Los clubes de la Premier League han obtenido beneficios globales por primera vez en 16 años gracias a las normas de juego limpio financiero introducidas en 2013. Según estas normas, los clubes solo podían gastar 4 millones de libras más en sueldos tras la entrada en vigor del lucrativo contrato de derechos de televisión (2013-16), lo que ha significado que los sueldos solo aumentaran un 5,5% mientras los ingresos lo hicieron un 22%.
En 2013-14, el último año del que tenemos cifras, 15 de los 20 clubes obtuvieron beneficios. Y la suma de esos beneficios alcanzó 198 millones de libras. Un giro radical respecto al año anterior, el último con el contrato anterior, cuando 12 de los 20 clubes tuvieron pérdidas. La suma de esas pérdidas ascendió a 291 millones.

Por ejemplo, el Manchester United gastó 34 millones más en sueldos tras la marcha de Sir Alex Ferguson pero sus ingresos aumentaron globalmente en 70, así que su gasto en sueldos (215) solo representaba el 50% de sus ingresos. Casi todos los clubes aumentaron dentro de los límites sus salarios pero el Aston Villa los redujo en 3 millones de libras.
Varios clubes, entre ellos Arsenal, Everton, Newcastle y Crystal Palace lograron unos ingresos elevados pero el récord se lo llevó el Tottenham Hotspur. El conjunto londinense obtuvo 80 millones de libras de beneficios, récord para cualquier club en la historia de Premier League.
Por si fuera poco, en 2016 entra en vigor el nuevo contrato televisivo, que reportará a los clubes más de 8.000 millones de libras. El riesgo ahora es que inversores de todo el mundo se lancen como buitres para comprar clubes de la Premier League tras comprobar el rendimiento financiero que ofrecen.
Mientras, figuras como Clive Efford, futuro ministro de deportes en caso de victoria laborista en las próximas elecciones ingleses, reclamaron que el 5% del dinero procedente de televisión se destine al fútbol base y a hacer hueco a los aficionados en las juntas directivas.
En total, la Premier League gastó 57,5% de sus 3.300 millones de ingresos en sueldos, una reducción considerable respecto al 67% de 2012-13.