Los polos del fútbol inglés se han movido durante los últimos años. Manchester y Londres (en este orden) son ahora las capitales futbolísticas de la Premier League, y el derbi de Merseyside parece haberse visto relegado a un papel secundario, con los dos equipos de la ciudad luchando únicamente por ser 6º y 7º en la tabla. En tierra de nadie por cuarta temporada consecutiva, ni Everton ni Liverpool estarán entre los cinco mejores equipos de Inglaterra.

 

Esa es la descripción decadente. Luego, al asomarse uno al partido, juego y goles a parte, el derbi siempre regala momentos para el recuerdo. Incluso uno como el del domingo, el último de una leyenda como Jamie Carragher, con 30 duelos de esta categoría a sus espaldas. Remarcable fue la comunión entre aficiones mientras Anfield agradecía a sus vecinos de enfrente la colaboración y el recuerdo de las víctimas de Hillborough. No es por casualidad que este es conocido como «el derbi de la amistad».

 

Entrados en faena, el Liverpool echó de menos a Luis Suárez y el Everton no se acabó de creer que aún tuviera posibilidades de jugar competición europea el año que viene. Fue más bien un duelo a 90 minutos por la supremacía en la ciudad, sin nada más de qué preocuparse. Y ahí al Everton le bastaba el empate, aunque eso significara la 13ª visita consecutiva a Anfield sin llevarse los tres puntos.

 

En Newcastle se dejó el Liverpool buena parte de los goles que hacían falta para derrotar al Everton. Allí el equipo de Brendan Rodgers demostró que de “Suárezdependencia” nada, pero contra un rival de superior entidad, el área “toffee” estuvo menos poblada de lo que es deseable para el que ataca. Coutinho y Sturridge eran los encargados de llevar la batuta, pero al final fue Gerrard el que proporcionó al ariete los mejores pases, aunque ninguno fuera aprovechado gracias al buen hacer de Jagielka y Howard.

 

Pudo el Everton haber marcado en bastantes ocasiones. Sobre todo en una que tuvo Fellaini, quien agarrado por Carragher sólo pudo rematar un saque de esquina sin apenas mirar, para que el balón se marchara pegado al palo derecho.

 

Tuvo un guión parecido la segunda parte: con Borini peleando sin éxito, Gerrard recordando por momentos al Gerrard llegador de hace seis años, Howard abortando los ataques “reds”. Sólo un gol medio anulado al Everton por falta de Anichebe (había pitado antes Michael Oliver) puso el uy en la grada en un momento dado. De ahí hasta el final, entrega sin mucha brillantez. Ni siquiera hizo honor a su dureza el enfrentamiento: sólo tres amarillas en los 90 minutos. Definitivamente, Merseyside no es lo que era.