Diego Machuca

Los vestigios de Heysel siguen latentes

El 29 de mayo de 1985, en Bélgica, se disputó la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus. El partido pasó a segundo plano cuando 39 seguidores de la Vecchia Signora fallecieron en una de las páginas más oscuras del fútbol.

 
Han pasado ya más de 30 años desde aquel partido disputado en el estadio de Heysel, en el corazón de Bruselas. Los dos mejores equipos de la época iban a enfrentarse en el partido del año. El Liverpool de Joe Fagan llegaba al estado de Heysel como el campeón de la Copa de Europa, luego de vencer a la Roma en la final del año anterior, mientras que la Juventus era la campeona de la Recopa de Europa del curso anterior. Justamente en aquella temporada, se habían enfrentado en la final de la Supercopa de Europa: un partido único en el que la Juventus se había proclamado campeona al ganar por 2-0.
 
Toda esta situación hizo que la sangre nublara los ojos del Liverpool, había una necesidad de revancha en el ambiente. Los jugadores y aficionados del equipo inglés buscaban demostrar la supremacía del fútbol británico, que ya venía siendo dominador de Europa en los últimos años: entre 1976 y 1984 los clubes ingleses habían ganado siete de los ocho trofeos de la competición más relevante: cuatro de los “Reds”, dos para el increíble Notthingham Forest de Brian Clough y uno para el Aston Villa. Aunque del otro lado estaba el fútbol italiano, con seis jugadores en la selección italiana campeona de 1982 (Paolo Rossi, Marco Tardelli y Antonio Cabrini, entre otros), y la estelar figura de Michel Platini. La Vecchia Signora buscaba demostrar la valía y dignidad del fútbol italiano, algo que con el correr de los años, terminaría sucediendo.
 
A lo largo de la mañana de aquel 29 de mayo, toda Bruselas vivió un clima enrarecido: peleas, destrozos en bares, robos de vehículos, eran algunas de las acciones que los aficionados ingleses se dedicaban a realizar en el corazón de Bélgica. Aficionados sería una manera de llamarlos: el movimiento hooligan se apoderaba de Inglaterra y avanzaba cada vez que un equipo inglés jugaba fuera de las Islas Británicas; los destrozos eran moneda común cada vez que aparecía esta versión del aficionado inglés, con cierta complicidad policial y negocios oscuros como telón de fondo. A esa altura tenían la fama de ser los más violentos de Europa, algo que quedaría demostrado horas después.
 
Toda esta sensación negativa aumentaba conforme se acercaba la hora del partido. Más de 60.000 almas abarrotaban el estadio. La fiesta del fútbol parecía comenzar. Sin embargo, nada de eso terminó sucediendo. La barbarie y la complicidad fueron dos de los principales actores que no superaron los cacheos de la policía antes de entrar al estadio, y que terminaron siendo claves en la muerte de casi 40 personas y más de 600 heridos con solo 14 ingleses condenados por homicidio involuntario.
 

 
Momentos antes del inicio del partido, tanto los simpatizantes ingleses como italianos comenzaron a increparse y a lanzarse distintos objetos. Los seguidores del Liverpool intentaron invadir la zona en que se encontraban los aficionados de la Juve y ante el caos se produjo una terrible avalancha que provocó momentos de incertidumbre. Cientos de personas terminaron amontonadas contra las vallas del estadio y de esta manera se produjeron casos de asfixia y de aplastamiento, en una situación que superó ampliamente las capacidades de la organización. En el momento de mayor caos, muchos tifosis saltaron de diversos lugares del estadio para tratar de llegar a la zona afectada, para enfrentarse a los hooligans de Liverpool, pero la policía decidió cerrar los accesos, algo que terminó perjudicando a muchos simpatizantes de la Juve. Las autoridades belgas demostraron no estar a la altura y las ambulancias empezaron a entrar al estadio de Heysel intentando salvar a la mayor cantidad de gente posible. Pero ya era tarde.
 
Este evento fue uno de los más mediáticos y los televisores jugaron un espacio nuevo, cosa que no es un detalle menor: crónicas de la época no temen en afirmar que quizás no había sido la peor de las tragedias, pero sí la más mediatizada. Todos los televisores se encargaron de retransmitir la tragedia, con algunos cadáveres a los costados del campo de juego y con un notorio nerviosismo en el ambiente. Las imágenes de las personas atrapadas eran escalofriantes y se divulgaron en directo a toda Europa.
 
El partido, tristemente, se jugó. Los diarios del día siguiente titularían que, además de los penosos hechos ocurridos, un gol de Platini logró decretar un nuevo campeón en Europa. En el minuto 57, el tres veces Balón de Oro recuperó un balón en las cercanías de su área y calculó un pase de 50 metros sobre las espaldas de los escoceses Gary Gillespie y Alan Hansen, pero la pelota terminó cerca del polaco Zbigniew Boniek. Gillespie cometió falta sobre el delantero polaco fuera del área, pero André Daina, el suizo encargado de impartir justicia, decretó penalti. Platini no desaprovechó la ocasión y anotó el gol más triste de su carrera.
 
Luego del partido, el lateral izquierdo de la Juventus, Antonio Cambrini, declararía algo que sería una muestra de la situación de los jugadores del equipo italiano: “Cuando entré en el campo y vi a los jugadores ingleses, me resultó difícil verles como adversarios. Aquella noche, en Heysel, odié a los jugadores del Liverpool, aunque sabía que ellos no tenían nada que ver con lo ocurrido”.
 
Los sucesos saplicaron a todos los involucrados. El desconcierto se apoderó del mundo del fútbol. La UEFA se desligó del hecho aunque su responsabilidad era innegable: la organización reservaró una zona del estadio para los seguidores neutrales locales, pero esas entradas terminaron en manos de fanáticos del Liverpool y de la Juventus. También la UEFA fue criticada por su decisión de no suspender el partido cuando no estaban garantizadas las condiciones para jugar semejante encuentro.
 
La tragedia de Heysel terminó desencadenando una serie de consecuencias que afectaron al Liverpool, pero también al fútbol inglés: la UEFA sancionó a todos los clubes ingleses sin poder disputar competiciones europeas de forma indefinida y al Liverpool con otros tres años adicionales. Sin embargo, tras la continua presión de los clubes ingleses, la UEFA los readmitió tras cinco años y al Liverpool tras seis. Esta prohibición terminó perjudicando a todo el fútbol inglés, ya que la imposibilidad de jugar copas en Europa recortó los ingresos, tanto por publicidad como patrocinio o taquilla. Esta situación hizo que grandes jugadores y entrenadores ingleses se desplazaran como Gary Lineker y Mark Hughes al Barcelona (donde se reunieron con el técnico inglés Terry Venables), Glenn Hoddle al Mónaco o Paul Gascoigne al Lazio.
 
De todos modos, los clubes ingleses no aprendieron la lección. Cuatro años más tarde, en el estadio de Hillsborough, en Sheffield, mientras se jugaba la semifinal de la Copa de lnglaterra, la pésima organización y las deplorables condiciones del estadio provocaron que casi un centenar de aficionados del Liverpool murieran asfixiados. Margaret Thatcher decidió avanzar firmemente para eliminar a los hooligans de Inglaterra y mejorar la seguridad en los estadios. El movimiento hooligan fue disminuyendo y con el informe Taylor se establecieron las condiciones de seguridad en los estadios que luego darían pie a la creación y el éxito de la Premier League.
 

 
La tragedia de Heysel no fue la que más víctimas causó, pero fue una de las que mayores consecuencias tuvo: la UEFA replicó algunas de las medidas incluidas en el informe Taylor, como la eliminación de las zonas sin asientos en todos los estadios. Además, se eliminaron las vallas que solían rodear todos los estadios para impedir que el público invadiera el césped y fueron sustituidas por vallas abatibles o con posibles salidas de emergencia. Finalmente, las grandes finales tendrían que jugarse en estadios con mejores condiciones.
 
Como dato final, luego de este triste episodio del fútbol, Joe Fagan terminó retirándose y cediendo su lugar al icónico Kenny Dalglish, titular aquel día sobre el césped. King Kenny afirmó que los recuerdos de aquel incidente seguían persiguiéndole. La realidad es que todavía resulta difícil olvidarse de aquel 29 de mayo en Bruselas.
 
Sobre las tragedias de Heysel y Hillsborough y sus consecuencias sobre el fútbol inglés te recomendamos estos dos artículos: El fútbol inglés toca fondo y Del infierno al cielo de la Premier League.
 

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