El Aston Villa llegó a la segunda jornada tras un decepcionante empate ante el Fulham y con la incógnita de cómo recibirían los aficionados del Villa al hombre más afortunado del mundo: Alex McLeish. Éste, extécnico del Birmingham City y entrenador actual de los «villanos», además de ser recibido estupendamente por Villa Park, no pudo tener mejor rival para debutar como local.
Y es que está claro que un equipo en el que Míchel Salgado sea titular no puede aspirar a mucho, pero si a este hecho se le añade que su entrenador no podrá conducir en los próximos 18 meses por haber doblado la tasa de alcoholemia permitida al volante, las perspectivas no pueden ser peores. El Blackburn Rovers de Steve Kean llegaba a Villa Park como lo que es, el mayor favorito al descenso. Desgraciadamente para ellos, no hizo otra cosa que corroborarlo.
Las alineaciones dejaron claro dos cosas. La primera es que McLeish es tozudo, pues siguió apostando por la pareja Bent-Heskey en la delantera con Agbonlahor en la banda. La segunda es que Steve Kean entrenador del Blackburn Rovers, es una caja de sorpresas. Y es que si los Rovers ya de por sí tienen poca pólvora, dejar a Mauro Formica en el banquillo es quemar la poca pólvora con la que cuentan.
La primera parte fue un paseo para los «villanos», que se pusieron 2-0 en el marcador como quién quita una piruleta a un bebé. El paseo lo encabezó Agbonlahor, que definió con mucha clase en el primer gol y regaló el segundo a Heskey.
Con 2-0 al descanso todo parecía perdido para los de Steve Kean, que de los últimos 18 partidos que se habían ido con el citado marcador al descanso no habían remontado ni una sola vez.
Sin embargo, pese al apabullante dominio de los «villanos» en los primeros 45 minutos, la citada estadística y la entrada del descarado Albrighton por Agbonlahor, en la segunda parte la iniciativa pareció cambiar. El Blackburn comenzó dominando, e incluso acortó distancias gracias a una maravillosa jugada individual de Hoilett, que, tras un par de regates, puso un centro milimétrico a Pedersen para que el noruego cabeceara de forma excelente y enviara el balón al fondo de las mallas. Quedaban todavía 35 minutos y aparecieron esperanzas en el seno de los Rovers, que siguieron presionando. Pese a ello, todas las esperanzas se fueron al traste 15 minutos más tarde, cuando un disparo de Petrov rebotó en Hanley y el balón quedó como un regalo, envuelto incluso, para Darren Bent, que definió con la fama de «killer» que le acompaña.
Sobraron los últimos 20 minutos del partido, en los que los «villanos» se conformaron con el 3-1 y el Blackburn vio imposible la remontada. Ni siquiera la entrada de los prometedores Formica y Petrovic, que lo intentaron, fue suficiente para poner en jaque la portería defendida por Shay Given.
Esta victoria dejará bien contento a McLeish, que ha apostado por jugar con Agbonlahor, Bent y Heskey juntos en ataque y no solo han ganado, sino que los tres han perforado la portería rival. Sin embargo, este Blackburn no es útil para medir el rendimiento de un equipo, pues son sin duda el conjunto más débil de la Premier League.
Mención especial merece el partidazo del «villano» Stiliyan Petrov, un mediocentro defensivo que siempre anda correctamente colocado en el campo, buen pasador y con buen disparo, y hoy ha hecho gala de todo ello.
Aston Villa: Given, Young (Clark, 56), Dunne, Collins, Warnock, N’Zogbia Delph, Petrov, Agbonlahor (Albrighton, 46), Bent, Heskey (Bannan, 66)
Blackburn Rovers: Robinson; Salgado, Nelsen, Hanley, Olsson; Hoilett, Dunn, Nzonzi, Pedersen (Petrovic, 75); Goodwillie, Roberts (Formica, 75)
Goles: 1-0: Agbonlahor (12), 2-0: Heskey (25), 2-1: Pederson (51), 3-1: Bent (68)
