Sergio Arias

Los villanos, fusilados sin piedad

Como si de una recurrente película española sobre la guerra civil se tratara, los «villanos» fueron dirigidos sin piedad ante el paredón donde fueron encañonados por unos gunners implacables a quienes no les tembló el pulso en sus noventa minutos de dominio futbolístico.

 

FA Cup

Arsenal 4
Aston Villa 0
Ficha técnica
4 – Arsenal: Szczesny, Bellerin, Mertesacker, Koscielny, Monreal, Coquelin, Cazorla, Ramsey, Özil (Wilshere, 77), Sánchez (Oxlade-Chamberlain, 90), Walcott (Giroud, 77).
0 – Aston Villa: Given, Hutton, Okore, Vlaar, Richardson (Bacuna, 68), Cleverley, Westwood (Sánchez, 71), Delph, N’Zogbia (Agbonlahor, 53), Benteke, Grealish.
Goles: 1-0, m.40: Walcott. 2-0, m.52: Alexis. 3-0, m.62: Mertesacker. 4-0, m.90: Giroud.
Dos históricos de Inglaterra y la FA Cup se encontraban en una final quizás sin la polémica sociopolítica de la copa española o la aparente igualdad de la alemana. Arsenal y Aston Villa se daban cita en el mítico y modernizado estadio de Wembley juntando 18 títulos coperos de la competición más antigua del mundo. El equipo de Wenger saltó al campo con su teórico 4-2-3-1 habitual con una novedad que marcaría la diferencia durante los primeros setenta y siete minutos: Walcott reemplazaba a Giroud en la posición de delantero centro, jugando de “falso 9” (aunque terminó acompañado por Özil en la zona central en un 4-2-4 que no se partió en ningún tramo del encuentro). La decisión del técnico alsaciano tuvo efectos inmediatos: el otrora extremo inglés bajó a recibir, se ofreció y movió continuamente por esa parcela central del campo, atacó los espacios entre centrales y laterales… y marcó el gol que abría la lata, el que más cuesta por la timidez inicial hasta que un par de tantos dan rienda suelta a tu verborrea (tan efectiva como impactante y merecida en el caso del Arsenal).
 
Los Gunners plantearon el partido de forma descarada: el juego se concentraba en su sector izquierdo, dónde eran capaces de juntar a Monreal (muy despreocupado al no tener enfrente al carrilero Leandro Bacuna), Özil, Cazorla y Alexis frente a un Alan Hutton que entró como candado en el once de Sherwood pero se vio constantemente abrumado ante la falta de ayudas de N´Zogbia, la mala lectura y marcaje de Cleverley sobre Cazorla y la sorprendente ausencia de dominio de Westwood sobre su zona. Poco a poco, los de Wenger comenzaron a hacerse claros dueños del balón y el partido, extinguiendo las escasas contras de un Aston Villa chocantemente muy fallón en esas transiciones rápidas durante todo el lance. Y el gol de los gunners llegó en el minuto cuarenta, precisamente sobre ese costado izquierdo que punzaron mediante asociaciones y movimientos continuos durante todo el partido: Theo Walcott finalizaba una gran triangulación en la que Richardson perdía el duelo aéreo con un Alexis Sánchez que se consagró como alma del equipo en esta final.
 
Tim Sherwood traicionó a sus principios (aunque suene muy ‘guardiolesco’) alineando a Hutton en lugar del ofensivo Bacuna y lo pagó. Los suyos salieron al campo con el 4-3-3 habitual pero terminaron jugando dos tercios del encuentro con un 4-5-1 tapando espacios y líneas de pase interiores (que el Arsenal terminó encontrando igualmente) y tratando de dificultar de vez en cuando la salida de balón del rival con alguna presión activa. Además, no sacaron ningún balón jugado desde atrás y se encomendaron al juego aéreo de Benteke (que comenzó ganando sus primeros duelos con Koscielny hasta terminar retratado por el notable central francés que “secó” así a uno de los goleadores más en forma), a alguna arrancada por dentro de Fabian Delph y sobre todo, a los inútiles centros laterales de Richardson que ocupaba la zona libre desocupada por Grealish, que trazó recurrentemente diagonales hacia el interior a la espalda de Coquelin que mantuvo muy bien su posición.
 
Ya en la segunda mitad, Alexis Sánchez marcaría el gol de la final con un derechazo directo a la mandíbula de un púgil que salió al cuadrilátero desde el minuto uno enarbolando la toalla blanca. Ni Cleverley ni Hutton lograron interponerse entre el sino de aquel balón: acabar al fondo de la red defendida por Given.
 
En el minuto 52, Sherwood trató de encontrar el pulso a un toro salvaje sorprendentemente manso durante todo el partido (que terminó con cinco soleadas tarjetas en contraste con el Arsenal, que no recibió ninguna) introduciendo en el campo a la leyenda villana Agbonlahor en el lugar de N´Zogbia. Un hombre por hombre que apenas tuvo consecuencias meritorias sobre el campo. La tónica del encuentro se mantuvo: el Arsenal dominaba el esférico y lo movía sin apenas oposición. Los gunners continuaron percutiendo especialmente en el sector izquierdo pero también lo intentaron por el derecho donde las diagonales de Özil, los movimientos de Ramsey y los desdoblamientos de Bellerín continuaron creando peligro. Ya en el 61’, el central alemán Mertesacker sentenciaba la final para el actual campeón que terminaría revalidando título tras un remate de cabeza en solitario (tremebundo marcaje de Benteke) a la salida de un corner lanzado sublimemente por el fantástico Santi Cazorla que culmina una gran temporada desde su reconversión a la posición de mediocentro asociativo y llegador arropado por Coquelin, que debería comenzar a ser la imagen publicitaria de algún típex por su sensacional labor correctora.
 
Entre los minutos 67 y 70, el enérgico Sherwood agotaría sus cambios: introdujo a Bacuna (demasiado tarde) por Richardson dando al holandés el carril derecho y trasladando a Hutton al izquierdo y metió a Carlos ‘la Roca’ Sánchez por un Westwood que jugó uno de sus peores partidos como villano y se vio retratado por el omnipresente Coquelin (uno de los mejores “fichajes” del Arsenal esta temporada) con y sin balón. Por su parte, en el Arsenal entrarían Giroud por Walcott y Wilshere por Özil en el 77’, con lo que el esquema del equipo londinense pasó a tener por primera vez en el partido una referencia clara arriba. La única polémica del partido vino de la mano del árbitro al no pitar un penalti claro del impetuoso Bellerín sobre el también joven Grealish, que estuvo demasiado tapado durante el partido aunque se ofreció una y otra vez arrastrando jugadores en sus diagonales hacia dentro. En el minuto 89, Oxlade-Chamberlain saltó al campo por el ídolo Aléxis. El polivalante atacante inglés tuvo tiempo de asistir al francés Giroud que redondeó una goleada (4-0) en la que los villanos que llevaban 58 años sin levantar la FA Cup fueron fusilados sin piedad.
 

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Sergio Arias