Premier League
Manchester City |
2 |
Everton |
0 |
Ficha técnica |
2 – Manchester City: Hart; Richards, Kompany, Lescott, Clichy; Nasri (Savic, 83), Barry, Touré Yaya, Silva, Agüero (Milner, 79); Dzeko (Balotelli, 59) |
0 – Everton: Howard; Hibbert, Jagielka, Distin, Baines; Neville (Drenthe, 73), Fellaini, Rodwell, Osman, Coleman (Vellios, 66); Cahill (Saha, 66) |
Goles: 1-0, min 68: Balotelli; 2-0, min 89: Milner |
Las cuatro victorias cosechadas por el Everton en sus últimas cuatro visitas al ahora Etihad Stadium prometían un encuentro emocionante, y, afortunadamente, ninguno de los dos equipos defraudó.
No hubo sorpresas en cuanto a las alineaciones. El City salió con un 4-2-4, al estilo del FC Barcelona, sin un delantero centro fijo. Los corpulentos y técnicos Touré Yaya y Gareth Barry ocuparon el doble pivote, mientras que Nasri, Silva y Agüero jugaron por detrás de Dzeko, aunque no hubo un referente fijo, puesto que los cuatro de arriba se intercambiaron las posiciones constantemente.
A diferencia de los locales y como era de prever, David Moyes alineó un once defensivo, plagado de centrocampistas y sin delantero centro. De hecho, el jugador más adelantado de los «toffees» fue Tim Cahill, un hombre que, contando el de esta tarde, lleva 15 encuentros consecutivos sin anotar un gol. La misión de los visitantes estaba clara: no dejar jugar a su rival, mantener la portería a cero y rezar para anotar un gol a la contra.
El guión fue el esperado. El City dominó el partido, manteniendo la posesión del balón y jugándolo con criterio, mientras que el Everton solo pudo defenderse. Los «toffees» no olieron el balón en toda la primera parte, regalándolo a su rival y teniendo en numerosas ocasiones a los once jugadores por detrás de él.
Pese a ello, los «citizens» no lograron crear ocasiones claras en toda la primera parte. Se atascaron atacando en estático, principalmente por la acumulación de jugadores en la defensa visitante, la desaparición de Nasri (así que tal vez el problema no era el Arsenal, sino él) y el duro marcaje individual de Rodwell a David Silva, el jugador más creativo del equipo y tal vez de las Islas Británicas. Solo una pifia de Jagielka, alguna jugada individual de Silva y un par de disparos de Agüero pudieron cambiar el marcador.
El 0-0 al descanso dejó satisfecho a David Moyes, que había logrado frenar la millonaria maquinaria de los locales, mientras Mancini trataba de encontrar alguna solución para desatascar a su equipo.
El City salió en tromba para ponerse por delante y obligar al Everton a dar un paso adelante. Sin embargo, su ofensiva duró cinco minutos, puesto que el Everton comenzó incluso a adelantar líneas y a atacar. Ante esta situación, Mancini, por primera vez en toda la temporada, acertó con su cambio. Pese a que Tévez tenía más números, el revulsivo fue Mario Balotelli, que entró al terreno de juego en detrimento de Dzeko, nada acertado en el día de hoy.
Balotelli solo necesitó diez minutos para anotar su primer gol de la temporada, gracias a un magnífico disparo desde fuera del área. La ofensiva del City no acabó ahí, ya que primero Silva, que disparó al palo, y posteriormente Balotelli estuvieron a punto de sentenciar el partido. Con el City apedreando la portería del Everton, Moyes dio entrada, a falta de un cuarto de hora, al díscolo Drenthe por Phil Neville, consciente de que no había nada que perder. Así que coincidieron en la recta final Balotelli y Drenthe, dos jugadores con muchas cosas en común: un físico portentoso, una gran capacidad para desbordar y una asombrosa capacidad para malgastar su talento de las formas más absurdas.
La entrada de Drenthe tuvo un impacto casi inmediato en el partido. El holandés originó la jugada del 2-0. Perdió el balón en el centro del campo con un pésimo pase horizontal, Silva condujo el contragolpe, esperó y dio un pase de lujo para Milner, que dio la estocada definitiva. Antes, Mancini había sustituido a Nasri y Agüero por Milner y Savic.
Con esta victoria, el City liquida las dudas surgidas tras los dos empates cosechados ante Nápoles y Fulham. Además, y este síntoma es probablemente el más positivo, Mancini comienza a acertar con los cambios, puesto que dos de los tres jugadores que salieron del banquillo anotaron. Lo único negativo fueron los minutos jugados por Carlos Tévez: cero. El argentino lo tendrá muy difícil para lograr un puesto en el once esta temporada.