Aquellos que recuerden el Chelsea de José Mourinho y hayan analizado los dos primeros partidos del Chelsea de Villas-Boas, dudarán de que éste último haya trabajado codo a codo con el actual técnico del Real Madrid y tenga la más mínima posibilidad de lograr éxitos parecidos a los conseguidos por su predecesor. El Chelsea de Villas-Boas ha sido, en sus dos primeros partidos oficiales, un desastre. Es quizá pronto para juzgar el trabajo del recién llegado al siempre difícil banquillo de los «blues», aunque sí es posible vislumbrar su estilo de juego y compararlo con el de José Mourinho, su exjefe.
Las carreras de José Mourinho y André Villas-Boas parecen talladas con el mismo patrón. Ambos son portugueses, ambos han tenido como mentor a Bobby Robson, ambos han triunfado nacional e internacionalmente con el Oporto, ambos han recalado en el Chelsea tras sendas gestas en competiciones europeas, y, sobre todo, Villas-Boas ha trabajado como segundo entrenador de Mourinho durante siete años. Sin embargo, ¿son realmente tan parecidos a la hora de ejercer su función como entrenador?
Similitudes
Números
Al igual que Mourinho, Villas-Boas entrenó a un equipo pequeño portugués antes de dar el salto al Oporto, por lo que, pese a la corta carrera del actual entrenador del Chelsea, existe una única comparación viable. Se trata de esa primera temporada con un equipo pequeño, en la que Villas-Boas aupó a un desahuciado Académica de Coimbra a una más que digna duodécima plaza, y Mourinho llevó al Uniao de Leiria a su mejor posición histórica, la quinta plaza. No hay más que ver los números para darse cuenta del éxito que han tenido los dos portugueses en los inicios de sus carreras.
Equipo
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P.
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V.
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E.
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D.
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% V.
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G.F.
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G.C.
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---|---|---|---|---|---|---|---|
Uniao de Leiria
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20
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11
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5
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4
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55%
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47
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28
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Académica de Coimbra
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30
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11
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9
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10
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37%
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38
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35
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Entrenador
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P.
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V.
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E.
|
D.
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% V.
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G.F.
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G.C.
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---|---|---|---|---|---|---|---|
José Mourinho
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127
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88
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24
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15
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71%
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222
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79
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André Villas-Boas
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58
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49
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5
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4
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84%
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145
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42
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Motivación
La gran habilidad de Mourinho es la psicología que aplica a sus jugadores para que rindan al máximo. Así lo ha hecho en sus anteriores equipos y así parece estar haciéndole en el Real Madrid, donde Cristiano Ronaldo ha aumentado en 14 goles su cuenta anotadora en Liga Española durante la primera temporada de «Mou», así como Marcelo o Benzema han mejorado su rendimiento de forma extraordinaria. Lo mismo hizo en el Inter, donde exprimió al máximo a jugadores como Diego Milito, Samuel Eto’o o Wesley Sneijder, éste último señalado por muchos como el merecedor del Balón de Oro de la temporada 2009-10, la última de «Mou» en el Inter.
Villas-Boas parece haber aprendido de su exjefe esta habilidad. El Oporto consiguió la temporada pasada 84 puntos, 16 puntos más de los que consiguió la temporada anterior a la llegada de Villas-Boas, con Jesualdo Ferreira en el banquillo. El gran mérito de Villas-Boas es que logró esos 16 puntos adicionales incorporando tan solo a dos jugadores nuevos en el once titular, Nicolás Otamendi y Joao Moutinho, lo que demuestra que este sustancial aumento no se debió a grandes inversiones.
Además, las dos grandes estrellas del equipo portugués durante la temporada pasada, sus delanteros Falcao y Hulk, han aumentado sus cifras goleadoras de forma impresionante. Falcao ha anotado 18 goles en 16 partidos de la Europa League, en contraste con los 4 que marcó en 8 partidos la temporada anterior. Hulk, por su parte, pasó de 5 goles en 19 partidos en liga a 23 goles en 26 partidos.
Ambición
La carrera de Mourinho está regida por una constante insatisfacción. Ambiciona ser el más grande de la historia, pretende conseguir aquello que nadie ha logrado anteriormente. Comenzó exitosamente como segundo entrenador de Bobby Robson y posteriormente de Louis Van Gaal, pero no desaprovechó la primera ocasión que tuvo de trabajar como primer entrenador, que fue con el Benfica. Su carrera está marcada por los constantes éxitos, pues ha triunfado con todos los equipos que ha dirigido. Prueba de ello es que nunca ha sido destituido, todo un récord para un entrenador que ha dirigido a seis equipos. Y, pese a todo ello, Mourinho sigue queriendo más, tal y como demuestra día tras día en sus declaraciones y en sus gestos evidencian que se le puede acusar de muchas cosas, pero no de falta de ambición.
Por su parte, André Villas-Boas parece seguir el mismo camino. Con tan solo 16 años, Bobby Robson, entrenador del Oporto y su vecino por aquel entonces, lo contrató para el departamento de observación del Oporto. Con 21 años llegó a ser técnico de la selección de las Islas Vírgenes y con 23 comenzó como asistente en el Oporto de Mourinho, al que siguió a Chelsea e Inter. Sin embargo, en octubre de 2009, tras siete años trabajando con «Mou», recibió una oferta para trabajar como primer entrenador en el Académica de Coimbra, y, pese a que el actual entrenador del Real Madrid quiso mantenerle como segundo entrenador, Villas-Boas no dudó en marcharse.
Como primer entrenador, ha triunfado en el Académica de Coimbra y en el Oporto, pero, al igual que Mourinho, necesita nuevos retos. Por eso decidió marcharse al Chelsea, equipo con el que aspira a todo.
Obsesión por el rival
Es bien conocida la obsesión de Mourinho por los rivales, de los que quiere saber hasta sus gustos musicales. De hecho, el propio Villas-Boas trabajó para él redactando informes sobre los equipos rivales durante su etapa como segundo entrenador.
Pese a que, tras el partido ante el Stoke City, Villas-Boas se quejó del rocoso y duro estilo de juego de los «potters», como si acabara de descubrir cómo se las gastan, a buen seguro que Villas-Boas habrá heredado esta táctica. Ya demostró en las eliminatorias de la pasada Europa League sus conocimientos sobre los rivales, pues solo así se entiende un acumulado de 10-3 y 7-4 a favor ante Spartak de Moscú y Villarreal en los cuartos y semifinales de dicha competición, respectivamente.
Diferencias
Estilo de juego
José Mourinho ha dejado claro hace ya tiempo su equipo ideal. Está obsesionado con los cinco segundos inmediatamente posteriores a la recuperación del balón y por ello pretende que su equipo finalice las jugadas lo antes posible. Ansía ahogar al equipo rival con la presión ejercida por los diez jugadores de campo, desde el central al delantero centro, para robar el balón y aprovechar esos cinco segundos de desconcierto. Es un fútbol vertiginoso y vertical, basado en combinaciones rápidas para rematar lo antes posible en dirección a la portería rival, y así evitar una pérdida de balón que origine un contraataque del rival. Es decir, no aspira ni busca posesiones largas y horizontales.
En cambio, el ideal futbolístico de Villas-Boas es algo distinto. El fútbol desplegado por el Oporto de Villas-Boas ahogaba al rival con su presión, tratando de recuperar muchos balones y muy arriba, al igual que los equipos de Mourinho. Sin embargo, su Oporto contó con más paciencia, cosechando posesiones largas en caso necesario. En caso de que su equipo lograra recuperar el balón y agarrar desprevenido al contrario, era igual de vertical que los equipos de Mourinho, pero Villas-Boas no parece haber heredado la obsesión por los cinco segundos que transcurren tras un robo de balón, por lo que su fútbol es algo más combinativo. Si el rival está bien replegado atrás, sus equipos son capaces de tener más paciencia.
El doble pivote
Las piezas clave de los equipos de Mourinho son el doble pivote del centro del campo, y ha demostrado sentir verdadera pasión por los medios centro de corte físico y táctico. Tal fue el caso del doble pivote compuesto por Costinha y Maniche en el Oporto, el formado por Makelele y Essien en el Chelsea, el integrado por Cambiasso y Motta en el Inter. Su última pareja ha sido la formada por Khedira y Xabi Alonso en el Real Madrid, algo más técnica que sus predecesoras.
Por contra, Villas-Boas en el Oporto jugó solo con un medio centro defensivo, Fernando, colocando por delante de él a Moutinho y Guarín, dos jugadores más técnicos. Este precedente, los muchos minutos dados a Josh McEachran y la contratación del español Oriol Romeu, avanzan un Chelsea menos físico y más técnico en la zona medular. Dicho esto, tras sus dos primeros partidos oficiales como entrenador del Chelsea, Villas-Boas parece seguir el ideal de Mourinho, siendo Obi Mikel y Ramires un doble pivote más físico que técnico. Y, dicho sea de paso, una mala copia de la pareja Essien-Makelele de «Mou».
Estrategia mediática
La mentalidad de uno y otro es muy parecida, ambos recurren al juego psicológico para debilitar a sus rivales. Mourinho considera la psicología mediática una de las claves para el éxito de su equipo, de ahí que se empecine día tras día en ser noticia. Su idea es cargar con toda la presión mediática destinada a los jugadores, solo así se entienden sus críticas a los árbitros y demás salidas de tono. Además, le encanta entablar guerras psicológicas con sus rivales a través de dardos envenenados lanzados en las ruedas de prensa.
Villas-Boas ha heredado la importancia de la guerra psicológica. Al igual que Mourinho, la temporada pasada jugó psicológicamente con Benfica, Sporting de Lisboa y Villarreal antes de enfrentarse a ellos durante las ruedas de prensa. Sin embargo, el técnico de 33 años no se ha mostrado tan polémico como Mourinho hasta ahora.
Conclusión
Como no puede ser de otra, André Villas-Boas tiene muchos elementos en común con José Mourinho, con el que ha mantenido una larga y fructífera relación profesional. Sin embargo, no es una copia del actual entrenador del Real Madrid, tal y como demostrará a lo largo de esta temporada en el Chelsea, en la que tiene muchos números para triunfar. Su Chelsea acabará siendo parecido al de Mourinho en lo que a despliegue físico se refiere, pero también tratará de ser más técnico y paciente. El recién llegado Juan Mata, Josh McEachran y Oriol Romeu podrían ser las claves de un Chelsea que busca el equilibrio entre el físico y la técnica, entre el músculo y el cerebro, entre José Mourinho y André Villas-Boas.