Alvaro Oleart

¿Porqué no conseguir mucho con mucho?

 
Cada vez es más frecuente encontrar en Internet páginas web tituladas «Cómo hacer más con menos» o «Ganar mucho dinero desde casa sin esfuerzo». Es decir, de lo que se trata es de hacer lo mínimo posible y ganar el máximo. Esta cultura del cero esfuerzo y máximo beneficio también parece estar presente en el mundo del fútbol, puesto que la sociedad actual tiene la idea de que los futbolistas, trabajando apenas unas pocas horas diarias, perciben grandes cantidades de dinero.

 
Compartí esta visión durante largo tiempo. Sin embargo, tras viajar a Inglaterra y charlar con personas como Anton Ferdinand e Iñigo Calderón, he cambiado de opinión. Bien cierto es que económicamente no se pueden quejar, pero también lo es que han trabajado y sufrido para alcanzar su situación actual.
 
Anton Ferdinand se crió en Peckham, un barrio obrero de Londres. Ni siquiera el metro pasa por allí. Sus humildes orígenes, lejos de ser un problema, le han llevado a sentirse comprometido con las cuestiones sociales y ahora es embajador de Right to play (organización humanitaria que usa el deporte para ayudar a niños y comunidades que viven en zonas desfavorecidas).
 
Otro ejemplo de sacrificio es el de Iñigo Calderón. Éste, una vez rescindió su contrato con el Alavés, hizo las maletas a Inglaterra sin tener acuerdo ninguno, a la aventura. Tuvo un golpe de suerte, y supo aprovecharlo. Hizo una prueba con el Gillingham y, justo antes de firmar con ellos, Gustavo Poyet le fichó para el Brighton sin hacerle siquiera una prueba. Ahora es el lateral derecho titular de uno de los mejores equipos del Championship y quizá le veamos la próxima temporada en la Premier League.
 
La historia de ambos jugadores demuestra lo importante que es el sacrificio para triunfar, y ambos son conscientes de ello. Solo unos pocos logran alcanzar el éxito sin sufrir y trabajar, los mismos que, cuando sufren alguna desgracia, difícilmente sabrán sobreponerse a ella, ya que nunca habrán estado en una situación parecida. Y es que lo más importante no es triunfar, sino hacer los méritos para lograrlo, aunque no se alcance el éxito. La experiencia que uno adquiere esforzándose en busca de un objetivo hará valorar a uno los éxitos que consiga, a diferencia de aquellos que no han necesitado sufrir para alcanzar sus objetivos. 
 
¿Porqué, en vez de buscar conseguir mucho con poco, no tratamos de conseguir el máximo con el máximo? 
 

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Alvaro Oleart