea como aliada
Hablando de la Liga de Campeones, también ha tenido su importancia la pronta y sorprendente eliminación del Chelsea a manos del Paris Saint-Germain. Menos partidos, menos viajes, menos rotaciones, menos preocupaciones. El sólo tener un partido por semana ha facilitado ver a un Chelsea infranqueable en cuanto a solidez se refiere. Siempre sólido, siempre regular. Siempre fiable. Cierto es que tanto Manchester City como Arsenal cayeron en octavos al igual que los Blues. Y, de hecho, los efectos positivos de la eliminación europea han sido todavía más pronunciados en el Arsenal que en el Chelsea. Una vez concluida la fase de grupos de la Champions, los Gunners emprendieron una mejora imparable y alcanzaron una regularidad impropia de Arsène Wenger y sus pupilos. Por no hablar de la explosión goleadora de Olivier Giroud. El City es otra historia. Un equipo decadente con un entrenador mediocre al mando que ha terminado de lastrar un proyecto ya de por sí poco definido.
3. Un entorno competitivo favorable
Hablando de los rivales del Chelsea en la carrera por el título, cada uno ha tenido sus propios obstáculos. Los Citizens, vigentes campeones de la competición, han sido víctimas de un compendio de inconvenientes, empezando por el banquillo y continuando por una plantilla de calidad y compromiso más que incierto.
El Arsenal, por su parte, ha acabado lanzado la temporada. Pero la empezó regular tirando a mal y ese ha sido un hándicap imposible de recuperar ante el diésel que es el Chelsea. Infalible en cuanto a regularidad. En cuanto al Manchester United, sigue en proceso de recuperación. Asentándose Louis Van Gaal en Old Trafford y tratando de averiguar a qué quieren jugar más allá del balón largo a Marouane Fellaini.
4. Una defensa a prueba de bombas
La defensa y Mourinho. Mourinho y la defensa. Su innegociable doble pivote, a veces incluso hasta con tres mediocentros, el soberbio nivel de John Terry, la solidez de Thibaut Courtois en su primer año en la Premier… Pocas objeciones se le pueden hacer al entramado táctico y defensivo del Chelsea. Si acaso el flanco izquierdo. Filipe Luis fue fichado para gozar finalmente de un zurdo en ese carril pero una temporada más ha sido César Azpilucueta quien ha ocupado esa posición domingo sí, domingo también. Únicamente 27 goles recibidos en los 34 partidos que van de competición. Siete en casa en 16 partidos en Stamford Bridge. Los datos hablan por sí mismos.
5. ¿Aburrido? Tal vez. Pero campeón
El Chelsea ha sufrido solo dos derrotas en 34 partidos (en los campos de Newcastle y Tottenham). Ninguna derrota en casa. Es el segundo equipo más goleador y el segundo menos goleado. Los cánticos de los aficionados del Arsenal acusando a los Blues de practicar un fútbol aburrido desataron un debate esteril sobre estética y pragmatismo. Quizás el fútbol practicado por el Chelsea no ha sido atractivo en demasía pero tampoco lo ha sido el del resto de candidatos al título. Y el que se quedará el trofeo será el Chelsea. Con total justicia.