Alvaro Oleart

Los 7 pecados capitales de Ferguson

El United pareció un juguete roto en manos del colosal Barça de Pep Guardiola. Dicho esto, las decisiones tácticas de Ferguson contribuyeron a que la superioridad de los catalanes fuese aún más manifiesta. Analizamos los errores de Sir Alex en el planteamiento y discurrir de la final.

La sensación de «deja vu» tras el partido era inevitable. Dos años atrás, en la final de Roma, el Barcelona pasó por encima del United, y en esta ocasión en Londres ha vuelto a hacerlo. Cuando si de una mala película de Hollywood se tratara, la segunda parte fue idéntica a la primera, repitiendo incluso el mismo final: el Manchester United cayó estrepitosamente al igual que hizo dos años antes.

 

Si bien en la previa del partido Ferguson avisó de que había aprendido la lección, no lo demostró. El United volvió a parecer un equipo vulgar frente a un colosal Barcelona. Los azulgrana son mejores y lo demostraron a lo largo y ancho del partido. Sin embargo, algunas de las decisiones de Ferguson antes y durante el partido contribuyeron a que su equipo pareciera aún más inferior. 

 

1. La ausencia de un perro de presa en el centro del campo: el síndrome «Pepe»

 

Durante toda la semana previa al partido, se anunció en los medios ingleses que el centro del campo lo ocuparían Carrick y Giggs. El medio centro favorito de Ferguson es Fletcher, pero tuvo que quedarse en el banquillo porque arrastraba problemas físicos. Dicho esto, el problema no fue tanto Carrick como Giggs. El galés ya no está para estos trotes. Estuvo lento y falto de fuerza, como no puede ser de otra forma a su edad. Además, el United nunca tuvo el balón, así que, ¿cuál era la intención de situar a Giggs en el centro del campo? El resultado fue que Xavi, Iniesta y Messi se movieron cómodamente en campo contrario. Tal vez un doble pivote Carrick-Anderson le habría dado mejor resultado al United. De esa forma, incluso podría haber entrado Nani en una banda, al no tener tantas responsabilidades defensivas los interiores (Park y Valencia).

Giggs ha sido un gran jugador pero ya no está para estos trotes

Xavi-Iniesta-Messi se movieron como peces en el agua

2. Diez primeros minutos: hasta aquí bien, ¿y luego?

 

Al igual que dos años atrás, el United salió en tromba los primeros diez minutos aprovechando que azulgrana acusaron un par de semanas de inactividad, pero no fue suficiente para adelantarse en el marcador. Aquí se acabó su dominio, pues una vez el Barcelona comenzó a calentar motores tras diez minutos intensísimos del United, puso su nombre en el balón y el United no fue capaz de borrarlo. Ferguson era consciente de ello y apostó el 80% de la final a marcar en esos primeros diez minutos, pero, al no hacerlo, regaló el balón al Barcelona sin tener opción a pelearlo. Así llegó el primer gol, Xavi recibió el balón en mitad del campo del United con un café en la mano y puso un pase para Pedro, que recibió totalmente libre de marca.

 

3. El marcaje a Messi: ¿quién marca al 10?

¿Cómo parar a Messi? Ciertamente es difícil, pero el hecho de que sean Carrick y Giggs los que tengan que hacerlo lo hace todavía más complicado. Messi recibió donde quiso y como quiso. Park, que ya tenía trabajo cubriendo a Dani Alves, tuvo que hacer incontables ayudas en la primera parte para marcar a Messi en sus internadas. En la segunda parte nada cambió, y así llegó el segundo gol: Messi recibió en la frontal del área, Park no tuvo fuerzas para seguirle, y, mientras se preparaba un mate típicamente argentino, remató con fuerza al fondo de la red. Nunca estuvo muy claro quién era el encargado de vigilar a Messi.

 

4. La posición de Park: una gallina sin cabeza

 

Nunca se supo muy bien cuál era el cometido de Park, que corrió por el campo como gallina sin cabeza. El coreano colaboró en el marcaje a Messi (Giggs no podía hacerlo), además de mantener la vigilancia sobre Dani Alves. El hecho de que tuviera que tapar a Messi permitió que Dani Alves apareciera varias veces solo por la banda derecha, un colador toda la noche. Dicho esto, Park fue tal vez el mejor del United por su incansable trabajo.

 

5. Sin cambios tras el descanso: como sigamos así…

 

No hacía falta tener una bola de cristal para adivinar cómo acabaría el partido si la dinámica seguía como al final de la primera parte, donde solo el azar y Van der Sar impidieron que el Barcelona se marchara a los vestuarios con un par de goles de ventaja. Pero el hecho de que llegaran tablas al descanso daba una oportunidad de redención a Ferguson, que no la aprovechó. Vistos los desequilibrios del medio campo, pudo dar entrada a Fletcher, Scholes, Anderson e incluso Smalling para detener las triangulaciones azulgranas, pero optó por no hacer nada.

 

6. Reacción tardía al gol de Messi: quince minutos a verlas venir

 

Messi puso el 2-1 en el 54′, pero hubo que esperar hasta el 69′ para ver un cambio en las filas de Ferguson. El cambio de Nani por Fabio tenía sentido, pues Valencia ocupó el lateral derecho y Nani el extremo, una solución que utiliza a menudo Ferguson cuando las cosas se ponen feas (como ante el Blackburn en la Premier). En la siguiente jugada tras el cambio, Villa puso el 3-1, pero aún quedaban 20 minutos. Pudo sacar a Owen, pero prefirió rendir homenaje a Paul Scholes y pleitesía al Barcelona.

 

7. El máximo goleador de la Premier, en el palco: Owen le gana la partida a Berbatov

 

Y llegamos tal vez al mayor despropósito de la noche. Sir Alex Ferguson dejó a Dimitar Berbatov, máximo goleador de la Premier League este año, en la grada. En su lugar, prefirió incluir a Owen en el banquillo. Es cierto que Berbatov lleva semanas sin marcar, que tiene un carácter difícil y que posiblemente su acento en inglés no es el mejor. Pero Owen no le llega, hoy en día, ni a la suela del zapato (casi literalmente). Cuando las cosas se pusieron difíciles, Berbatov podría haber sido una solución ofensiva diferente, un jugador más estático para fijar a los centrales, luchar por arriba y buscar otras opciones. Es más que probable que su ausencia en la final provoque su salida del club.

 

Dicho todo esto, el Barcelona demostró una vez más su superioridad. Este equipo está marcando una época, no solo con los títulos, sino con la enorme superioridad que ejerce partido tras partido. Ha conseguido formar un equipo hecho a prueba de balas, de los ingleses, de Mourinho y de Ferguson. Los 500 partidos que tanto Ferguson como Mourinho habrán visto de este Barcelona siguen siendo insuficientes para encontrar la llave para derrotar a los de Guardiola. El equipo catalán marea y cansa al rival con la velocidad que imprime al balón hasta que clava su aguijón con los pases verticales o las jugadas de Messi. El Barcelona demuestra semana a semana que, en el fútbol, normalmente sí ganan los mejores.

 

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Alvaro Oleart