El partido fue verdaderamente malo. Al menos nos sirvió para recordar que el fútbol está de vuelta, que en Inglaterra se pueden jugar partidos con un clima soleado más allá de los videojuegos y que el Chelsea seguirá sin deleitarnos con un fútbol atractivo para el aficionado medio.

 

Sin duda, es relativamente decepcionante que el Chelsea de la mano de Mourinho se agarrara al libro de estilo que siempre le ha funcionado no sólo ante los Gunners sino ante rivales de similar o mayor entidad. Ese fútbol control, basado en un doble pivote físico formado por Ramires y Matic, y a la espera que el talento de arriba o el balón parado decida. Pero dentro de esa estrategia (bien trabajada y meticulosamente planificada, eso sí), existe el problema del factor plantilla.

 

El Chelsea salió con un once titular de jugadores que ya estuvieron la pasada campaña en Stamford Bridge. Ramires sigue siendo tan ineficaz como Azpilicueta en la parcela ofensiva. Willian un jugador inconsistente a la hora de tener continuidad. Y Hazard volvió a desconectarse del juego, algo que le ocurre demasiado a menudo para un jugador de su talla. Sin duda, los Blues necesitan un impulso en su plantilla. Otros rivales se han reforzado y no pondrán nada fácil revalidar la Premier. Por no hablar de la Champions League tras el varapalo ante el Paris Saint-Germain.

 

Por su parte, el Arsenal ganó haciendo muy poco. Es un equipo plagado de jugadores bien dotados técnicamente. Sin embargo, como colectivo en el apartado táctico deja bastante que desear. Sin principios de juego y sin una idea clara. No se sabe si los de Wenger juegan a atacar, defender o contraatacar. Su encuentro se basó en algunas combinaciones rápidas a pocos toques. Y en defensa tampoco se vio exigido. Un partido bastante pobre.

 

De cualquier modo, resultó suficiente. Una apertura de Theo Walcott a la banda derecha para Alex Oxlade-Chamberlain se convertió en el primer, único y decisivo gol. El veloz extremo recortó hacia dentro y definió con un zurdazo a la escuadra de Thibaut Courtois.

 

En el segundo tiempo, el guión varió bastante poco. El Chelsea tuvo bastante más ímpetu pero las mismas érroneas ideas. El encuentro tornó en una sucesión de errores y alguna intervención de mérito por parte de ambos guardametas. El debut de Radamel Falcao no aportó nada a los Blues tras incorporarse en el descanso por el inefectivo Loïc Rémy. Sin duda, José Mourinho necesita más recursos y más creatividad ante marcadores adversos en los planteamientos del tipo “Quien meta gana”.

 

Primer título de la temporada para el Arsenal y dudas para el Chelsea en el primer partido oficial del curso 2015-2016. De cualquier modo, ambos equipos tienen motivos para preocuparse. Los Blues deben mejorar sus argumentos en ataque y los Gunners empezar a saber cuál es su estilo de juego. Pero eso será a partir de la semana que viene. Que empieza la Premier.