El pasado domingo, el Liverpool perdió por 1-2 en Anfield ante su clásico rival, el Manchester United. Con esto, los Reds suman tan solo dos puntos en cinco fechas, lo que los deja en el decimoctavo lugar de la tabla, confirmando así su peor arranque de liga en 101 años, y agravando aún más la crisis deportiva que viene afectando al club desde hace ya algunos años y que, por si fuera poco, aún no ha tocado fondo.
Liverpool no está en posición de experimentar con técnicos jóvenes
Hay que invertir dinero en jugadores contrastados
El problema de este club es dirigencial. ¿Por qué? En casos como el del Liverpool, un club que está a un paso de caer en su más profunda decadencia, lo que se necesita en primer lugar es asignarle la responsabilidad de reconstruir el equipo a un hombre experimentado y de comprobada calidad, ya que en Anfield no están en posición para darse el lujo de “experimentar” con un técnico relativamente joven como Brendan Rodgers. Y no por poner en tela de juicio sus cualidades como entrenador ni desmerecerlo como tal (merece todo el crédito después de lo que logró en el modesto Swansea), sino porque el norirlandés no poseía el currículum necesario para que se le haya asignado semejante responsabilidad. Naturalmente, como todo “experimento”, existe la probabilidad de obtener resultados positivos. Pero la situación actual del Liverpool no debería permitirle a sus directivos tomarse esos riesgos. Partiendo de ahí, la elección de Rodgers quizá no haya sido la mejor decisión de la directiva.
En segundo lugar, es necesario invertir una fuerte suma de dinero en jugadores de calidad y cierta trayectoria que estén dentro de las posibilidades económicas y deportivas del club. En lugar de eso, el Liverpool ha venido contratando jugadores jóvenes a precios desorbitados. Apostar por la juventud nunca será una mala política. Sin embargo, lo que el Liverpool necesita es resultados positivos en el menor tiempo posible, por ello no puede permitirse el lujo de depositar sus esperanzas de resurrección en jóvenes promesas que, en el mejor de los casos, tardarán dos o tres años en explotar. Además, tiempo es de lo que menos dispone el club.
Se malgastaron los 50 millones recibidos por Torres
La reestructuración llevará años. No se puede esperar tanto
Solo así se puede crear un proyecto deportivo para devolverle la competitividad en el corto plazo al club y para asegurar un futuro de éxitos deportivos en el largo plazo. Sin embargo, el Liverpool ha hecho todo lo contrario. Desde la partida de Benítez, pasaron por el banquillo Roy Hodgson, Kenny Dalglish, y ahora Rodgers. Y ninguno, salvo Dalglish, tenía los antecedentes como para confiarle el resurgimiento del club. Los fichajes tampoco han rendido lo esperado (Jordan Henderson, Charlie Adam, Joe Cole, Stewart Downing, Andy Carroll). Y aún está por verse lo que puedan aportar los fichajes de esta temporada, en especial Fabio Borini, por quién el Liverpool pagó más de 10 millones de libras y sigue sin estrenarse en liga. Por otro lado, la gestión de Damien Comolli, de quien tanto se esperaba como director de fútbol no fue la mejor y hasta se podría considerar que malgastó los 50 millones de libras que el club recibió por Fernando Torres en dos pésimas contrataciones apresuradas y a precios injustificados (Carroll y Downing).
El dueño John W. Henry ha dicho que la reestructuración del equipo tomará algún tiempo pero, como ya se dijo antes, el Liverpool no puede esperar más para resurgir. En dos o tres años, Gerrard habrá colgado los botines, Suárez seguramente se habrá marchado y lo mismo podría suceder con Daniel Agger, Martin Skrtel o Glen Johnson. Lo mismo puede ocurrir con los jóvenes de mayor proyección, como Martin Kelly, Raheem Sterling y Jonjo Shelvey, si los resultados no empiezan a darse.
La temporada recién empieza y al club solo le queda esperar que el “experimento Rodgers” dé resultados positivos. De hecho, el norirlandés tiene aún mucho que probarle a sus detractores, pero lo cierto es que el Liverpool difícilmente podrá aspirar al cuarto puesto que da acceso a la Liga de Campeones, como ya afirmó Sir Alex Ferguson la semana pasada. Por ahora, el Liverpool debe tener más presente que nunca el lema que lleva en su escudo, You’ll never walk alone.