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Liverpool y Chelsea dejan todo para la vuelta

Eden Hazard, de penalti, y Raheem Sterling hicieron los goles. El primer tiempo lo controlaron los Blues ante unos inoperantes locales. Los Reds reaccionaron tras el gol del empate. Thibaut Courtois salvó a los de Jose Mourinho durante la última media hora.

 

Copa de la Liga

Liverpool FC 1
Chelsea FC 1
Ficha técnica
1 – Liverpool FC: Mignolet, Can, Skrtel, Sakho, Markovic, Henderson, Lucas, Moreno, Gerrard Booked (Lallana, 0), Coutinho, Sterling.
1 – Chelsea FC: Courtois, Ivanovic, Cahill, Terry, Filipe Luis, Mikel, Matic, Willian (Azpilicueta, 89), Fàbregas, Hazard, Diego Costa.
Goles: 0-1, m.18: Hazard. 1-1, m.59: Sterling.
Las leyes de la lógica en el fútbol son difícilmente entendibles. En Anfield Road se pasó del absoluto control del Chelsea a la revolución del Liverpool. Del ineficaz sistema de Brendan Rodgers a que todo comenzara a tener sentido tras el gol del empate y la consecuente avalancha sobre la portería de Thibaut Courtois. De ver cómo cada ataque del equipo de Londres evolucionaba de una tremenda amenaza a timoratas tentativas. No hay una explicación racional.
 
El primer tiempo fue para el Chelsea. Voraz, incisivo. Con determinación. Presionando arriba y defendiendo con mucha solidez atrás. Saliendo con sólo cuatro atacantes en transición y destrozando el entramado defensivo del Liverpool. Con tan sólo Diego Costa, Cesc Fábregas, Willian y Eden Hazard, los Blues hacían trizas la defensa de los Reds. La superioridad tuvo recompensa y Hazard adelantó a los suyos a través de un penalti cometido por Emre Can sobre el jugador belga. Brendan, consecuencia de poner centrocampistas en la defensa. Sé honesto.
 
Al llegar la segunda parte, el Chelsea aminoró la marcha. Dejó de presionar, concedió más metros. Por lo cual, sus salidas a la contra eran más lejanas al producirse la recuperación de la pelota más cerca del área propia que de la rival. Y no era un mal plan. Era acentuar lo que había salido bien en el primer tiempo y protegiendo un resultado ya de por sí muy favorecedor para la vuelta. Pero hubo algo que trastocó el planteamiento de José Mourinho.
 
Y fue la irrupción de un jugador que marca la diferencia. Raheem Sterling. El inglés de origen jamaicano es uno de esos futbolistas de los cuales se dice que puede decidir partidos en una sola jugada. De hacer algo distinto. Y lo conjuntó todo en el gol del empate. Bajó a recibir el balón entre los dos medio centros, se giró, arrancó, dribló y definió cruzado. Un golazo. Aunó la inteligencia táctica, la habilidad, la agilidad, la aceleración y la definición. Además de la responsabilidad. Un tanto superlativo del 31 del Liverpool.
 
Y el campo se hizo cuesta abajo dirección The Kop. El atavismo de Anfield salió a la luz. Steven Gerrard apareció para estrellar un balón en el poste. Adam Lallana lo relevó e hizo lucirse a Courtois. Y luego Sterling. Y luego Coutinho. Pero ninguno pudo superar de nuevo al belga. Tras el encuentro, Mourinho afirmó que el Chelsea tenía los dos mejores porteros de la Premier League y dos de los tres mejores del mundo, sumando a Manuel Neuer.
 
Al final, tablas en Liverpool. En un partido frenético, intenso. Con una parte para cada uno. Con un equipo que fue superior pero igualó a través de una individualidad suprema y otro que encara el partido de vuelta en ventaja tras un inteligente planteamente táctico. Cada uno con su libro de estilo. Con sus armas. Sin duda, esto del fútbol, no tiene mucha lógica.
 

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