Ilie Oleart

Los belgas invaden la Premier League

El fútbol belga está viviendo una etapa dorada en la Premier League. Once son los jugadores belgas que compiten actualmente en la máxima división inglesa. Esta nueva hornada belga sustituye a otras generaciones que no tuvieron tanta fortuna cuando cruzaron el Canal de la Mancha.

 
¿Qué tienen en común la revelación Everton, el líder Chelsea o el renovado Tottenham de André Villas-Boas? ¿Y los capitanes de Arsenal y Manchester City? La respuesta es sencilla: Bélgica.
 
El Everton de David Moyes está liderado por Marouane Fellaini, que suma tres goles y una asistencia en las primeras siete jornadas de la Premier League. El Chelsea es el sorprendente líder gracias a los dos goles y cuatro asistencias de su nueva joya, Eden Hazard. Y los dos mejores fichajes del renovado Tottenham de André Villas-Boas son posiblemente Moussa Dembelé y Jan Vertonghen. Los capitanes de Arsenal y Manchester City son, respectivamente, Thomas Vermaelen y Vincent Kompany.
 
Y sin embargo, la selección belga atraviesa por uno de los periodos más nefastos de su historia. Los beglas ocupan el 30º lugar mundial en el ránking de la FIFA, el 18º en la zona UEFA, por detrás de países como Bosnia, Irlanda, Noruega o Suiza. La última Copa del Mundo en la que participaron los belgas fue la de Corea y Japón en 2002. Desde 1984, solo han participado en una Eurocopa, la de 2000. Así que no deja de ser una paradoja el enorme protagonismo de los futbolistas belgas en la Premier League, donde actualmente compiten once de ellos. Pero un total de 31 futbolistas belgas han pasado por la máxima división del fútbol inglés.
 
El pionero fue el defensa Philippe Albert. Adquirió notoriedad internacional gracias a la Copa del Mundo de 1994, donde jugó los cuatro partidos de Bélgica, marcando en el primero contra Holanda y en octavos de final contra Alemania (aunque Bélgica perdió 3-2). Eso propició que Kevin Keegan se fijara en él y el Newcastle pagó 2,6 millones de libras al Anderlecht por sus servicios. Albert se convirtió rápidamente en un personaje de culto en Newcastle gracias a sus tendencias ofensivas, a pesar de ser defensa, que le conducían a menudo a pisar el área contraria. De hecho, aquella defensa central de las “urracas” fue bautizada como «the Entertainers». Sin duda, su momento de gloria fue el gol de vaselina que le marcó a Peter Schmeichel en una victoria por 5-0 ante el Manchester United. Las lesiones acabaron con la carrera de Albert en el Newcastle y acabó cedido en el Fulham, donde jugó 13 partidos y marcó dos goles, la temporada en que los Cottagers ascendieron a la First Division (segunda división) como campeones.
 
A pesar del éxito de Albert en la Premier League, nadie recogió su testigo. Durante el siguiente lustro, llegaron varios jugadores belgas a la Premier League pero ninguno de ellos cuajó.
 
En 1996, el Coventry fichó a Régis Genaux, que solo llegó a disputar cuatro partidos con el club. A pesar del fracaso, los Sky Blues volvieron a probar suerte con Philippe Clement en 1998, que lo hizo algo mejor que su compatriota. Logró jugar doce partidos. Ninguno de los dos logró marcar. Inasequible al desaliento, el Coventry fichó un tercer belga en enero de 2000. Y esta vez las cosas fueron mejor. Cédric Roussel marcó seis goles en sus primeros seis meses en el club, jugando junto a Robbie Keane en ataque. Por desgracia, la temporada siguiente, Roussel perdió su olfato goleador y fue traspasado a los Wolves, donde solo marcó dos goles en 25 partidos. Y acabó regresando a Bélgica.
 
La historia de este trío se repitió entre la llegada de Albert, en 1994, y la irrupción de la última hornada de talentos belgas en el último lustro. Adrian Bakalli jugó dos partidos con el Watford (y uno con el Swindon), Jonathan Blondel jugó otros dos con el Tottenham. Algo mejor les fue a Gilles De Bilde y Marc Degryse. De Bilde fichó en 1999 por el Sheffield Wednesday procedente del PSV y logró marcar diez goles en liga en su primera temporada. A pesar de eso, no pudo evitar el descenso del Wednesday. La temporada siguiente, estuvo tres meses cedido en el Aston Villa, donde no logró marcar ningún gol, y acabó…efectivamente, regresando a Bélgica.
 
Degryse, el duende de Ardooie, toda una leyenda del fútbol belga, también jugó en la Premier League. En 1995, el Sheffield Wednesday pagó 1,5 millones de libras al Anderlecht para fichar al talentoso media punta belga. El equipo finalizó en 15ª posición y evitó el descenso, gracias en parte a los ocho goles de Degryse en la liga. Tras esa única temporada y tras realizar un cameo en la película “Full monty” (que no fue incluido en el montaje final), que transcurría en Sheffield, el belga se marchó al PSV holandés.
 
Mención aparte merecen tres jugadores belgas que aterrizaron en la Premier League con el cartel de estrellas y acabaron saliendo por la puerta de atrás. Luc Nilis fichó por el Aston Villa en 2000, tras marcar 110 goles en 164 partidos con el PSV. Su arranque en el Villa fue prometedor, a pesar de que llegó con 33 años. Marcó en su debut en la Copa Intertoto de la UEFA y luego dejó un gol para el recuerdo en su primer partido en la Premier League contra el Chelsea. Pero su carrera terminó poco después, tras romperse la pierna en un choque con Richard Wright, el portero del Ipswich Town. Solo llegó a jugar tres partidos de liga con el Villa.
 
En la temporada 2003-04, el defensa central Daniel Van Buyten, que entonces pertenecía al Olympique de Marsella, fue cedido al Manchester City. Tras disputar solo cinco partidos de liga, el City decidió que podía prescindir de sus servicios y regresó a Marsella, que le vendería poco después al Hamburgo.
 
El caso de Émile Mpenza es muy curioso. El delantero fichó por el Manchester City en febrero de 2007. “No estoy acabado y lo demostraré en Manchester», declaró Mpenza a una emisora de radio belga. “Vengo aquí como venganza hacia todos aquellos que criticaron mi decisión de jugar en Catar”. El de Mpenza sea posiblemente el único caso de la historia del fútbol en que un jugador decide su próximo destino por venganza. Su determinación no fue suficiente para triunfar en el City. Mpenza marcó dos goles en marzo y un tercero en la última jornada de liga. Sin embargo, la temporada siguiente, tras la llegada de Sven-Göran Eriksson, Mpenza empezó a desaparecer de las alineaciones y, tras marcar en septiembre, ya no volvería a celebrar un gol con los Citizens. Acabaría jugando en el Plymouth Argyle de Championship, donde sufrió un rosario de lesiones y el club acabó liberándole.
 
Actualmente, once belgas juegan en la Premier League. Una cifra relativamente alta considerando que desde la creación de la Premier League, en 1992, solo 31 belgas han disputado la máxima competición inglesa. Estos diez jugadores son: Christian Benteke (Aston Villa), Vincent Kompany (Manchester City), Thomas Vermaelen (Arsenal), Marouane Fellaini y Kevin Mirallas (Everton), Romelu Lukaku (Chelsea, cedido en el West Brom), Simon Mignolet (Sunderland), Eden Hazard (Chelsea), Yassine El Ghanassy (cedido en el West Brom por el Gent), Moussa Dembélé y Jan Vertonghen (Tottenham). Además, Richie De Laet está jugando en el Leicester en Championship, tras haber jugado en Manchester United y Norwich. Y Dedryck Boyata, propiedad del Manchester City, está actualmente cedido en el Twente holandés. El guardameta Thibaut Courtois, perteneciente al Chelsea, está viviendo su segunda temporada cedido en el Atlético de Madrid. El Chelsea también es propietario de los derechos de Kevin De Bruyne, cedido en el Werder Bremen por los Blues.
 
Quizás lo más llamativo de esta nueva hornada de jugadores belgas y lo que les diferencia de sus predecesores es la edad a la que llegaron a Inglaterra. Benteke y Hazard han llegado con 21 años, la misma edad a la que llegó Fellaini. Kompany y Mignolet lo hicieron con 22. Dembélé y Vermaelen con 23. Mirallas y Vertonghen son llegadas (relativamente) tardías, con 24 y 25 años respectivamente. Lukaku ostenta el récord con solo 18 años. Todos ellos llegaron tras formarse en Bélgica, Holanda o Francia y la Premier League les permitió dar un salto cualitativo en su rendimiento, debido principalmente al incremento de la potencia física y al aumento de la velocidad en el juego. En la última convocatoria de la selección belga, 12 de los 24 jugadores pertenecían a un club inglés.
 
Por otro lado, es evidente que la Premier League de 2012 no es la misma de 1992. El número de extranjeros ha aumentado exponencialmente, lo que ha provocado que el estilo de fútbol evolucionara desde un juego más directo, más primitivo, hacia un estilo más elaborado donde el factor físico ha perdido peso. Esta transformación ha beneficiado a los jugadores técnicos, como sucede con esta nueva hornada de jóvenes jugadores belgas.
 
En sentido inverso, esta nueva generación se ha adaptado a la perfección al fútbol inglés y a la vida en Inglaterra. El país resulta especialmente atractivo para los jugadores belgas, por la proyección de la Premier League, los elevados salarios, el estilo de vida y la proximidad con Bélgica. ¿Los próximos en llegar? El Zenit y sus millones convencieron a Alex Witsel, pero apunten estos nombres: Jelle Vossen, Toby Alderweireld, Nacer Chadli, Steven Defour, Dries Mertens. La invasión belga no ha hecho más que comenzar.
 

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Ilie Oleart