Ilie Oleart

Los jóvenes sostienen Goodison

La venta de Arteta el último día del mercado estival no es más que la gota que ha colmado el vaso del ocaso del Everton, un club sumido en una grave crisis financiera que ha generado un lento pero constante declive deportivo.

 
El traspaso de Mikel Arteta del Everton al Arsenal el último día del mercado tomó a muchas personas por sorpresa. El español llevaba seis temporadas y media en Goodison Park y era uno de los ídolos de la afición. Todo apuntaba a que podría incluso acabar su carrera en el Everton. Eso fue hasta que Arsène Wenger apareció con una oferta para jugar la Champions League bajo el brazo que el jugador no pudo resistir.
 
Los aficionados del Everton recibieron la noticia como si se tratara de la muerte de un familiar. Arteta llegó de la Real Sociedad por 2 millones de libras en 2005, tras haber estado cedido, y desde entonces ha sido indiscutible para Moyes.
 
Barry Horne, un excentrocampista de los «toffees», declaró recientemente a la BBC que la marcha de Arteta era un buen negocio para el Everton, a causa de sus problemas financieros. Desde luego, 8 millones de libras de beneficio por un jugador de 29 años que lleva 18 meses siendo una sombra del que era, no está mal. Sin embargo, su influencia en el equipo era enorme y no tiene sustituto en el equipo. Para acabar de redondear las cosas, Moyes también perdió a Jermain Beckford y Yakubu el último día. Además de Anichebe por lesión este mismo lunes.
 
David Moyes siempre ha trabajado bajo graves restricciones en el Everton y ha logrado milagros en esas condiciones. En 2004, el Everton vendió a Wayne Rooney al Manchester United por 25,6 millones de libras. El prometedor delantero de 19 años ya apuntaba alto y muchos dijeron que el Everton sufriría un declive inmediato. Sin embargo, Moyes logró unir al equipo y en lugar de luchar por no descender, el club acabó en plazas de Champions League.
 
El Everton es un club con una enorme afición y una larga historia. Por desgracia, el fútbol actual se basa en el dinero, no en la tradición. Y el Everton tiene mucho de lo segundo pero poco de lo primero. Es sorprendente que ningún jeque árabe o magnate ruso se haya interesado por el club. Resulta tentador imaginar lo que Moyes podría lograr con dinero.
 
Ante las dificultades financieras, Moyes solo tiene una opción: apoyarse en los jóvenes y, afortunadamente para él, el club tiene varios de ellos. Jack Rodwell debutó con el Everton en 2008 y se espera mucho de este joven de 20 años. Parece que Sir Alex Ferguson es un auténtico admirador de Rodwell y podría ofrecer hasta 20 millones de libras por él. Potente y talentoso, Rodwell tiene ante sí la oportunidad de ocupar el lugar de Arteta.
 
El mediapunta Adam Forshaw y el delantero Jose Baxter, de quién se ha dicho que es incluso mejor de lo que era Rooney a su edad, seguro disfrutarán de varios partidos este año. Pero el centro de atención ahora mismo es Ross Barkley. Este chico de 17 años ha sido una revelación en los dos partidos que ha disputado este año. Fue nombrado jugador del partido contra el QPR y el exjugador de Arsenal y Everton Martin Keown cree que Barkley será «uno de los mejores jugadores que ha visto nunca este país».
 
Seamus Coleman, de 22 años, también ha destacado en la Premier League desde que llegó del Sligo Rovers en 2009. Junto con la experiencia de Leighton Baines, Phil Jagielka, Phil Neville, Tim Cahill, Mauroane Fellaini y Louis Saha, el Everton tiene equipo suficiente como para no pasar apuros.
 
Sin embargo, algunas señales comienzan a ser preocupantes. La plantilla se antoja corta para afrontar lesiones y sanciones, además de la incógnita de saber cómo se adaptarán los dos fichajes del club, el problemático Drenthe y el joven Stracqualursi.
 
Como sucedió cuando se fue Rooney en 2004, algunos analistas han sugerido que el Everton lo pasará mal esta temporada. Posiblemente todavía no suceda esta tan pronto, pero si se prolongan las dificultades financieras y Moyes sigue sin poder reforzar la plantilla, este Everton acabará un día por verse en la parte baja de la tabla.
 

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Ilie Oleart