La sonrisa de Arsène Wenger brilla en pantalla y sus respuestas atacan al preguntador con ironía en zona mixta: “No olvidemos que estábamos en una crisis gravísima al acabar el primer partido”. Su Arsenal acaba de ganar, acaba de colocarse como líder en solitario, acaba de hilar ocho victorias seguidas a domicilio y acaba de igualar su propio récord. Como el fútbol vive al día, este Arsenal ya está más cerca del de Thierry Henry y Robert Pires que de aquel que fue abucheado frente al Aston Villa el pasado mes de agosto, en ese encuentro, sí, al que se refiere Wenger sin que nadie le haya preguntado por él.

 

Ayer, los suyos visitaban a un Swansea que no para de crecer. Una estupenda prueba de fuego contra otro equipo al que le gusta jugar bien al fútbol. Los de Michael Laudrup tenían en su carta de presentación el empate contra el Liverpool y la contundente victoria en Mestalla contra el Valencia. Se van cogiendo poco a poco, dan la sensación de tener capacidad para más, y en la primera parte brillaron algo, cuando se atrevieron a coger el partido por el mango de la mano de un Shelvey descarado. Suya fue la primera ocasión del partido, un disparo fuerte y lejano que se marchó alto. Al final no se movió el marcador en los primeros 45 minutos, pero pudo haberlo hecho en tiempo de descuento, cuando Olivier Giroud la torció en exceso para mandarla a la izquierda de Michel Vorm.

 

Serge Gnabry fue quien consiguió, de disparo cruzado, deshacer el empate antes de cumplirse el cuarto de hora de la segunda mitad. El Swansea quedó atolondrado, los Gunners olieron sangre y Aaron Ramsey mató el partido cuatro minutos después, colocando el balón junto al larguero tras una sensacional combinación. El galés, en un enorme estado de forma, lleva ya cuatro tantos en liga y encabeza la lista de goleadores. Cierto es que Ben Davies consiguió arañar un gol para los locales en la recta final, pero a pesar de tener el balón y plantear un tardío asedio, los cisnes no supieron encontrar el empate.

 

Es recurrente pensar en las ausencias cuando las cosas no van bien. Pero el Arsenal se ha plantado líder de la mejor liga del mundo cuando, en su visita a Swansea, le faltaban Santi Cazorla, Theo Walcott, Abou Diaby, Lukas Podolski, Alex Oxlade-Chamberlain y Tomas Rosicky. Pero el rodillo funciona, y la llegada de Mesut Özil ha convertido al equipo en algo completamente distinto del que patinó en la jornada inaugural frente al Villa. Ahora, el Arsenal no levanta el pie del gas. Y Wenger sonríe.