1. Sir Alex Ferguson (Manchester United)
En verano, el técnico escocés se adelantó a Roberto Mancini y cerró el fichaje de Robin van Persie, que con sus 26 goles en liga resultó determinante para recuperar el título arrebatado por el «ruidoso vecino» la temporada anterior de forma tan dolorosa. Es cierto que hace años que el equipo reclama a gritos el fichaje de un mediocampista creativo que tal vez podría haber contribuido a llevar a los Red Devils más lejos en Europa, pero Ferguson ha creado posiblemente la plantilla más extensa en sus 26 años en Old Trafford. Ha sabido transmitir su carácter ganador a sus pupilos, como demuestran las incontables remontadas del United esta temporada. Le echaremos de menos.
En verano, el técnico escocés se adelantó a Roberto Mancini y cerró el fichaje de Robin van Persie, que con sus 26 goles en liga resultó determinante para recuperar el título arrebatado por el «ruidoso vecino» la temporada anterior de forma tan dolorosa. Es cierto que hace años que el equipo reclama a gritos el fichaje de un mediocampista creativo que tal vez podría haber contribuido a llevar a los Red Devils más lejos en Europa, pero Ferguson ha creado posiblemente la plantilla más extensa en sus 26 años en Old Trafford. Ha sabido transmitir su carácter ganador a sus pupilos, como demuestran las incontables remontadas del United esta temporada. Le echaremos de menos.

El danés no tenía una papeleta sencilla en Swansea. Heredó un equipo que se situó cómodamente en media tabla en su primera temporada en la Premier practicando un fútbol asociativo que maravilló a media Europa. Pero Laudrup superó las expectativas. Gracias a algunos fichajes astutos (Michu, Chico, Jonathan de Guzmán) y un enfoque más pragmático, logró conducir a los Swans a otra cómoda temporada en la Premier League, a la victoria en la Copa de la Liga y a visitar Europa la próxima temporada.
3. Steve Clarke (West Bromwich Albion)
Había muchas esperanzas depositas en Steve Clarke a principios de temporada. Sobre todo por parte de las casas de apuestas, que lo señalaron como el favorito para ser el primer técnico despedido de la Premier League. Pero en su primera temporada como entrenador a los 48 años, el escocés demostró que el West Brom había vuelto a acertar con la elección, como ya hiciera con su predecesor Roy Hodgson. Ayudados por la forma imparable de Romelu Lukaku, los Baggies han navegado toda la temporada por la zona media-alta. A pesar del mal ambiente provocado por la espantá de Peter Odemwingie, el equipo de Steve Clarke ha sido capaz de mantener su nivel durante toda la temporada.
Había muchas esperanzas depositas en Steve Clarke a principios de temporada. Sobre todo por parte de las casas de apuestas, que lo señalaron como el favorito para ser el primer técnico despedido de la Premier League. Pero en su primera temporada como entrenador a los 48 años, el escocés demostró que el West Brom había vuelto a acertar con la elección, como ya hiciera con su predecesor Roy Hodgson. Ayudados por la forma imparable de Romelu Lukaku, los Baggies han navegado toda la temporada por la zona media-alta. A pesar del mal ambiente provocado por la espantá de Peter Odemwingie, el equipo de Steve Clarke ha sido capaz de mantener su nivel durante toda la temporada.

Tras no lograr clasificarse para la Champions League, muchos considerarán que la temporada de los Spurs ha sido un fracaso. Sin embargo, no hay que olvidar que el equipo de Villas-Boas ha logrado la mayor cosecha de puntos de su historia en la Premier League (72). Además, los Spurs alcanzaron los cuartos de final de la Europa League, un esfuerzo que les acabó pasando factura. En el haber de Villas-Boas, la magnífica decisión de sustituir a Luka Modric por Moussa Dembélé y la reubicación de Gareth Bale como media punta. El portugués llegó a White Hart Lane con el objetivo de demostrar que el Chelsea se equivocó con él. Y lo logró.

El español no fue recibido en Stamford Bridge precisamente con los brazos abiertos. Pero el «gordo camarero español» demostró a los aficionados del Chelsea que se equivocaban con él. Aplicó su tradicional política de rotaciones que permitió al equipo llegar relativamente en buenas condiciones a final de temporada a pesar de la acumulación de partidos y lograr el objetivo prioritario de clasificar para la Champions y otro título europeo. Además, demostró carácter cuando les leyó la cartilla a sus aficionados tras una victoria en Middlesbrough. Desde entonces, todo fue suave como la seda. O casi.