Ilie Oleart

Más dura (y rápida) será la caída

En solo medio año, el que separa el resbalón de Steven Gerrard ante el Chelsea del empate en casa ante el Basilea que supuso la eliminación de la Champions League, el Liverpool ha emprendido un descenso a los infiernos del que se antoja difícil evadirse. Pero, ¿qué le ha sucedido al equipo de Brendan Rodgers?

 
1. Una política de fichajes tottenhamesca
Cuando Daniel Levy logró elevar el precio de venta de Gareth Bale hasta casi 100 millones de euros, fueron mayoría en White Hart Lane los que se las prometían muy felices. «Con ese dineral podremos confeccionar una plantilla más equilibrada y más profunda para poder competir por la liga», se dijeron. Un punto de vista similar al que adoptaron los aficionados del Liverpool tras la venta de Luis Suárez en verano por 75 millones de libras. Sin embargo, ese es un falso axioma. La pérdida del mejor jugador de la liga (como fueron Bale y Suárez en su última temporada en Inglaterra) jamás será un vacío fácil de llenar, aunque lo intentes con media docena de jugadores, como Tottenham y Liverpool hicieron. Para sustituir a Bale, los Spurs ficharon a Erik Lamela, Vlad Chiriches, Nacer Chadli, Roberto Soldado, Christian Eriksen, Etienne Capoué, Paulinho… Solo Eriksen podría considerarse como un fichaje fructífero. Por su parte, los Reds contrataron a Dejan Lovren, Emre Can, Lazar Markovic, Adam Lallana, Rickie Lambert, Javier Manquillo, Alberto Moreno y Mario Balotelli. Difícil rescatar a ninguno de ellos.
 
2. La maldición europea
La temporada pasada, el Liverpool contó con una ventaja competitiva fundamental sobre sus rivales directos: la ausencia de la competición europea. Participar en Europa representa un mayor desgaste (físico y mental) por los partidos y los viajes y, sobre todo, la imposibilidad de entrenar más de tres días a la semana. Eso no ha permitido a Rodgers preparar los partidos de liga de los fines de semana con suficiente detalle, como sucedía la temporada pasada. De los seis encuentros que el Liverpool ha disputado inmediatamente después de competir en Champions League, ha ganado dos, empatado uno y perdido tres. Y esto no es lo peor. Ahora llega la Europa League.
 
3. Las lesiones
Quedarte sin un jugador que ha marcado 31 goles en liga es un duro revés. Que a eso se le sume la lesión durante meses de tu segundo máximo goleador (21 goles) es dramático. Entre Suárez y Sturridge sumaron 52 goles en liga la temporada pasada. Tras 16 jornadas de liga, el Liverpool suma en este curso solo 19. Los dos máximos goleadores del club en liga son Raheem Sterling y Steven Gerrard, que suman 6 goles entre ambos, 3 por cabeza. La aportación de Rickie Lambert (1), Mario Balotelli y Fabio Borini (no se han estrenado) ha sido nula. Sin gol no hay victoria.
 
4. El declive de algunas figuras clave
Con el tiempo podremos evaluar con mayor nitidez el peso que el resbalón sufrido ante el Chelsea en la recta final de la temporada pasada representó para Steven Gerrard. Pero es evidente que para el mayor estandarte de la historia reciente del Liverpool, quedar señalado por la historia del fútbol inglés como el hombre cuyo desliz en el momento clave privó al Liverpool de la primera Premier League de su historia representó un durísimo revés. Uno del que quizás Gerrard no sea capaz de sobreponerse. Esta temporada, Rodgers ha adelantado su posición desde el medio centro a la media punta con cuestionables resultados. La edad comienza a atrapar al gran capitán.
 
Otra posición clave donde el Liverpool está sufriendo esta temporada es la portería. Tras una temporada de debut más que correcta, Simon Mignolet se ha convertido en el centro de todas las críticas de los aficionados Reds. Sus prestaciones han caído hasta tal nivel que Rodgers optó por darle una oportunidad a Brad Jones en el clásico del pasado domingo. Una decisión que no hará mucho por recuperar el estado de ánimo de Mignolet.
 
5. Los grandes vuelven 
La temporada pasada, el Liverpool se benefició del bajo momento de forma de algunos de sus rivales históricos. El Arsenal estuvo sometido a su crisis crónica (esa que inicia con media docena de lesiones, continúa con las voces que piden la cabeza de Wenger y acaba con los Gunners en cuarto lugar), el Chelsea vivió una temporada de transición en el regreso de José Mourinho a Londres y el Manchester United… en fin, todos sabemos en qué andaba metido el Manchester United. Esta temporada, el Chelsea ha vuelto por sus fueros con Cesc Fàbregas y Diego Costa, el United ha invertido 150 millones de libras en volverse a colocar al nivel de los grandes y han aparecido clubes de media tabla dispuestos a transformar el aumento de sus ingresos por el último contrato de televisión en aspirantes a competición europea, como West Ham, Southampton o Swansea. El entorno competitivo tampoco ha jugado en favor de los Reds, como sucedió la temporada pasada. Ante este panorama, la clasificación para la próxima Champions League sería un éxito inesperado.
 

Sobre el autor

Ilie Oleart