FA Cup
West Ham | 2 |
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Manchester Utd. | 2 |
Ficha técnica |
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2 – West Ham: Jaaskelainen; Potts, Collins, Tompkins, Demel; Alou Diarrá (Noble, 73), Nolan, Collison, Vaz Te (Jarvis, 61), Joe Cole (Taylor, 78); Carlton Cole. |
2 – Manchester United: De Gea; Buttner, Evans, Vidic, Smalling (Giggs, 78); Cleverley, Scholes (Valencia, 68), Kagawa, Rafael; Welbeck, Chicharito Hernández (Van Persie, 68). |
Goles: 0-1, m.22: Cleverley. 1-1, m.29: Collins. 2-1, m.59: Collins. 2-2, m.90+1: Van Persie. |
El Manchester United demostró su instinto de supervivencia, forzando en el descuento el replay tras un intenso bombardeo al este de Londres, allá donde se dice que alguna vez se ha visto el balón a ras de suelo. Dejó Ferguson en la banqueta a hombres como Van Persie o Valencia, concediendo minutos a Kagawa o Vidic, metiendo un doble lateral en la banda derecha, con Rafael y Smalling. Por la izquierda, todo el carril para Buttner. En los Hammers, Allardyce también reservó a algunos hombres como Jarvis o Noble, mientras que Joe Cole regresó a su antigua casa.
El West Ham comenzó bien metido atrás, concediendo el balón y el medio al Manchester United, donde Kagawa empezó con brío y entusiasmo, moviéndose por las demarcaciones de cuatro, seis y diez. Conforme fue avanzando el partido, el japonés se fue diluyendo, muy al contrario que Scholes, a quien los años no restan ni el talento ni el conocimiento del manual del regista. El primer aviso serio de los red devils llegó pronto, en un centro raso de Smalling al que Chicharito no llegó por milímetros, pero la contestación local no se haría esperar. Apenas tres minutos después, Scholes y Vidic sacaban sobre la línea un cabezazo de Carlton Cole tras un córner. El mastodonte hammer y sus centímetros fue un constante incordio para la defensa del Manchester United, a quien su equipo buscó sus prolongaciones incluso en terreno propio.
Los de Allardyce se defendían por acumulación, aunque en el costado izquierdo, Potts no cerró siempre bien y el ojo clínico de Scholes siempre anduvo avizor, consciente de poder hacer sangre con envíos largos a su espalda. Pero sería en otro córner precisamente, calcado al anterior, cuando el mismo Potts se la sacó a Nemanja Vidic, algo pesado ayer. Minutos después, Chicharito demostró que es también un espléndido jugador fuera del área y montó una contra por el perfil derecho que Cleverley se encargó de sellar como gol.
El tanto visitante bien pudiera haber desarmado al West Ham, pero si faltos de imaginación y de suavidad están los londinenses, no de fe. Lo suyo fue cuestión de releer su libro de instrucciones. Apenas pasaron cinco minutos del gol de Cleverley, centro de Joe Cole y remate de Collins a la red. El tanto descompuso al Manchester United, que perdió el hilo y a Kagawa, en medio de un partido cerrado y de pierna fuerte. A base de un intenso bombardeo de balones largos y con la elegancia de un panzer, el West Ham acorraló a su contrincante, siempre con Carlton Cole como indiscutible referencia, aunque con escasa eficacia.
Tras el descanso, la tónica no cambió, con alguna ocasión marrada por un fallón Welbeck y con Carlton Cole peleándose hasta lo indecible con Evans y Vidic. Tan similar fue el guión que el West Ham se adelantó de manera calcada. Centro medido de Joe Cole y de nuevo remate de Collins a la red. Con sus armas, rústicas y limitadas pero efectivas, los hammers le daban la vuelta al duelo y se lo ponían en chino a Ferguson, quien empezó a realizar llamadas de urgencia. Concretamente a Valencia, Giggs y muy especialmente a Van Persie. No serían desatendidas.
Al Manchester United le costaba un mundo atacar en estático frente a un muro de nueve hombres replegados en apenas quince metros. Apenas un par de cabezazos de Welbeck o Giggs inquietaron a Jaaskelainen, pero el partido se adentraba poco a poco en esa franja conocida como la zona Cesarini, donde solamente los equipos curtidos y con oficio se saben desempeñar. Y pocos superan a tales efectos al Manchester United, dominador de los tiempos. Cuando este se agotaba ya en el descuento, el West Ham decidió achicar y adelantar líneas. Ryan Giggs lo vio y su zurda dibujó un pase medido a otra zurda celestial, la de Van Persie, que bajó la pelota como si fuera un ovillo de lana. Con la diestra, ajustició a unos más que meritorios Hammers, enviando el balón a las mallas y la eliminatoria al desempate en Old Trafford.
Parecía muerto el Manchester United, pero nunca hay que considerarlo como tal hasta que no esté certificada su defunción con el pitido final. En un partido de máxima dificultad los de Ferguson demostraron si bien no un gran fútbol, si su inveterado espíritu competitivo hasta el final. Para el animoso West Ham, el desconsuelo de haber realizado a su manera un gran encuentro, teniendo al todopoderoso líder de la Premier contra las cuerdas, pero con la losa de dejarse el pase para el replay en Old Trafford. Difícil empresa.