Durante toda la semana previa a la final de la Champions League, los analistas ingleses se estrujaron los sesos tratando de hallar la forma de plantarle cara al Barcelona. Unos apostaban por jugar de tú a tú, con la línea defensiva adelantada y presión sobre la salida del balón del conjunto azulgrana. Otros, por el contrario, argumentaban que lo mejor era esperar atrás, atrincherarse con dos medios centros e intentar salir a la contra. Ferguson no hizo ni una cosa ni otra y el resultado ya lo sabemos todos.
Carrick cumplió bien que mal su cometido, pero Giggs sufrió una auténtico suplicio. Incapaz físicamente de competir con Xavi o Iniesta (que, dicho sea de paso, tampoco son portentos de la naturaleza), pasó los 90 minutos paseando de un lado a otro. Nunca llegó al corte y tampoco participó en el juego del United. Básicamente porque ese juego no existió. ¿Cuál era el propósito de colocar a un jugador de toque de 37 años en el centro del campo ante el triángulo Xavi-Iniesta-Messi?
El otro error de la previa fue la ausencia de Berbatov de la convocatoria. Es cierto que el búlgaro no es el de hace seis o siete meses, pero no deja de ser un goleador nato que ofrece alternativas diferentes al «chicharito». Cuando el partido se puso cuesta arriba, a Ferguson ni siquiera se le pasó por la cabeza dar minutos a Owen. ¿Para qué tenerlo entonces en el banquillo? La impresión es que a Ferguson le invadió la melancolía y se dejó llevar por el romanticismo. No se puede explicar de otro modo la inclusión de Giggs en el once y de Owen en el banco.
Giggs sufrió un auténtico suplicio durante los 90 minutos
El United necesita urgentemente un medio creativo
A lo largo del partido, Ferguson cometió varios errores más. El primero, no sustituir a Giggs en el descanso viendo la avalancha de juego azulgrana en la primera parte. El Barça mereció irse al descanso con un par de goles de ventaja, principalmente por la incapacidad de contener el juego en tres cuartos de campo de Xavi, Iniesta y Messi. Además, la sustitución de Giggs por un medio centro defensivo como Fletcher (que habría sido titular de haber estado bien físicamente) o Anderson habría permitido retirar a Valencia para introducir a Nani. El ecuatoriano Valencia mereció recibir aproximadamente siete tarjetas amarillas y completó el peor partido desde que volvió de su grave lesión de principios de temporada. De hecho, fue posiblemente el peor partido de su vida. La entrada de Nani habría permitido poner a prueba a Abidal, que vivió una de las noches más plácidas de su vida.
Dicho esto, es más que probable que, aunque Ferguson hubiera ganando la partida táctica a Guardiola, el United también hubiera perdido. Simplemente porque su rival es mejor y contra eso, pocos sistemas valen.
Ferguson ya está planificando la próxima temporada con una sola cosa en mente: construir un equipo que pueda ganar al Barça. La asignatura pendiente de Ferguson sigue siendo Europa, a pesar de sus dos Champions League. Superar los 18 títulos de liga del Liverpool es una cosa y pasar a la historia como el mejor equipo de su época es otra. Así pues, ¿qué debe cambiar el United?
Es más que probable que todos los jugadores de la vieja guardia abandonen el equipo en verano. Van der Sar, Neville, Giggs, Owen y Scholes han marcado una época pero llegó el momento del adiós. Otros jugadores que no alcanzan el nivel también emprenderán el camino de salida. Es el caso de Obertan, Bebe, Wes Brown o Darron Gibson. Mención aparte merece Berbatov, que ha sido empujado de malas maneras hacia la salida de emergencia.
Y en el capítulo de altas, varias posiciones deben reforzarse urgentemente. En primer lugar, el United necesita un medio creativo. Los objetivos son Sneijder o Modric. Cualquiera de los dos sería fundamental para el nuevo proyecto. En segundo, habrá que suplir a Berbatov y Owen en la punta de ataque. Lo ideal sería un jugador que ofreciera condiciones diferentes a las del «chicharito». Un jugador fuerte, buen rematador de cabeza, tal vez el belga Lukaku sería una buena opción, aunque parece que el Chelsea lo tiene más que atado.
La próxima Premier se presenta ya desde ahora apasionante, con un Arsenal en busca de finalizar sus seis años de sequía, un Manchester City que comienza a creerse que puede competir por el título, un Manchester United que se reforzará para competir contra el Barcelona, un Liverpool renacido de la mano de Dalglish, Suárez y un puñado de jóvenes con talento, y un Chelsea que tratará de redimirse de un año sin títulos con entrenador nuevo y, a buen seguro, muchas nuevas estrellas. La rueda apenas se detuvo y ya estamos deseando que vuelva a girar un año más.