Alvaro Oleart

Meterla o no meterla, ésa es la cuestión

 
Pocos elementos tienen en común el fútbol, el golf y el sexo, tres de mis actividades favoritas. Sin embargo, desde un punto de vista masculino, comparten el objetivo principal, que es bien claro y simple: meterla.
 
Pese a la simpleza del objetivo, que no es otro que colocar un balón en una portería más veces que el rival, algunos se encargan de hacer del deporte del fútbol mucho más complicado; así como otros aprovechan esta simpleza para hacer un fútbol más sencillo.
 
Me tomaré la licencia de denominar «los filósofos» al bando de aquellos que hacen del fútbol un deporte harto más complejo de lo que en realidad es. Arsene Wenger, fundador de los «los filósofos», es el paradigma ideal. Está bien tratar de jugar bonito al fútbol, logrando largas posesiones y combinaciones espectaculares, pero no si eso va en detrimento del resultado. 

El fútbol, el golf y el sexo comparten un objetivo simple: meterla

«Los pragmáticos» aprovechan la simpleza, al revés que «los filósofos»

 
Mucho se ha alabado la calidad del Arsenal en el centro del campo, y, sin embargo, ése es precisamente su mayor problema. Concentran su juego en el centro del campo, olvidándose de que lo importante es anotar goles y evitar que te los anoten. Lo peor del caso es que eso no parece que vaya a cambiar este año. En defensa, Szczesny, André Santos, Laurent «boy scout» Koscielny, Djourou y Jenkinson han mostrado de momento más lagunas que virtudes, además de que Vermaelen, excelente central, pasa más tiempo en la enfermería que en el terreno de juego. Ofensivamente ocurre lo mismo, pues los recién llegados Park Chu-Young y Gervinho todavía tienen mucho que demostrar, así como Arshavin y Chamakh, que no han dado el rendimiento deseado hasta ahora. El único delantero de garantías es Robin van Persie, aunque, al igual que Vermaelen, se trata de un hombre de cristal.
 
El clan contrario al de los «filósofos» es el de los «pragmáticos», caso del Stoke City de Tony Pulis. Los «potters», perfectamente conscientes de la simpleza del objetivo del fútbol, juegan a ser efectivos en las áreas. Les importa bien poco jugar de forma atractiva, creen que lo mejor para el equipo es defender atrás de forma rocosa y salir al contraataque a base de pelotazos, y actúan en consecuencia. No pretenden imitar al Arsenal o al FC Barcelona, confían en su estilo y, una vez más, lo han demostrado con las incorporaciones llevadas a cabo este verano. Matthew Upson, Jonathan Woodgate y Wilson Palacios harán de la zona defensiva del Stoke una todavía más atemorizadora, de hecho, los delanteros rivales deberán vestir una armadura para no salir heridos por semejantes fieras. Ofensivamente han sido igual de prácticos, adheriendo a los corpulentos Cameron Jerome y Peter Crouch, que se suman a los también poderosos físicamente Walters y Jones para recibir los balonazos enviados desde la defensa.
 
En conclusión, al igual que la vida, el fútbol puede ser azaroso y duro, pero simple. Por mucho que Arsene Wenger se empeñe en afirmar lo contrario, equipos tan prácticos y simples como el Stoke City evidencian la simpleza del fútbol.
 

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Alvaro Oleart