El Sunderland de Steve Bruce logró dos victorias en todo 2011. Las mismas que lleva su sucesor, Martin O’Neill, desde el 11 de diciembre, hace apenas tres semanas. Bajo la batuta del norirlandés, el Sunderland acumula tres victorias, un empate (ante el Everton) y una derrota (por la mínima ante el Tottenham en White Hart Lane). ¿Inesperado? No del todo.
La amplia mayoría de los analistas en Inglaterra apostaron por Martin O’Neill como el sucesor ideal de Steve Bruce y se mostraron convencidos de que con él, el Sunderland resurgiría y abandonaría rápidamente la zona caliente de la clasificación. Dicho y hecho.
¿Pero dónde reside el secreto de O’Neill? Al fin y al cabo, ha heredado los mismos jugadores que tenía Bruce, no ha realizado una revolución táctica y tan solo ha optado por un par de cambios en la alineación. Uno de ellos fue recuperar a Titus Bramble, un jugador condenado al ostracismo por Bruce por una supuesta agresión sexual pendiente de juicio. El otro fue contar con David Vaughan para el once titular, un jugador que brilló junto a Charlie Adam en el Blackpool la temporada pasada pero al que Bruce no estaba dando minutos.
El auténtico talento de O’Neill es su gestión del jugador y su capacidad de motivación. Dos cualidades que aprendió con el mejor en ese aspecto, Brian Clough, bajo cuyas órdenes jugó durante diez años en el Nottingham Forest.
Clough era un tipo con un gran sentido común. En su época de entrenador en el Leicester, le preguntaron en una entrevista a O’Neill si sufría durante las malas rachas. «No me preocupa especialmente, porque siempre estoy preocupado, incluso cuando estamos ganando. Tu autoconfianza sufre algunos reveses de vez en cuando y debes ser fuerte para convencerte a ti mismo de que estás haciendo lo correcto. Le ha ocurrido a personas mucho mejores que yo. En ocasiones, Brian Clough, cuando no conseguía un resultado, solía decir: «Mira, aguanta, en ocasiones lo mejor es no hacer nada y quizás todo se arregle solo», contó O’Neill.
Brian Clough y Martin O’Neill no proceden de la misma clase social pero son parecidos en muchas cosas. Como explica John Robertson, compañero de O’Neill en el Forest, en su autobiografía, ambos podían entablar una conversación con cualquier persona sobre cualquier tema y expresar una opinión constructiva. Como Clough, O’Neill es capaz de tratar los temas más complejos de forma sencilla para que todo el mundo lo pueda comprender.
Dicen los que le conocen que O’Neill tiene el mismo encanto que Clough y puede ser igual de persuasivo cuando lo necesita. El norirlandés ha dedicado estas primeras semanas en el Sunderland ha desarrollar el espíritu de equipo y la camaradería. ¿El resultado? Que se lo pregunten a Mancini.